En medio de las adversidades que padece el país y de las nubes negras que anuncian más operaciones siniestras, encaminadas a someter eternamente a los pueblos al dominio de la potencia imperialista norteamericana, las Espartaqueadas son un auténtico grito de libertad, de exigencia de paz
Hoy inicia la edición número XXI de la Espartaqueada, un encuentro cultural de niños, jóvenes y adultos mexicanos que presentarán danzas, bailes, poesías, canciones, obras teatrales y pinturas en un encuentro fraternal de talento y tenacidad artística, que en esta ocasión será transmitido mediante la página de Facebook del Movimiento Antorchista Nacional.
El evento, que desde hace muchos años forma parte esencial de la actividad cultural del antorchismo, es también un homenaje a Espartaco, un esclavo que fue modelo de valor y tenacidad al encabezar una rebelión contra el sometimiento brutal de los esclavistas de su época. «Espartaco figura como el hombre más inteligente de toda la historia antigua, como un gran general, de carácter noble, real representativo del antiguo proletariado», dijo Carlos Marx de este prócer cuyo valor y entereza ante la adversidad ha sido descrita en libros, ensayos, películas, pinturas, esculturas, obras sinfónicas y poemas, siendo un símbolo universal de lucha contra la injusticia y la adversidad al que los antorchistas tenemos en un sitio de honor.
En condiciones normales (sin pandemia), la Espartaqueada cultural ha movilizado durante años a centenares de grupos y miles de participantes en las disciplinas artisticas antes mencionadas, pues aparte de los encuentros eliminatorios que se hacen en cada región y estado del país para acudir al concurso final en Tecomatlán, Puebla, los grupos culturales se presentan en cientos de foros, donde actúan para gente de las colonias populares, barrios, pueblos, escuelas, manifestaciones de protesta y concursos escolares, en funciones en teatro, estadios y en muchos otros lugares y ocasiones, lo que convierte al movimiento cultural antorchista en un importante y eficaz promotor del arte entre aquellos sectores del pueblo para quienes la actividad cultural es algo muy lejano y muy costoso. Sin exageración, puedo decir que muchos mexicanos gozaron por vez primera un baile folclórico, una obra de teatro, una poesía o una canción en vivo gracias a estos artistas nacidos y formados en este gran movimiento popular.
La práctica del arte no es concebido por nosotros como un accesorio “bonito” con el cual adornar nuestro trabajo de organización de cientos de miles de mexicanos y cosechar aplausos. Pensamos que el empobrecimiento cultural de nuestro pueblo es uno de los aspectos más evidentes y cuestionables de la mala distribución de la riqueza que padecemos en México, y combatir ese empobrecimiento debe formar parte principal de la lucha social; que la famosa “igualdad de oportunidades” es una frase melosa más con la cual se engaña desde el poder político y económico a los mexicanos marginados y empobrecidos para hacerlos responsables a ellos de su falta de salarios remuneradores y de no tener acceso al bienestar, a la educación, a la ciencia y a la cultura; y que no hay duda alguna que desde hace mucho no existe en México una política seria, estructurada para que desde la infancia los mexicanos nos volvamos cultos y muy conocedores de las diversas expresiones artísticas, por lo que cualquier movimiento que busque construir un México próspero, justo y pacífico debe proponerse llegar al poder e incluir el desarrollo cultural como uno de sus propósitos centrales e indispensables de transformación, algo que no existe ni de lejos en el actual gobierno de la 4T, que ha dejado sin fondos suficientes los pocos espacios culturales que sobrevivían y acaba de darle un golpe mortal a ese pequeño espacio que tenían millones de niños para desarrollarse culturalmente en las escuelas de tiempo completo donde recibían clases de educación artística.
Por eso, en medio de las adversidades que padece el país y de las nubes negras que anuncian más operaciones siniestras, encaminadas a someter eternamente a los pueblos al dominio de la potencia imperialista norteamericana, las Espartaqueadas son un auténtico grito de libertad, de exigencia de paz, de un mundo nuevo más justo, culto y sin pobreza, en que las personas gocemos la belleza del arte y todos los frutos de nuestro trabajo y la milenaria cultura creada por otros seres humanos iguales a nosotros.
Las Espartaqueadas son, en síntesis, una hermosa hazaña del amor al arte y a la lucha de los pueblos por liberarse; son un fruto limpio de la tenacidad y la convicción profunda de que la actividad artística transforma y mueve para bien las fibras más sensibles del comportamiento humano, nos acerca unos a otros, nos vuelve más comprensivos y dispuestos a construir un mundo pacífico, libre de explotación, abusos y violencia. De todo corazón los invito a estar con los antorchistas en esta fiesta cultural que es de todos los que gusten acompañarnos.