Hoy linchan a Putin, mañana irán con Rusia, le seguirán todos los pueblos rebeldes al imperialismo. Suenan tambores de guerra disfrazados de tuits, es inevitable tomar partido.
Manuel Pérez
Los medios de Occidente arrancaron desde hace varios meses la operación “Rusia quiere invadir a Ucrania” con la más franca intención de convertir a Vladimir Putin y a Rusia en los enemigos públicos número uno del mundo. La estrategia mediática usa un principio bajo, pero eficaz, emanado de los cuadernos de Goebbels y la propaganda nazi, repetir mil veces una mentira hasta que todos la asuman como verdad.
Los medios occidentales quienes perversamente han tocado el conflicto entre Ucrania y Rusia como una descarada propaganda de guerra donde dibujan al presidente de Ucrania como un “héroe” y a Vladimir Putin como un infame e inhumano personaje tiene razones económicas de fondo y un objetivo muy claro: destruir a Rusia. Bien sabido es que los rusos han sido desde hace más de dos décadas los principales opositores a las líneas generales de la política imperialista de los Estados Unidos de Norteamérica, y junto con China, se han convertido en la principal amenaza a los intereses económicos de la nación de las barras y las estrellas tanto en Asia o Europa, como gran parte también del Continente Americano. Las más recientes declaraciones de La Casa Blanca a través del Director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, Juan González, han sido claras respecto a lo antes mencionado: “las sanciones sobre Rusia son tan robustas que tendrán impacto en todas esas naciones con filiaciones rusas, y eso es por diseño, o sea que Venezuela va a sentir esa presión, Nicaragua va a sentir esa presión, al igual que Cuba”. A este respecto, el dirigente del Movimiento Antorchista Nacional, el Ing. Aquiles Córdova Morán, abordó este tema con una claridad envidiable en su artículo del pasado miércoles, ”¿Nada aprendimos de dos Guerras Mundiales?”, donde con palabras inmejorables sentenció que “esta operación de terrorismo imperialista tiene un claro mensaje para los pueblos del mundo: si caen Rusia y China, todos los demás países de la tierra debemos olvidarnos de autonomía, libertad y desarrollo económico para sacar del hambre y la miseria a nuestros pueblos”.
Cabe destacar aquí, que el mensaje no es nuevo, ya desde la década de los 60s, en el auge de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, ha predominado un discurso en medios mediante el cual, a todos los rusos se les ha dibujado como los antagonistas por antonomasia, ya sea mediante la caricatura del boxeador soviético, Iván Drago, en su enfrentamiento contra Rocky Balboa, en las cintas de James Bond o quizás más recientemente en las cintas de Disney-Marvel con los súper soldados del mal. A este fenómeno para nada aislado ni espontáneo, sino pautado desde los servicios de inteligencia norteamericanos, se llama rusofobia. Y no es ni más ni menos que el uso sistemático de la narrativa para configurar en la mente humana un enemigo a la espera de ser encarnado en la vida real. Ese enemigo hoy se llama Vladimir Putin, y malolandia se llama Rusia.
La rusofobia no ha sido un fenómeno exclusivo de los medios convencionales de la televisión, radio, literatura o cine, sino que también se ha trasladado a las redes sociales. Ya en los últimos meses hemos encontrado en algunas redes (como Facebook, Twitter, YouTube o TikTok) algunos ejemplos de cómo se ha disparado el acoso y las críticas a algunos influencers y periodistas rusos. Críticas y señalamientos para nada en torno a señalamientos de críticas a su contenido en caso de los influencer, y no refutaciones en el caso de los periodistas, la crítica atiende a un asunto fundamental, su nacionalidad. Señalamientos contra la “propaganda rusa” o cuestionamientos a la “filiación política o injerencista” de estos personajes, estas han sido las acusaciones que se han hecho contra ellos, claro, sin probar, solo con la intención de manchar.
La crisis en Ucrania desatada a raíz de la escalada de agresiones de neonazis contra rusos, y la provocación de la OTAN, han detonado desde hace unas semanas que el repudio a los rusos y todo lo proveniente de aquella nación crezca de una forma monstruosa nunca antes vista desde hace décadas. Todo obedece a un objetivo simple, la descalificación y el prejuicio contra todo lo que tenga que ver con los rusos y sus posturas, uno de los casos más alarmantes fue el sucedido en Múnich, donde el alcalde Dieter Reiter amenazó al director de la orquesta filarmónica de la entidad, Valery Giergev, que si este no se pronunciaba en contra de la invasión de Rusia en Ucrania, lo despediría. La posición política de Giergev, cabe destacar, siempre ha sido consecuente contra la escalada de ataques imperialistas de EE.UU. A ese punto sin retorno se ha empujado a miles de rusos más, que no han cometido ningún delito, sino solo defender sus convicciones históricas.
A lo largo de estos días, la cuenta oficial del gobierno de Ucrania en Twitter, se ha encargado de difundir una serie de tuits con posiciones extremistas, desde unos donde se dibuja al presidente ruso como un paralelo de Hitler, otros donde la nación ucraniana abre plataformas de donativos con la intención de apoyar a su ejército, y muchos mensajes más. Pero sin duda, uno de los tuits más relevantes emanados de esta cuenta es uno donde se sugiere a millones de usuarios cancelar la cuenta de Rusia en esta plataforma. El tuit de Ucrania dice lo siguiente: “Hola gente, exijamos a @Twitter a eliminar a @Russia de aquí. No hay lugar para un agresor como Rusia en las plataformas de redes sociales occidentales. No se les debería permitir usar estas plataformas para promocionar su imagen mientras matan brutalmente al pueblo ucraniano”. La difusión masiva del mensaje ucraniano ha sido algo nunca antes visto, ayudado desde luego por los medios de comunicación masiva, mismos que se han encargado de aislar los recientes sucesos cometidos en Ucrania, poco se dice de las raíces y los antecedentes que cerraron todas las alternativas diplomáticas a Rusia. Nada se habla del conflicto total, solo de esas partes tan convenientes para la OTAN y su narrativa.
Y sin medias tintas, el mensaje es claro y contundente, la OTAN y, su cabeza, EE.UU., quieren desaparecer a Rusia de Twitter, y no solo de esta red sino de todas. No es la primera vez que notamos esta actitud, pues desde hace varios años occidente ha querido acabar con los medios que le han dado voz a Rusia por todo el mundo, hablo desde luego de medios como Russian Today o el Sputnik News. Ya sucedió durante el mandato de Macri en Argentina por ejemplo, cuando se congeló la señal de transmisión de la televisora rusa, hoy las propuestas desde la Unión Europea donde se sugiere acabar con esta señal, o la desmonetización de sus canales en plataformas como YouTube o facebook no son más que parte del cerco mediático imperialista. Conviene que no nos traguemos como sopa que todas esas restricciones son a favor de la libertad.
Russia Today y Sputnik News han sido los únicos medios que desde hace ocho años han señalado las agresiones de los neonazis contra la población pro rusa. Ningún otro medio ha dado seguimiento puntual a la escalada de este conflicto ni al riesgo y envalentonamiento con que la Ucrania se atrevía a levantarse ante Rusia con la amenaza de agregarse en la OTAN y jugar al tú por tú con armas nucleares. Es inevitable pensar en aquella sentencia tan vigente de Malcolm X: «hay que estar prevenidos ante los medios de comunicación, o harán amar al opresor y odiar al oprimido». Al parecer, a muchos, cientos, o millones les convendría recordar quiénes han sido y siguen siendo los más atroces agresores de la civilización. Conviene repensarlo todo cuando te ofrecen libertad, porque hoy son esos mismos los que defienden al nazismo y todo aquello que creíamos erradicado de la historia.
Hoy linchan a Putin, mañana irán con Rusia, le seguirán todos los pueblos rebeldes al imperialismo. Si eso no es una dictadura, entonces no sé qué sea. Cuidado con esas recientes etiquetas que Twitter ha colocado sobre todos los colaboradores de RT, que no son más que la contribución a aquella tan temida dictadura de la ignorancia y pensamiento único de la que tanto nos habla Orwell. Suenan tambores de guerra disfrazados de tuits, es inevitable tomar partido. No alzar la voz por aquellos a los que se quiere silenciar. Pareciera que nuestra voz es un grano de arena en el mar, pero peor se hace sin hacer nada.