En nuestro país hay entre 25 y 26 millones de estudiantes de nivel básico. Si el gobierno federal impone que esa cantidad, o incluso una parte mínima, regrese a clases presenciales el 30 de agosto, AMLO, Morena y su 4T estarán dando los primeros pasos a un homicidio colectivo de mexicanos
ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
Incógnitas sobre el impositivo y dictatorial regreso a clases hay muchísimas, hasta para aventar para arriba. Porque… ¿acaso ya el plan de regreso a clases es seguro?, ¿ya se revisaron todas las escuelas y su infraestructura es adecuada?, ¿hay suficiente agua en todas las instituciones para garantizar que los niños se laven en una o dos ocasiones las manos?, ¿existe ventilación adecuada y suficiente?, ¿se ha decidido cuántos alumnos deben estar por cada aula?, ¿el gobierno federal o estatal saben cuántos recursos se gastarán en productos de sanitización en cada escuela y cómo se van a adquirir?; y más aún, ¿en caso de que exista algún caso sospechoso o confirmado de Covid-19 qué tan rápido se actuará? La respuesta a estas y más interrogantes que pudieran existir es un rotundo y contundente ¡no!
Hoy, el gobierno federal reitera su imprudente e insensata postura de que los niños y jóvenes regresen a clases presenciales para el 30 de agosto; Andrés Manuel López Obrador va aún más lejos y presentó una “Carta compromiso de corresponsabilidad”, que no tiene otra intención que echarle la culpa a los padres de familia, pues se insistió en que estos tendrán que firmar con el compromiso de que deberán estar al pendiente de sus hijos por si se llegaran a contagiar de Covid-19, y se tengan que tomar las medidas necesarias, entre ellas llevarlos con el médico.
La intención es bastante clara y muy directa. López Obrador ahora se ha convertido en el «Poncio Pilatos moderno», se lava las manos y se deslinda de toda responsabilidad con la niñez y juventud mexicanas; eso sí, por capricho e imposición, como todo un aprendiz de dictador, quiere que el regreso a clases se ejecute, aunque sea ésta la acción más mortal del gobierno morenista. Imagine usted, querido lector, si hoy jueves 12 de agosto se alcanzaron ¡24 mil 975 contagios!, ¿cuántos habrá una vez que regresen a clases miles o millones de estudiantes?
Hoy también vimos a Delfina Gómez Álvarez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), otro personaje zafio como los prefiere la Cuarta Transformación, que se suma a lo dicho por su máximo jefe y repitió lo que le dictaron desde Palacio Nacional para que no la fuera a regar porque, a bastantes millas, se ve su incapacidad para ordenar o hilar una o dos ideas.
La «funcionaria», seguramente la peor titular que ha tenido la SEP desde que se decretó su creación hace 100 años -un 25 de julio de 1921, con el presidente Álvaro Obregón-, dijo que «es inminente el regreso a clases presenciales en el nivel básico a partir del 30 de agosto, no obstante de que persiste el incremento de contagios por Covid-19 en la mayor parte del país»; vaya desfachatez política de un funcionario morenista.
Incluso, como al trillado y viejo estilo de AMLO, busca distraer la atención para no opinar y responder sobre algo concreto, señaló que “ya vemos problemas muy fuertes de violencia, de obesidad, de estrés en niños y niñas»; dijo, además, que «se ha demostrado que uno de los lugares más seguros puede ser la escuela si hay una buena disciplina, un buen trabajo en conjunto»; pero Gómez Álvarez jamás dice que para tener una escuela segura se deben garantizar primero las condiciones adecuadas, tanto de infraestructura como de salud pública.
Y lo más ridículo y preocupante para un gobierno Federal y la titular de la dependencia encargada de garantizar la educación de un país de 126 millones de mexicanos, viene a continuación: “al mismo tiempo, también se les pide a los padres de familia que nos hagan favor (sic) de enviarlos con cubrebocas, con su gel, y por otro lado lleven la carta compromiso, la carta de aceptación, en donde autorizan que el pequeñito puede estar en la escuela”. Aquí el gobierno federal se lava las manos de lo que le pueda suceder y ocurrir a los niños y jóvenes y, de paso, salva su responsabilidad que tiene como gobierno de surtir y dotar de gel, desinfectantes o sanitizantes para las escuelas. Nada más irresponsable que esta «Carta de corresponsabilidad».
En nuestro país hay entre 25 y 26 millones de estudiantes de nivel básico. Si el gobierno federal impone que esa cantidad, o incluso una parte mínima, regrese a clases presenciales el 30 de agosto, AMLO, Morena y su 4T estarán dando los primeros pasos a un homicidio colectivo de mexicanos y toda la población tendrá el derecho de sancionar e incluso pedir su remoción como mandatario nacional.
Hoy las escuelas mexicanas que siempre han sido verdaderos «Templos del Saber», donde se educan y preparan las generaciones de seres humanos que garantizarán el desarrollo económico, político y social de la nación, están a unos pasos de convertirse en espacios de contagios masivos y por resultante, un incremento mucho mayor de muertes por Covid-19. Si esto sucede, aunque AMLO, la «maestra» Delfina y la Cuarta Transformación se laven las manos, ellos serán los verdaderos culpables del fallecimiento de miles de mexicanos. Por el momento, querido lector, es todo.