«El presidente quiere en todo momento imponer su voluntad y privilegiar sus obras»
Lenin Campos Córdova
El Presupuesto 2022 fue aprobado por los diputados tal cual lo indicó López Obrador pues es fruto de la decisión de los poderes fácticos, es decir, de la mafia en el poder, los ricos más ricos, el ejército, desde luego los Estados Unidos pues, seguramente fue consensado, por lo menos con el embajador norteamericano ya que, como se vio hace poco, detuvo la reforma eléctrica. El presidente quiere en todo momento imponer su voluntad y privilegiar sus obras carísimas e ineficientes pues al Tren Maya le dió 73% de incremento, al Tren del Itsmo de Tehuantepec 174%, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) recibirá 47% más y la Guardia Nacional 70%.
Es la cúpula del poder la que quiere un presupuesto sin que se le mueva una coma, sin que se le modifique un solo renglón, es un presupuesto realizado por los especialistas de los económicamente poderosos con toda la intención de dar todo a los ricos y nada a los pobres; las obras faraónicas del presidente son para él y para los grupos de poder afines a él y por eso ahora ha impuesto el decreto de secrecía por seguridad nacional, que lo quiere pasar por un simple “acuerdo” pero es un decreto de secrecía para encubrir con un gran manto de impunidad la corrupción y el desvío presupuestal del gobierno obradorista, en favor de “sus” ricos y allegados.
El presidente no permite que se le mueva ni una coma al Presupuesto 2022 pues así lo dicta la voluntad de los dominadores de este país, que obstinados en su idea de apoderarse de México a toda costa, ponen a sus pies la obsecuencia de los diputados morenistas y otros partidos satélites que creen que su función no es servir al pueblo pobre sino al presidente; sabedores de que a cambio, serán recompensados con alguna gubernatura, con posiciones importantes en el gabinete o con “un buen trato”, mientras se porten “bien” como diputados. El resultado es un solo hombre que decide todo y que amenaza con volverse autócrata, haciendo a un lado o debilitando, los órganos constitucionales, los contrapesos legislativo y judicial -al Consejo de la Judicatura Federal le recortan 2 mil 935 millones, limitando su capacidad; lo mismo ocurre con el Instituto Nacional Electoral (INE) que sufre un recorte de casi 5 mil millones-, degradándolos hasta someterlos para que él, pueda volverse señor de horca y cuchillo y que sea la voluntad de uno solo la que esté imperando sobre los intereses de los mexicanos, que se han visto reducidos a simples receptores de limosnas sociales suficientemente corporativizados con fines electorales, mientras que López Obrador rechaza incrementar impuestos a los empresarios locales y trasnacionales.
La economía va a pique, la inflación se desata, los capitales se fugan, no hay inversión, desaparecen el Programa de Microcréditos para el Bienestar y el apoyo a Pequeñas y medianas empresas (PYMES) de las cuales un millón cien mil quebraron durante la pandemia. No se fomenta el desarrollo, no se apoya al campo, ni a la educación, ni a la vivienda, no se prioriza ninguna inversión en salud y, a pesar de que la pandemia se agrava, no se destina nada a infraestructura hospitalaria ni a médicos ni a medicinas; es un gobierno que prefiere atragantar con el presupuesto público a los magnates, que nunca fue incluyente, que ha renunciado a su deuda con la Revolución Mexicana y sus principios, de los cuales se dice heredero, que ha traicionado el ansia secular de redención de los pobres y marginados.
Y ahora tenemos un sistema económico de los más neoliberales que han existido, a tal grado que va a ofrecerse de peón a los Estados Unidos, contra China, contra Cuba, contra el socialismo y contra los migrantes.