La consulta fue el primer castigo de los mexicanos a AMLO por la desastrosa situación nacional; es también un símbolo del fracaso de uno más de los distractores con que ha intentado desviar la atención de sus pésimos resultados y las malas decisiones de su administración.
Miguel Ángel Casique Olivos
En México no hay bienestar social, los pobres no son primero y tampoco son prioridad para el gobierno morenista y para el Presidente, quien ya recorrió la primera mitad de su administración y se encamina con pasos agigantados a un escenario político muy oscuro, en el que ha perdido fuerza y las cosas se le han complicado porque los mexicanos ya lo están abandonando; y lo rechazan debido a su errónea política gubernamental.
La consulta del domingo 1° de agosto fue uno de los ganchos al hígado más fuertes que haya recibido Andrés Manuel López Obrador (AMLO), porque solo participaron seis millones 663 mil 208 personas (el ocho por ciento del padrón electoral), aun aceptando que esos votos no hayan sido de relleno o depositados por los cinco mil 530 muertos que, según cierta versión, “resucitó” el Mesías Moderno, quien no votó su propia propuesta y a quien ni siquiera sus más “fieles” y “fanáticos” seguidores fueron a apoyar.
¿Acaso el Presidente ya se recuperó de ese golpe, que puede ser el inicio de otra serie de fracasos que generen más rechazos e inconformidades populares que lleven a los mexicanos a un temprano cobro de facturas? La respuesta a ambas interrogantes es afirmativa. Y lo es porque el Presidente está ciegamente convencido de que tiene una aprobación de entre 50 y 60 por ciento, es decir, de 40 a 50 millones de personas, pero de las cuales solo seis millones y medio acudieron a apoyarlo en las urnas.
Otra de las razones que mantienen optimista al Presidente es que piensa que los votos “logrados” por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones del pasado seis de junio –que le permitirán gobernar varias entidades y alcaldías– siguen vivos en las actas de escrutinio para “respaldar” su gestión, pese a que no aparecieron con la debida puntualidad en la reciente consulta ciudadana.
El fracaso de AMLO en su consulta fue ahora más visible para la población; y por ello ha intentado ocultarlo a través del espectáculo cotidiano de sus mañaneras en Palacio Nacional, donde recurre a las “inquisiciones” contra periodistas y críticos, como a las mentiras, las ocurrencias y los distractores. Entre éstos, el más reciente fue el inicio de la vacunación de los jóvenes, pero esta medida no logró, en la consulta del primero de agosto, el mismo efecto que antes del seis de junio tuvo la inmunización de adultos mayores. Esto se debió, sin ninguna duda, a que la aplicación de la ley no se consulta.
Pero en el país no solo hay intentos fallidos de “democracia estilo AMLO”, sino también un sinnúmero de programas sociales gubernamentales que portan el marbete de “bienestar”, “bienestar” y “bienestar”; pero que son eminentemente demagógicos y no llegan a todos sus presuntos beneficiarios. El más reciente de los inventos del inquilino de Palacio Nacional es el programa “Gas Bienestar”, con el que pretende bajar los precios de este combustible; pero sin haber calculado las consecuencias de su solo anuncio, ocasionó paros y protestas. Pero esté atento, amigo lector, porque ahora AMLO está usando, como todo un dictador, a la Guardia Nacional para contener las manifestaciones populares con el argumento de que protege a la población.
Las crisis sanitaria y económica se profundizan en México; y la realidad empieza a dar trompadas cada vez más fuertes a AMLO, el principal orquestador de la “Cuarta Transformación” (4T). Los contagios en la tercera ola de la pandemia aumentan peligrosamente; en un solo día estuvieron arriba de 20 mil y provocaron 600 muertes, saturando la capacidad hospitalaria de Colima, Durango y Nayarit; y en la Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca, Jalisco, Michoacán y Baja California hay una demanda de entre 60 y 95 por ciento en alguno de los tres tipos de atención requeridos por las personas infectadas con las variantes del Covid-19.
México podría entrar también en una crisis alimentaria que golpearía la dieta habitual de millones de mexicanos, porque la tortilla, el pan, la patata y el aceite han registrado alzas de precios entre siete y 13 por ciento; la fruta ha subido hasta 45 por ciento, como es el caso de la uva globo; la manzana Golden subió 38 por ciento; la toronja, 30.7 por ciento; el limón, 22.3 por ciento; y el durazno amarillo, 21.5 por ciento.
La consulta fue el primer castigo de los mexicanos a AMLO por la desastrosa situación nacional; es también un símbolo del fracaso de uno más de los distractores con que ha intentado desviar la atención de sus pésimos resultados y las malas decisiones de su administración. Hoy, los mexicanos que en algún momento lo apoyaron con su voto comienzan a abandonarlo. AMLO y su 4T están perdiendo fuerza. Por el momento, querido lector, es todo.