El retiro de inversiones se da en medio de una mayor aversión al riesgo y el persistente avance de la pandemia.
Salvador Mateo
En México y el mundo, es sobradamente sabido que en los discursos del presidente Andrés Manuel López Obrador nunca faltan la presunción de los logros de su gobierno, calificándolos en cada mañana como históricos, ya sea desde Palacio Nacional o en sus giras presidenciales. De esta manera aunque, a los mexicanos que tratamos de evitar escuchar sus mañaneras, por razones obvias, nos enteramos por medio de la prensa que presumió ante sus aplaudidores: récord histórico en incremento al salario mínimo, récord histórico en no devaluación del peso, récord histórico en remesas, récord histórico en aumento de la bolsa de valores, récord histórico en reservas del Banco de México, récord histórico en inversión extranjera.
Pero, la visión optimista del presidente López Obrador no es compartida por algunos dueños del dinero que tienen otra perspectiva del país y su economía. Durante los primeros días de 2022, muchos medios de comunicación como la Revista Forbes, han estado dando a conocer que 2021 México vio salir 257,601 millones de pesos, frente a 257,239 millones de pesos de 2020, según cifras del Banco de México (Banxico). El retiro de inversiones se da en medio de una mayor aversión al riesgo y el persistente avance de la pandemia.
Analistas afirman, se trata de la mayor salida de fondos registrada por el país desde que comenzaron los registros en 1991. Es el segundo año al hilo con salida histórica, algo inédito en México. La elevada inflación, el acelerado incremento de casos de Covid-19 y la incertidumbre sobre decisiones del Gobierno, entre otros factores, han mermado el interés por la deuda mexicana, donde operan instrumentos como Bonos y Cetes, entre otros.
Según el portal
http://sil.gobernacion.gob.mx/
la deuda mexicana son todas las obligaciones no pagadas del sector público contraídas en forma directa o a través de sus agentes financieros. Es una herramienta del gobierno para diferir sus gastos en el tiempo y así poder cumplir el conjunto de funciones que le son encomendadas. Lo que implica que, si México registra una inédita fuga de capitales, se debe a la pérdida de confianza de los inversionistas extranjeros que participan en el mercado mexicano.
El capital privado juega un importante papel en nuestro país. El colectivo de científicas y científicos sociales, mayoritariamente economistas “México Cómo Vamos” revela, la formación bruta de capital fijo en nuestro país se compone principalmente de la inversión privada. Tan solo en el primer trimestre de 2021, el 88% de la inversión total provino del sector privado y el 12% del gobierno. Esta relación se ha mantenido relativamente constante desde 1993; durante este periodo, el capital proveniente de inversionistas privados ha representado, en promedio, el 82% del total de la inversión y los recursos públicos destinados a este rubro, el 18%.
De tal manera que los estragos de las consecuencias de la salida de inversiones y otros fenómenos se seguirán presentando en lo que resta el presente sexenio. López Obrador es un personaje dedicado a atacar el neoliberalismo y ha prometido acabarlo, por eso muchos mexicanos siguen aplaudiendo todo lo que dice y hace, pero debido a la huida de los neoliberales, México no solo registra una inflación del 7.37%, la más alta en 20 años, sino ahora también tenemos un récord histórico en fuga de capitales con AMLO.
Lo anterior implica que la posibilidad de una pronta recuperación económica sin depender de los neoliberales es lejana. La inversión pública y privada ha caído 2 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) en lo que va del gobierno de la 4T. La Federación ha dejado sin presupuesto a los programas de construcción de carreteras, infraestructura de servicios básicos, entre otros con lo cual no se han podido recuperar los empleos perdidos por la pandemia y la huida de capitales.
Por lo que se hace urgente revertir el clima de incertidumbre que se respira en México por la política inestable y caprichosa de López Obrador ante la empresa privada y sus respectivos convenios de inversión, sobre todo en el sector energético. Para ello es necesario formar una fuerza social organizada que luche contra esta lamentable realidad económica que amenaza cada vez más a los mexicanos, sobre todo los que producen directamente con sus manos la riqueza de este país.