- Diputados morenistas y aliados buscan juicio político contra Córdova y Murayama.
Andrés Manuel López Obrador ha intensificado su cuerpo a cuerpo con el Instituto Nacional Electoral (INE) después de que el Consejo General del organismo ratificara su decisión y dejara fuera de la carrera electoral del 6 de junio a Félix Salgado Macedonio. La candidatura del político de Morena al Gobierno del Estado de Guerrero quedó suspendida por una irregularidad en la presentación de los gastos de precampaña, aunque su postulación una profunda indignación porque sobre el dirigente pesan dos denuncias por violación y otras acusaciones de acoso sexual. López Obrador apeló al debate sereno, pero al mismo tiempo incendia el ambiente al calificar la impugnación de lista y la de Raúl Morón, aspirante de su partido en Michoacán, de “atentado a la democracia”.
La resolución de la autoridad electoral supone un revés para el mandatario, ya que, pese a las presiones de la sociedad, del movimiento feminista y del malestar de algunos sectores de Morena, no renunció a defenderlo y trató dar la vuelta a las graves acusaciones en su contra presentándolo como una víctima de la oposición. A finales de marzo el INE canceló la candidatura de Salgado Macedonio por esa irregularidad administrativa. Este recurrió y acudió a la justicia. El Tribunal Electoral de la Federación evitó refrendarla y devolvió la pelota a ese organismo. El presidente de la Sala Superior del tribunal llegó a afirmar que no se había dado la oportunidad a los candidatos de defenderse, pero no negó la irregularidad detectada, solo consideró excesiva la sanción. Pero el Instituto Nacional Electoral reafirmó en su decisión. El círculo todavía no se ha cerrado y el caso pasará de nuevo a manos de la justicia.
Salgado Macedonio viajó de Acapulco a Ciudad de México encabezando una caravana de protesta. Organizó una concentración frente a la sede de la autoridad electoral, acompañado de Mario Delgado, líder nacional de Morena, amenazó abiertamente a la institución con su “desaparición” o con promover un escrache contra Lorenzo Córdova, su consejero presidente. “¿No le gustaría al pueblo de México saber dónde vive Lorenzo Córdova? ¿Les gustaría saber cómo es su casita de lámina negra? Cabroncito”, trató de amedrentarlo el dirigente, un veterano que creció en las filas del PRD junto a López Obrador. La intimidación y el intento de convertir su propio escándalo en una disputa política no surtió efectos.
De hecho han sido sobre todo el presidente mexicano y la cúpula de su partido quienes han construido una trinchera ideológica en torno a un caso que tiene que ver con la aplicación de la legislación. Córdova se empleó en explicarlo y recordó que “respetar la ley representa el piso mínimo de funcionamiento de una democracia constitucional”. “A pesar de los tonos encendidos con lo que se ha discutido públicamente en los días recientes, no es un tema político, sino estrictamente jurídico y tiene que ver con la imposición de sanciones a una serie de irregularidades en materia de fiscalización que han sido confirmadas por la máxima autoridad jurisdiccional electoral de nuestro país”, manifestó el consejero responsable del INE. “Transparentar el origen y el destino del dinero invertido en la política ha sido el objeto de una larga lucha de quienes por más de dos décadas han exigido y conseguido que haya equidad en las contiendas electorales”, prosiguió en un mensaje difundido por las redes sociales. En la misma línea, ha abundado en declaraciones recogidas por El Universal que “el INE no entra en confrontación con ningún actor político, porque el INE es el árbitro”. “El árbitro no juega, no va a patear ningún balón, así que el árbitro no va a caer en ninguna provocación”, ha añadido.
A pesar de todo, López Obrador ha insistido en su pulso y ha apelado una vez más al pueblo para hacer de la candidatura de Salgado Macedonio un asunto de supuesta confrontación entre élites y clases populares. El mandatario, que asegura que acatará la decisión final de la justicia, ha llegado además a sugerir que el Tribunal Electoral haga una encuesta para determinar la popularidad de Salgado Macedonio y que sea “el pueblo” el que decida finalmente sobre su candidatura.
Pero, por encima de todo, ha profundizado sus ataques al INE, al que considera un estamento del pasado y que por tanto hay que quebrar. “Nunca se ha llevado a cabo una cosa así. Si estamos dando los primeros pasos para establecer una auténtica democracia y vamos a golpear así a la democracia, no es exagerado lo que dije: es un atentado a la democracia”, ha afirmado en su conferencia de prensa matutina. “Yo entiendo que existan posturas conservadoras de los que han simulado ser demócratas cuando la verdad es que han sido tenaces violadores de la Constitución, de las leyes, ejecutores o aplaudidores de fraudes electorales y ahora se convierten en los paladines de la democracia. Entonces, ojalá el tribunal resuelva bien este asunto y respetar ya esa instancia, lo que decida, y lo mismo que haya debate, pero que no haya insultos, que no haya violencia. Todo de manera pacífica”.
La apelación del presidente a la tranquilidad choca, no obstante, con la actitud del propio Salgado, quien llegó a decir que, si no puede presentarse, no habrá elecciones en Guerrero el 6 de junio. Confiado de la decisión final del Tribunal Electoral, este miércoles ha escrito en Twitter: “Respetaremos lo que decida. Es un compromiso con la democracia y con nuestra Patria. La 4T avanza sin descanso. Ya tenemos entumido nuestro cuerpo, solo estamos avanzando con el corazón. Gracias México por tu apoyo”. Según una encuesta de SIMO Consulting para el diario EL PAÍS realizada a finales de febrero, cuando ya se conocían las denuncias en su contra, sin embargo, el 74% de los mexicanos consideraba que López Obrador debía oponerse a la candidatura de Salgado Macedonio. Nunca lo hizo. Y aprovechó ese conflicto para librar otra batalla contra sus adversarios.