El deterioro salarial y la sobre explotación de la fuerza de trabajo de millones de integrantes de la Población Económicamente Activa de nuestro país es grave y toca fibras profundas del discurso de la 4T
Homero Aguirre Enríquez
Mientras el presidente concentra su poder político en intentar reconstruir, mediante el ataque feroz e irracional a comunicadores y opositores, la golpeada imagen de su gobierno y su familia, que han sido atrapados en un flagrante caso de conflicto de interés al descubrirse que su hijo mayor vivió en Houston en una mansión que “casualmente” es propiedad de un importante contratista de Pemex y “trabaja” con otro empresario que tiene decenas de negocios con el gobierno obradorista, millones de mexicanos no tienen más remedio que trabajar jornadas más largas y aceptar ganar mucho menos si es que quieren tener algún empleo y llevar algo de comer a sus hijos que los esperan en sus pobrísimas casas, donde habitan hacinados, sin alberca de 25 metros, sin sala de cine, sin jardines, sin muebles de lujo y sirvientes, exactamente al revés de lo que goza la familia presidencial; incluso, cientos de miles de familias trabajadoras habitan casas sin paredes de materiales sólidos sino construidas con desechos industriales, sin agua, sin luz y sin drenaje.
“Más horas de trabajo, menores salarios y sin acceso a la seguridad social, así concluyó el 2021 en materia laboral para los mexicanos pertenecientes a la Población Económicamente Activa (PEA). Las personas que percibieron entre 1 y 2 salarios mínimos, con jornadas de trabajo mayores a 48 horas a la semana, y sin acceso a instituciones de salud, alcanzaron niveles récord en el cuarto trimestre del año pasado, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En el último trimestre de 2021, el número de personas que ganan entre 1 y 2 salarios mínimos, el segundo nivel más bajo de ingresos en México, reportó 19 millones 940,225, una cifra no vista en los registros del Inegi y que representó un incremento de 2 millones 504,165 personas más en comparación con el último trimestre de 2019, previo a la pandemia”, reportó el sitio expansion.mx. De esa situación, que involucra millones de historias cotidianas de sobre explotación laboral, de penuria económica y sufrimientos que afectan a millones de mexicanos, no ha dicho nada el presidente, ni su gabinete, ni la porra irracional que lo acompàña y aplaude en redes y medios de comunicación: nada, ni una explicación, ni un esbozo de plan de emergencia, no le ha dedicado siquiera una milésima parte del tiempo dedicado a cuidar la imagen de su familia, ni un puchero para las cámaras, ni una furtiva lágrima en cadena nacional para compadecerse de los dolores de los trabajadores y sus hijos. Nada de eso, puros ataques a comunicadores y opositores a su gobierno.
El deterioro salarial y la sobre explotación de la fuerza de trabajo de millones de integrantes de la Población Económicamente Activa de nuestro país es grave y toca fibras profundas del discurso de la 4T, no solamente porque las penurias de esos millones de mexicanos pobres, ahora más pobres, extenuados y peor pagados que antes de llegar el actual gobierno, contrastan escandalosamente con el lujoso tren de vida de la familia presidencial y golpean debajo de la linea de flotación la nave construida con el discurso falsamente igualitario y predicador de austeridad republicana del habitante del lujoso Palacio Nacional, sino porque también grita a los cuatro vientos que, a mitad del sexenio de AMLO, la promesa de gobernar para los pobres y las ocurrencias propuestas para lograrlo han resultado un estruendoso fracaso.
Gobernar para los pobres consiste en diseñar y ejecutar un plan de gobierno para que cada vez haya menos pobres y eventualmente desaparezca la pobreza, en el que haya líneas de acción concretas y viables que aseguren trabajo para millones de mexicanos y que éste sea bien pagado. En ese sentido, aunque lo niegue, AMLO está logrando lo contrario: en la 4T el empleo es peor pagado y la mano de obra es explotada al máximo, como lo evidencian los datos arriba citados, sin que haya absolutamente ningún plan para generar empleos en número creciente y con salarios de primer mundo. Esas líneas debieran complementarse con un elevado gasto social para abatir la pobreza y la marginación, gasto que deberá tener como fuente los impuestos aplicados de manera proporcional a los ingresos de cada quien, lo que implica que paga más el que más gana, y con lo obtenido se construyan carreteras, escuelas, viviendas, instalaciones deportivas, teatros, museos, puertos, auditorios, guarderías, lecherías, parques, sistemas eficientes de transporte, se brinde seguridad y salud de primera, y se promuevan inversiones que den más empleo. Nada de eso está ocurriendo, México sigue siendo uno de los países del mundo con menor gasto social y donde se cobran menos impuestos a las grandes fortunas, a pesar de que en nuestro país se encuentran algunas de las empresas que mayores márgenes de ganancia obtienen, derivados de los bajos salarios que pagan, mismas que por añadidura gozan de la posibilidad de poner un sobreprecio a las mercancías que producen, lo que se denomina “poder de mercado”: ”La situación es tan grave que se estima que, de eliminarse el poder de mercado que pulula en múltiples industrias, el mexicano promedio aumentaría en 8.4% su poder de consumo, debido a que múltiples bienes de la canasta básica bajarían de precio. Esto significaría poder sacar de la pobreza a 3,8 millones de mexicanos, la mayor reducción en el número de pobres que se ha tenido desde que existen datos comparables, es decir desde 2006”, escribió recientemente la analista Viridiana Ríos, en un artículo titulado “Los ultrarricos ríen más fuerte que López Obrador”.
Millones de mexicanos necesitamos conocer esta realidad y ponernos en acción para que el resultado de este mayor empobrecimiento, sobre explotación laboral y estancamiento económico aderezado con demagogia, que es la llamada 4T, sea que el pueblo de México vea con claridad que ha sido engañado una vez más, que confirme que es verdad que los demagogos son los peores enemigos de los trabajadores y se decida a poner remedio a su dificil situación mediante su unidad, lucha e inteligencia y elabore un programa verdaderamente científico y viable de combate a la pobreza.