Una de cada cinco desapariciones de niñas y adolescentes sucede en el Estado de México, así lo reveló Tania Ramírez, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), al referirse al estudio “Desaparición de Mujeres, Adolescentes, Niñas y Niños en el Estado de México y su vínculo con la explotación sexual o la trata de personas con ese u otros fines”.
“Si en el Estado de México se soluciona el problema, solucionamos la quinta parte de desapariciones en el país”, aseguró.
Ramírez refirió que los hallazgos que la investigación arrojó fueron las tasas más altas de desapariciones que se dan en niñas y adolescentes (entre 12 y 17 años), lo que, dijo, despertó la alerta sobre la violencia que se está ejerciendo en este sector poblacional.
Explicó que también hallaron que uno de los factores detrás de las desapariciones de menores es la trata.
“Hay una relación en términos de las motivaciones, lo que implica el delito de trata, en un primer lugar, y posteriormente con el feminicidio. Son dos de las condicionantes que podrían estar marcando esta actividad, este delito de lesa humanidad, que es la desaparición, y la desaparición de niños y niñas, sobre todo, y las motivaciones que pueden estar detrás de esto, cuando hablamos de niñas y de adolescentes mujeres, tienen que ver en un primer momento con la trata para fines de explotación. Como otra motivante está el feminicidio, aunque a veces pueden ser concomitantes, es decir, puede desaparecer una niña, una adolescente, para delitos de trata, para inmiscuirla con otros delitos asociados a la delincuencia, el crimen organizado, y podría ser que esta historia termine en feminicidio”, explicó directora ejecutiva de la Redim.
Ramírez destacó que no se tiene un número exacto del número de desapariciones que son a consecuencia de feminicidios y cuales son resultado de la trata, ya que en muchos de los casos ambos delitos están ligados.
“Es difícil determinar cuántos de estos casos se orientan a la trata o cuántos al feminicidio”.
La experta reiteró que “a veces puede, en una historia de vida, ocurrir ambas cosas, entonces estaríamos hablando de un empalme que hace difícil la lectura de cuántos son en un delito y cuántos en otro (trata y feminicidios)”.
Respecto a las alertas de Género y Amber, indicó que “es parte de los avances en términos de respuesta institucional, que son positivos, pero que se han ido añadiendo a otro tipo de protocolos o de alertas, que hacen que a veces la coordinación institucional sea difícil, hay muchos retos que enfrenta la Alerta Amber, por ejemplo, quienes la detonan”.
Calificó como “incomprensible” que, habiendo comisiones de búsqueda en todo el país, solamente las fiscalías pueden activar la alerta Amber, en caso de que sea necesario implementar de manera inmediata acciones para localizar a un menor.
Subrayó que la investigación también demostró que la rapidez de reacción es fundamental.
“Hay que salir del mito de que se necesitan pasar 72 horas, no, cuando hablamos de niñas, niños y adolescentes, no se debe dejar pasar ningún minuto”, ya que, agregó, cuanto más temprano se inicie la búsqueda, “mejores resultados hay de localizar pronto y con vida” a las víctimas.
Ramírez comentó que, en el tema de coordinación de las alertas, “tienen que ser entendidas como una función de Estado y no solamente como una chamba que le toca a una institución o a otra”.
“La vida de las mujeres y de las niñas transcurre en tantos niveles, frente a tantas prácticas, que tiene que ser entendida en función de la persona que lo vive, no en función de a qué oficina le toca qué y cuáles son sus límites, y hasta dónde no y hasta donde sí”, enfatizó.
Subrayó que estas desapariciones están sucediendo entre 6:00-18:00 horas, evidenciando que las desapariciones están ocurriendo a plena luz del día, por lo que, dijo, “las políticas de atención no tienen que ir encaminadas a poner más luminarias en las calles, esto está sucediendo a plena luz del día”.
Este lunes, Redim presentó un estudio que elaboró junto a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), en el que se evidenció que la violencia de género está profundamente relacionada con la desaparición, específicamente de mujeres, adolescentes, niñas y niños, en el Edomex.
La investigación arrojó que las principales víctimas de desaparición son niñas y adolescentes, de entre 12 y 17 años, de complexión delgada, soltera, estudiantes de secundaria, o que llegaron hasta este nivel educativo, sin antecedentes penales y originarias de la entidad.
Respecto a los municipios con mayor incidencia de desapariciones, el estudio indicó que son: Toluca, Ocoyoacac, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Ixtapaluca, Chimalhuacán y Tecámac.
Además, se destacó que la pandemia de Covid-19 contribuyó a que los delincuentes llegaran a las menores, que cada vez reclutadas con rangos más bajos de edad, a través de redes sociales, a quienes primero “enamoran” y después secuestran con fines de explotación sexual.