Grace se suma a esta larga lista de desastres, en un momento en el que el país se encuentra atravesando una situación difícil de pobreza así como la situación actual de la pandemia.
Francis Martínez
Sí, nos estremece lo que provocó Grace en Veracruz y en otros puntos de la República mexicana; bajo estas circunstancias habría que echar un ojo a la devastación heredada en un país altamente vulnerable por estos fenómenos meteorológicos. Al hacer este recorrido histórico queremos exponer la larga cadena de devastación en México, por lo que es inaudito que en un gobierno que dice poner primero a los pobres haya eliminado el único recurso que nos permitía brindar ayuda humanitaria de manera inmediata; sin necesidad de enfrentar tantas trabas gubernamentales y/o mortales cuando se trata de respuesta rápida a los efectos de la naturaleza, tal como lo es Grace.
El huracán Grace tocó tierra el pasado viernes en el estado de Veracruz, aunque no es de los huracanes que más ha azotado a ese estado colindante con el Golfo de México. Desde 1955 se cuentan seis que pegaron con fuerza la costa, cobrando sueños y vidas. Janet es uno de ellos, recordado como uno de los huracanes más poderosos en su paso por el Atlántico, desde que se tiene registro. Fue la primera tormenta que cobró mil vidas, además de ser la primera en llegar a categoría 5 según los registros de la época.
Sin embargo, nadie iba a imaginar que años más tarde una tragedia más devastadora estaba por azotar el país. El 13 de septiembre de 1988 el huracán Gilberto se acercó a la península de Yucatán y recorrió todo el Caribe, así como el Golfo de México; después de su llegada en el país se le conoció como «El huracán del siglo XX», en otros lugares, como Cuba, fue nombrado “El huracán asesino”. Los vientos máximos registrados durante su paso superaron los 290 kilómetros por hora, dejó daños de más de 5.5 mil millones de dólares y provocó un estimado de 202 muertes en el país.
Años más adelante, en 2005, el huracán Stan fue la decimosexta tormenta tropical y décimo huracán que pisó el océano atlántico. Todo ocurrió durante el inicio del mes de octubre en el 2005. A día de hoy, los caminos devastados por este meteoro no han sido reparados en estados como Puebla y Veracruz, ambas entidades muy ligadas en las afectaciones ante este tipo de inclemencias. Los vientos máximos por Stan fueron de 130 kilómetros por hora y dejó daños por 1 mil millones de dólares y al menos 80 muertes. En el mismo octubre de ese 2005, el huracán Wilma impactó con vientos de más de 295 kilómetros, dejando un saldo de 47 muertos.
Ahora, Grace se suma a esta larga lista de desastres, en un momento en el que el país se encuentra atravesando una situación difícil de pobreza así como la situación actual de la pandemia. El gobernador morenista, Cuitláhuac García, confirmó que el paso del huracán Grace dejó como saldo ocho personas que perdieron la vida, ante el reporte de personas desaparecidas y decenas de localidades afectadas. Entre las víctimas mortales, se encuentra el ejemplo de la muerte de 4 niños junto a su madre en Xalapa, Veracruz. Es verdaderamente estremecedor escuchar este tipo de noticias.
Entre el caserío de viviendas sumamente precarias, la fuerza de la naturaleza se hizo sentir. Ni plan de evacuación, ni recursos para atender a los deudos, ni recursos materiales con que sacar los cadáveres. Esa será la escena común de la cultura de Protección civil de la 4T, pues, llevamos medio sexenio y sólo se profundizan los brutales recortes tanto para atender urgentemente, como para reconstruir las obras públicas dañadas o las viviendas derruidas. Esta mañana del 23 de agosto el presidente Andrés Manuel López Obrador informó escuetamente que el día martes, 24 de agosto, presentará un plan de atención a los damnificados por el huracán Grace; lo que nos lleva a cuestionar la capacidad de reacción ante desastres de este gobierno.
Como hemos visto en los últimos años, los embates de la naturaleza no disminuirán, por el contrario, el cambio climático es una realidad latente y encuentra a México en la peor etapa de gestión gubernamental, la de la 4T, esa que dijo que vería primero por los pobres.