Con Balcones del Sur, como dijo el colono, Antorcha “no se anda por las ramas, el movimiento tiene empuje y vamos a seguir luchando porque el país así lo exige”.
J. Ignacio Mejía
“Cuando llegamos aquí todos veníamos con una gran necesidad y esto que los hijos no lo vivieron a plenitud, porque muchos ya aquí nacieron y otros llegaron muy pequeños, es bueno que los adultos, los padres de familia, les contemos cómo fue que llegamos acá, cómo fue que comenzamos a vivir acá, y cómo nuestros líderes siempre nos ayudaron a gestionar todo lo que nos hacía falta”, responde don Román Ocaña González, un octogenario habitante de Balcones del Sur, con el que tuve el honor de platicar, y quien lleva más de 35 años siendo testigo de la transformación de su colonia.
Corrían los años 80 debido a la crisis económica por la que atravesaba el país, millones de mexicanos se batían entre la miseria y desesperanza. Esas condiciones dieron origen a asociaciones supuestamente preocupados por la vivienda popular para lucrar con los menesterosos. La Acohapo (Asociación de Colonos de Habitantes Populares) era un ejemplo claro de esas, quien engañó a un grupo de gente con el señuelo de que les entregaría vivienda con todos los servicios. El resultado era de esperarse: mentira y abandono total.
Antorcha Campesina era ya una organización con presencia y, sobre todo, prestigio, muy importante en la capital, tanto que llegó a oídos de los recién defraudados que rápidamente solicitaron su intervención. Fue así como estudiantes del entonces albergue estudiantil Serrano y Carmen Serdán, encabezados por “el licenciado Pablo Pérez García, el licenciado Teodoro, la licenciada Esperanza, el compañero Gil, el compañero Antonino, el compañero Antonio, otros compañeros que se me escapan sus nombres” encabezaron a los colonos para comenzar la transformación de su colonia, y aunque al principio el apoyo sólo era de manera legal, el consenso entre la organización y los colonos fue más allá: proponerse la transformación de las condiciones de vida de los colonos. Así comenzaría el camino por la conquista de una mejor vida.
Persecución de grupos contrarios, difamación de los medios, confrontación con la policía, guardias, hambre y frío, tuvieron que pasar los primeros colonos para materializar la primer gran obra que fue la electrificación. Pero eso sí, siempre unidos y organizados, pues no dudaban en defender su patrimonio que tanto les había costado cuando llegaba la policía a quererlos desalojar: “todos los que en ese momento estaban en Balcones, señores, jóvenes, muchachas, niños, adultos, todos salieron a enfrentar a la policía”, narra don Román. Y valió la pena porque “venir en las noches de allá por Guadalupe, rumbo a Balcones del Sur, a la hora que fuera, era como llegar a otra ciudad, era como llegar al paraíso, eso era hermosísimo”.
Esa resistencia, que me recuerda a la Comuna de París, fue la que hizo que “al transcurso de los años varios “asociados” (grupo contrario) empezaron a pasarse a las filas del Movimiento Antorchista, se pasaron tantos que los poquitos que quedaron allá ya nadie los tomaba en cuenta”, lo que indica que la gente honesta sabe reconocer cuando la razón no está de su lado, pues ya eran varios logros los que habían conseguido.
Pronto vinieron nuevas conquistas como la Escuela Primaria Escudo Nacional, después se hizo el jardín de niños Moyoxóchitl y la Secundaria No. 88. “En fin, cada vez que había una cosa de esas, la gente estaba muy contenta porque ya no tenían que salir los muchachos de Balcones para ir a tomar sus clases. Esos eran logros muy valiosos porque la gente de acá comenzaba a sentirse que verdaderamente se estaba trabajando y cuando había necesidad de hacer plantones o marchas, la gente de acá toda, toda iba entusiasmada”, cuenta con mucha alegría don Román, puesto que “todo eso lo recordamos con mucho cariño porque lo vimos así, la gente iba obteniendo logros gracias a la actividad de los compañeros. Y por eso Balcones del Sur yo creo que es el emblema de la lucha antorchista aquí en la ciudad de Puebla, ahora como Antorcha Popular, esta es la trinchera en la ciudad de Puebla del Movimiento Antorchista”.
Pasaron los años y siguieron conquistando logros como el Bachillerato general oficial “Benito Juárez García”, la pavimentación de una vialidad muy importante como la 3 Sur, la pavimentación con guarniciones y banquetas de las principales calles, la construcción del auditorio “Humberto Vidal”, la construcción del templo Católico Apostólico Romano, la Escuela Normal “Margarita Morán Veliz” y, finalmente, las monumentales obras que quien las conozca se va a quedar boquiabierto: la Unidad Deportiva “Lic. Lenin Campos Córdova” y la Casa de Cultura “Aquiles Córdova Morán”, obras gestionadas por los ahora ex diputados federales antorchistas, el Lic. Lisandro Campos Córdova y la Dra. Soraya Córdova Morán, pues como bien dice don Román: “eso se puede obtener gracias a la lucha llevada siempre de la mano de los líderes antorchistas, porque el gobierno nunca nos va a dar nada por nuestra linda cara, los activistas, los líderes de la organización siempre han estado, siempre han apoyado al que tenía un problema, siempre, siempre. El político tradicional vive en otro mundo, los antorchistas vivimos en un mundo real. La diferencia es que los otros van por el dinero, a medrar, los compañeros como la doctora Soraya van porque quieren ayudar a su gente”.
Así surgió el Balcones del Sur de hoy, historia que con mucho orgullo y entusiasmo don Ramón nos platica, pues no fue nada sencillo, fueron muchas jornadas de lucha las que tuvieron que pasar los colonos para conseguirlo, a pesar de los calificativos que les lanzaban y que los medios hacían eco, para obligarlos a abandonar su lucha, pero “nosotros ya estábamos acostumbrados a eso, ya estábamos acostumbrados porque veíamos todos que eran puras mentiras, puras mentiras”.
Es por eso que don Román invita a todo mundo a Balcones del Sur, para que “la gente se vaya documentando, conociendo qué es el movimiento, a qué se dedica, que no se dejan engañar nada más por lo que escuchan en la prensa con todos los malos informadores que desgraciadamente hay en el país, que se informen, que platiquen con los antorchistas para que salgan de sus dudas. Deben de poner de su parte para conocer al movimiento y más de uno se va a enamorar. La gente se admira gratamente cuando llega a Balcones del Sur, porque de sus colonias no tienen lo que aquí en Balcones tenemos a manos llenas, pero pues les digo que esto no fue fácil, en su momento los líderes tuvieron que hacer frente al gobierno, ponérseles y a plantárseles cara a cara y a exigir. Y así es como se ganan las luchas, ¿verdad? Mediante la perseverancia”. Así es don Román, así es.
Con Balcones del Sur, como dijo el colono, Antorcha “no se anda por las ramas, el movimiento tiene empuje y vamos a seguir luchando porque el país así lo exige”. Y hoy, ante los embates de la 4T, más que nunca.