México vive, desde el 2014 y hasta la fecha, su segunda crisis de violencia debido, principalmente, al fortalecimiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) –organización delictiva con la mayor presencia nacional–, y a que desde la pasada y en la actual administración federal no se ha cambiado el enfoque reactivo de la estrategia de seguridad.
La primera crisis de violencia la experimentó el país entre 2008 y 2012, cuando la estrategia del entonces presidente Felipe Calderón enfocada en capturar y abatir a los líderes de organizaciones delictivas tuvo como efecto dividirlas en múltiples células criminales que comenzaron a enfrentarse entre ellas desencadenando mayor violencia, según recoge el informe del Mapa criminal de México 2019-2020, elaborado por Lantia Intelligence, plataforma de datos y análisis sobre seguridad, crimen organizado y conflictividad social.
De acuerdo con el informe, la segunda crisis inicia durante el gobierno de Enrique Peña Nieto que, siguiendo la estrategia de Calderón, continúa con el golpe a los líderes de organizaciones criminales como Los Caballeros Templarios, La Familia Michoacana y el Cártel de Sinaloa (CDS), lo cual dio pie al fortalecimiento del CJNG, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
Además, tuvo como detonante el surgimiento de grupos de autodefensa en Guerrero y Michoacán y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa; y, consecuentemente, el incremento del despliegue de las Fuerzas Armadas.
En la actual administración, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la crisis se consolida con la militarización del país y un Cártel Jalisco convertido en el cártel de cárteles gracias a la expansión de su influencia y a que logró ganar presencia en todos los estados del país, con excepción de Sinaloa.
De este modo, detalla el informe, el CJNG al contar con más capacidad operativa en México desplazó al Cártel de Sinaloa –la segunda organización criminal con presencia nacional–, que se debilitó por la extradición a Estados Unidos de su líder Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, donde se le condenó a cadena perpetua.
Cártel Jalisco, con capacidad de corromper a funcionarios
El informe de Lantia Intelligence indica que el CJNG “se ha convertido en una especie de ‘cártel de cuello blanco’”, y destaca “su capacidad para corromper altos funcionarios de los ámbitos de seguridad y procuración de justicia, y para vincularse con la clase empresarial”.
Actualmente, el CJNG mantiene disputas por el control de mercados ilícitos con el Cártel de Sinaloa en varias entidades, con Los Viagra en Michoacán, y contra el Cártel de Santa Rosa de Lima en Guanajuato.
No obstante, su capacidad para formar alianzas criminales le ha dado la fuerza que lo mantiene hasta el día de hoy operativo en cualquier región.
“Destaca la alianza con el Cártel de los Arrellano Félix, conocida como el Cártel Tijuana Nueva Generación (CTNG) en Baja California; con la Fuerza Anti-Unión Tepito en Ciudad de México y Estado de México, con algunas facciones del Cártel del Poniente en Coahuila, la célula de El Negro en Puebla, así como Los Talibanes (escisión de Los Zetas) en Aguascalientes, Quintana Roo, Tabasco y Zacatecas“, apunta el informe.
Cabe mencionar que en el Cártel Jalisco Nueva Generación también hay indicios de reclutamiento de exmilitares y profesionistas, abonando así a su poderío.
De acuerdo con lo documentado por Lantia Intelligence, con corte a 2019, el CJNG tiene 36 células operando en todo el país y una escisión, el Cártel Nueva Plaza.
Estrategia de AMLO, correcta, pero no llevada a la práctica por lo que la violencia continúa
Lantia Intelligence dijo coincidir con la estrategia anunciada por el presidente López Obradorde no seguir con los enfrentamientos a bandas criminalres, pues asegura que esto lleva a generar más violencia.
No obstante, explica que la falla de la actual administración contrario a su lógica, ha seguido dado continuidad a la estrategia de seguridad comenzada por Calderón y seguida por Peña Nieto al implementar “operativos para detener capos”. En su gobierno, López Obrador ha mantenido y aumentado la militarización y las acciones contra líderes de las organizaciones criminales, apunta.
“En febrero de 2019, en una de sus tradicionales conferencias de prensa por la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió el enfoque de la nueva estrategia: ‘no se han detenido a capos, porque no es esa nuestra función principal (…) ya no es la estrategia de operativos para detener capos’. Sin embargo, siguen los operativos contra líderes. Continúan los enfrentamientos entre las agencias de seguridad del Estado y grupos de civiles armados, y, por tanto, la violencia“, indica el informe.
Las acciones más recientes las llevó a cabo “en Culiacán, Sinaloa contra liderazgos del Cártel de Sinaloa en octubre de 2019, en Ciudad de México contra la Unión Tepito o en Guanajuato contra el Cártel de Santa Rosa de Lima; ya sea desde la Fiscalía General de la República, o desde la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal o coordinados por las Fuerzas Armadas o con auxilio de las autoridades estatales y locales”, se lee en el informe.
Lantia Intelligence propone al gobierno actual que la estrategia de seguridad en el país “transite de un modelo reactivo de la estrategia de seguridad federal, estatal y local hacia esquemas preventivos que permitan (…) intervenir de forma oportuna”, antes de que se consoliden nuevas redes de intereses criminales.
“Es preferible que (los territorios tomados por el crimen) sean atendidos por medio de herramientas de política social y de recuperación del espacio público como alumbrado, parques, centros educativos y culturales, reactivación de alternativas productivas, gestoría social y fortalecimiento de policías municipales que conocen la realidad local; y no por medio de una intervención militar o policial federal con operativos conjuntos desde el centro del país, pues esto lejos de disminuir o contener la violencia puede aumentarla”, advierte.