El mes pasado quedó rápidamente evidente en Anchorage, Alaska, que los enviados diplomáticos del Presidente Xi Jinping de China no habían llegado con ofrendas de paz. En lugar de eso, llevaron una nueva visión del mundo.
Tal como anticipaban los funcionarios de la Administración Biden en su primera reunión con sus contrapartes chinas, Yang Jiechi, el principal asesor de política exterior de Xi, y Wang Yi, el Secretario de Relaciones Exteriores, les pidieron revertir políticas de la era Trump enfocadas en China. Beijing quería restablecer el tipo de «diálogo» recurrente que Washington considera una pérdida de tiempo, afirman funcionarios estadounidenses y chinos informados sobre el encuentro en Alaska.
Yang también presentó una sorpresa: un sermón de 16 minutos sobre los problemas raciales y fracasos democráticos de Estados Unidos. El objetivo, dicen funcionarios chinos, era dejar claro que Beijing considera que está a la par de Estados Unidos. También advirtió a Washington que no desafíe a China sobre una misión que Beijing considera sagrada: una futura reunificación con Taiwán.
Este es un gran cambio para los líderes chinos, quienes durante décadas tuvieron cuidado de no retar a Estados Unidos como líder mundial y seguían la estrategia establecida por Deng Xiaoping hace décadas: «Mantengan un perfil bajo y esperen el momento oportuno». Algunos funcionarios chinos de alto nivel llamaban en privado a Estados Unidos -a menudo con sarcasmo- Lao Da, o Gran Jefe.
Ahora, Xi transforma la relación. En lo que a él respecta, ha llegado el momento de China.
«China ya puede mirar al mundo en igualdad de condiciones», dijo ante las sesiones legislativas anuales en Beijing a principios de marzo, un comentario ampliamente interpretado en los medios chinos como una declaración de que China ya no ve a Estados Unidos con admiración.
RELACIÓN COMPETITIVA
La advertencia de Yang en Alaska sobre la reunificación con Taiwán es un atisbo inquietante de cómo es que una relación competitiva entre las potencias del mundo podría llevar a un conflicto.
Estados Unidos está comprometido con ayudar a Taiwán a preservar su autonomía bajo promesas que incluyen la Ley de Relaciones con Taiwán, y el equipo Biden pregona sus planes para fortalecer lazos económicos y políticos con Taipei. Xi ha convertido a la reunificación con Taiwán, que Beijing considera una provincia separatista, en parte importante de su «Sueño Chino» de renacimiento nacional.
«La parte china señaló que el tema de Taiwán está relacionado con la soberanía y la integridad territorial de China y con los intereses fundamentales de China», dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de China sobre la advertencia de Yang en Anchorage. Añade que «No hay espacio para ceder».
Incluso antes de que Biden asumiera la Presidencia, los diplomáticos chinos buscaron programar un encuentro de alto nivel entre ambas partes, indican personas cercanas al asunto. Los funcionarios de la Administración Biden nunca aprobaron la solicitud y en lugar de eso hablaron repetidamente de trabajar con aliados para hacer frente a China.
Las preocupaciones de China se vieron reforzadas en enero, cuando Antony Blinken, la elección de Biden para Secretario de Estado, usó su audiencia de confirmación para declarar que China había cometido genocidio contra musulmanes uigures en la región noroeste de Xinjiang. China ha llamado a la acusación «la mentira del siglo».
Mientras las cámaras grababan en Anchorage, Blinken criticó brevemente las acciones de China en Hong Kong y Xinjiang y las amenazas contra Taiwán. Yang, miembro del Politburó de Partido Comunista, que gobierna al país, ofreció su réplica de 16 minutos, que los funcionarios chinos mencionan que buscaba mostrar la nueva visión del mundo de China.
Yang criticó a Estados Unidos por tener problemas «arraigados» de derechos humanos y declaró que «Estados Unidos en sí mismo no representa a la opinión pública internacional».
Después de que se cerraron las puertas, dicen los funcionarios informados sobre la reunión, los chinos expusieron las diferencias entre las naciones en tres categorías. La primera categoría era con lo que se podía lidiar con bastante facilidad.
La segunda requeriría más negociaciones. Temas que involucran que ambas partes relajen restricciones a diplomáticos y periodistas pertenecen a los primeros dos grupos.
La tercera categoría, relacionada en gran parte con la soberanía de China, era un tema prohibido.
En Anchorage, Estados Unidos reafirmó su adherencia a la política de «una sola China», bajo la cual Washington acepta no reconocer a Taiwán como nación independiente, pero también reitera promesas para ayudar económica y militarmente a Taiwán.
CAMBIO DRÁSTICO
La caótica respuesta pandémica de Estados Unidos, seguida por un verano de agitación racial y el ataque al Capitolio el 6 de enero, solidificó su fe en la superioridad del sistema chino, afirman los funcionarios chinos. En reuniones internas, señalan, compara a la democracia estadounidense con «una lámina de arena suelta» y declara que el sistema de partido único le permite poder lograr resultados.
Ahora que Biden está en la Casa Blanca, China ha continuado un enfoque de línea dura, al indicar que las compañías que no sigan las reglas de Beijing perderán acceso al mercado chino.
«Nadie las ha obligado a quedarse en China», dijo Yang en Anchorage, respecto a compañías estadounidenses que hacen negocios en China.
BÚSQUEDA DE ALIADOS
Desde la reunión en Alaska, la competencia se ha dado en la búsqueda de aliados. En menos de una semana, Blinken organizó condenas conjuntas a la política de China en Xinjiang con Canadá, la Unión Europea y Reino Unido, lo que incluyó las primeras sanciones de derechos humanos de la Unión Europea contra China desde las medidas enérgicas contra manifestantes de la Plaza Tiananmen en 1989.
Incluso Japón, que por lo general muestra recelo de enojar a China, su socio comercial más grande, parece estarse uniendo más estrechamente a Estados Unidos. La semana pasada, en antelación a un viaje del Primer Ministro Yoshide Suga a Washington para una cumbre el 16 de abril con Biden, el Ministro de Relaciones Exteriores Toshimitsu Motegi apeló a Beijing para que mejore las condiciones de derechos humanos para los uigures y detenga las medidas severas en Hong Kong.
Wang, el Ministro de Relaciones Exteriores, se reunió con su contraparte ruso a fines de marzo, lo que motivó que el periódico nacionalista chino Global Times publicara el encabezado, «Romperán China y Rusia control de EU del ‘orden mundial'». Luego viajó a Medio Oriente y firmó un acuerdo económico y de seguridad de gran alcance con Irán.
Países como India intentan evitar verse atrapados entre ambos bandos. El plan del Presidente Biden para realizar una Cumbre por la Democracia agudizará la división.
Con información de The Wall Street Journal