Cerca de cincuenta millones de mujeres han caído en la pobreza como consecuencia de la crisis económica originada por la pandemia de la Covid-19, según los cálculos de ONU-Mujeres, aseguró ayer la vicedirectora ejecutiva de esta organización, Anita Bhatia, en una entrevista con Efe.
ONU-Mujeres publicó ayer un informe sobre la violencia machista, en aumento por culpa de la pandemia y el confinamiento, todo ello en víspera del Día Mundial contra la violencia de género que se conmemora hoy, y aunque el informe se centra específicamente en los casos de violencia, la ejecutiva de ONU-Mujeres lamenta que la mujer haya resultado víctima por partida doble, de la pandemia y de la crisis posterior.
Anita Bhatia explicó que en los países en desarrollo la mayoría de mujeres trabajan en el sector informal, que es el que más sufrió por el confinamiento total o parcial -según los países-, y razona que muchas de ellas, “que ya se encontraban en los bordes de la pobreza, cayeron en ella”.
Ante la recesión, los gobiernos de todo el mundo prepararon paquetes de estímulo y recuperación económica post-crisis dirigidos a programas sociales, o para remediar el desempleo juvenil, o para pagar seguros, pero hay muy pocos casos de programas de ayuda específica a mujeres.
Ahora que el mundo vive una situación post-pandémica, esta situación “ha frenado la capacidad de las mujeres de volver al mercado laboral o incluso su deseo de hacerlo”, y eso explica que en muchos países haya caído el porcentaje de mujeres asalariadas.
Para Bhatia, las recetas para propiciar un reenganche en el mundo laboral son claras: hacen falta “políticas públicas y privadas” que permitan la creación de guarderías infantiles o los menús escolares, ya que solo con ayudas desde arriba van a conseguir las mujeres sentirse de algún modo liberadas de los quehaceres domésticos.
Las bajas de paternidad para los hombres, como se practican en los países nórdicos en Europa, también son herramientas que ayudan a la inserción laboral de las mujeres, y el plan de estímulo económico recientemente aprobado por el Congreso estadounidense también recoge iniciativas loables con el mismo objetivo.
Otra consecuencia negativa que para las mujeres ha traído la pandemia ha sido el aumento de la violencia en la red, sobre todo en forma de acoso sexual y amenazas, que a veces saltan a la vida real.
Puso como ejemplo el caso de Australia, donde se detectó un aumento del 70% de denuncias por violencia de género en el momento en que se introdujeron medidas de distancia social obligatorias, o porcentajes diez veces mayores en el estado de Pensilvania, en Estados Unidos.