El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, posee una residencia en una zona exclusiva de las Lomas de Chapultepec, donde el acceso es restringido sólo para sus residentes e invitados; el inmueble se encuentra custodiado por agentes de la FGR y cuatro vehículos Dodge Charger.
Gertz Manero, quien no ha hecho pública su declaración de bienes desde que asumió el cargo en 2019, se hizo de esta propiedad un año antes, misma que desde 2012 pertenecía a la Universidad de las Américas A.C. (UDLA), institución de la cual el fiscal es rector desde 1995.
De acuerdo con un reportaje de Proceso, el terreno donde se ubica la residencia fue adquirido por la UDLA el 29 de octubre de 2012, a un precio de cuatro millones 950 mil pesos. Según la documentación consultada en el Registro Público de la Propiedad, el predio mide 451.11 metros cuadrados y el uso de suelo es habitacional.
Para 2018, la institución educativa pagó con ese inmueble a Gertz Manero un presunto adeudo que mantenía con él, y curiosamente, el domicilio que el actual fiscal dio al momento de la operación, era el de la casa colindante.
Cuando la UDLA adquirió la propiedad en 2012, siendo rector Gertz Manero, casualmente estuvo a punto de ser adquirida por una de sus tres hijas Alejandra Gertz Loizaga, quien por cierto, es asociada de la institución desde 2014.
“El 11 de octubre de 2012, ante el notario público de su confianza, Francisco Javier Arce Gargollo, se dio un primer aviso preventivo de compraventa del inmueble de folio 461377 a favor de Gertz Loizaga. Pero el día 22 del mismo mes Arce Gargollo emitió otro aviso a favor de la UDLA; el 30 se canceló el primer aviso a favor de Alejandra y la residencia fue adquirida por la UDLA”, indica Proceso en su investigación.
Según los estatutos de la UDLA, formalizados ante el mismo notario involucrado en la compraventa de la residencia, la asociación está autorizada a comprar bienes muebles e inmuebles para cumplir sus objetivos exclusivamente “educativos, y caritativos”,propios de su objeto social, sin embargo, la casa que Gertz Manero adquirió con la universidad nunca ha tenido un uso educativo o cultural, sino únicamente habitacional.
En la misma normativa, hay un apartado relativo al conflicto de interés, en el cual se estipula que los miembros de la asociación no deben tener ningún interés empresarial, contractual, profesional ni financiero con la institución, pues de otro modo, se podría configurar un conflicto de interés que podría derivar incluso en un daño patrimonial.