En México, la violencia ha sembrado raíces profundas. Está presente en las calles, parques, casas e, incluso, en el gasto del gobierno. De acuerdo con el último reporte del Índice de Paz en México (IPM), la violencia le costó al país alrededor de 4.71 billones de pesos en 2020.
¿Cómo se llegó a esto? De acuerdo con el IPM, el gobierno ha recortado los gastos en seguridad pública local y en instituciones de justicia.
El tamaño del impacto
El Índice es elaborado cada año por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), una institución que se dedica a monitorear la seguridad en el mundo. Entre otras cosas, reportan el costo económico de la violencia a través de diferentes mediciones.
Específicamente, para la organización, el impacto económico de la violencia considera el combate y la prevención de la violencia y los costos directos e indirectos de ella.
Los costos directos son aquellos realizados por la víctima, el perpetrador y el gobierno. Los indirectos se refieren a las consecuencias a largo plazo de los incidentes delictivos como la pérdida de ingresos y el trauma físico y mental.
Combinados, se estima que el impacto económico total de la violencia en 2020 fue de 4.71 billones de pesos (alrededor de 221 mil millones de dólares estadounidenses). Esto equivale al 22.5% del PIB nacional, es decir casi una cuarta parte del valor de toda la producción de bienes y servicios de México.
El informe establece que la situación actual, comparada con el año anterior, representa una mejora, puesto que el costo disminuyó en un 1.8%. En el último año disminuyeron delitos cotidianos como el secuestro, el robo y la extorsión.
Sin embargo, los datos recopilados por el IEP muestran que los costos resultantes de la inseguridad en México rebasan por mucho a los gastos de los intentos del gobierno para afrontar la violencia.
Una comparación entre el gasto usado para la protección y el gasto de los delitos da cuenta de lo anterior: el dinero para la contención de la violencia representó el 18% del impacto económico, mientras que el 82% restante proviene de homicidios, delitos violentos y crímenes que provienen de la delincuencia organizada.
Estos resultados sugieren que existe la necesidad de un mayor gasto para erradicar la inseguridad y la violencia, al menos más de lo que el gobierno dispone.
A México le duele
De acuerdo con el informe del Índice de Paz en México, el golpe económico de la violencia fue siete veces mayor que la inversión pública en atención médica en el gobierno y seis veces mayor que el gasto en educación en 2020. Si las autoridades erradicaran la violencia, podría dirigirse ese dinero del costo en el desarrollo del país.
Otras equivalencias señalan que tan solo una disminución del uno por ciento del impacto monetario de la violencia equivale a la inversión del gobierno federal en ciencia y tecnología en el mismo año.
El país está perdiendo dinero y oportunidades para enfocarse en otras áreas de crecimiento. Una de las razones se explica con las tendencias del gasto en seguridad. En 2020, el gasto de México en seguridad pública local y en el sistema judicial fue de tan solo 0.73% del PIB, el menor de los países latinoamericanos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según el Instituto para la Economía y la Paz.
Más allá de que México pierda dinero, lo anterior también ha permitido que la situación empeore para muchos estados y mejore para pocos.
Solo nueve estados han registrado menores pérdidas desde 2015. El resto de los 23 estados han perdido más y más dinero como consecuencia de la violencia. Además, el deterioro en ellos ha sido mayor. Es decir, la diferencia en el índice de paz entre los estados más pacíficos y los estados más violentos ha aumentado.
En los 23 estados más violentos, el gasto público total de la seguridad pública disminuyó en un 30.5%; en el caso del sistema judicial, la caída fue de 1.6%.
Con ello, se arrastra a todo el país a un escenario cada vez peor. Si bien el impacto económico fue menor que el año pasado, el país tiene condiciones cada vez más desiguales y, además, son pocos los lugares que presentan mejoras. En general, el país es un lugar más violento que antes.