Los líderes de la OTAN esperan renovar su compromiso para incrementar el gasto militar en la cumbre de Madrid de la próxima semana, ante la necesidad de seguir siendo competitivos frente a potencias como China o la amenaza directa que ha supuesto la guerra en Ucrania a las puertas de la Alianza.
“Es el momento de mantener el impulso. Para que podamos seguir preservando la paz, prevenir los conflictos y proteger a nuestros pueblos”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, con ocasión de la reunión de ministros aliados de Defensa de la semana pasada.
Esa cita sirvió para tantear la voluntad de los países de la OTAN de ampliar sus presupuestos militares antes de la cumbre, casi ocho años después de la cumbre de Gales (Reino Unido) de 2014, en la que los líderes de la Alianza se comprometieron a invertir el 2% de su PIB en defensa en diez años en un momento en que Rusia comenzó una primera etapa de agresión a Ucrania con la anexión ilegal de la península de Crimea.
Desde entonces, los aliados europeos y Canadá han detenido los recortes motivados por la crisis económica y financiera internacional y han enlazado siete años de aumentos, nuevas contribuciones a despliegues de la OTAN (que financian los países) y más inversiones en capacidades de alto nivel.
De acuerdo a las últimas estimaciones de la Alianza de gasto en defensa en 2021, los aliados europeos y Canadá han invertido el 1.69 % de su PIB, en ligero retroceso con respecto al 1.72% que dedicaron en 2020 y todavía lejos de la meta del 2% fijada para 2024.
Así, solo ocho de los treinta aliados cumplen ya con ese objetivo, si bien la OTAN ha destacado que el gasto militar se ha incrementado en términos reales un 3.1 % desde 2014, lo que se ha traducido en 270.000 millones de dólares adicionales.
Desde Estados Unidos, sucesivas administraciones han aumentado la presión sobre Europa y Canadá para que “repartan más las cargas” y no confíen todo a la inversión estadounidense.
El republicano Donald Trump no se anduvo con rodeos a la hora de exigir más esfuerzos a sus socios, en especial a Alemania, la locomotora económica de Europa, que según las últimas cifras solo invierte el 1.49 de su PIB en defensa, pero prácticamente la misma firmeza había mostrado su antecesor, el demócrata Barack Obama.
Y el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden -que fue vicepresidente de Obama-, mantiene una apuesta por aumentar el gasto militar que los aliados europeos y Canadá están dispuestos a seguir en la cumbre de Madrid, según fuentes aliadas, confirmando nuevos compromisos presupuestarios y en innovación, quizá por necesidad con una guerra a las puertas de la Alianza y con China habiendo aumentado espectacularmente su inversión en defensa con vistas a completar la modernización de sus Fuerzas Armadas para 2035.
Estados Unidos, marcando el camino
Según los últimos datos de la OTAN, en términos absolutos EE.UU. es el país que más fondos invierte en gasto militar: en 2021, destinó más de 811.000 millones de dólares a esta partida, aunque fue la segunda nación por detrás de Grecia si se tiene en cuenta el porcentaje de su PIB que va a defensa, 3.57%.
Para el año fiscal 2023, la Administración de Joe Biden ha presentado un presupuesto de defensa de 813.000 millones de dólares, lo que supone un incremento del 4% respecto a 2022, en respuesta a la guerra en Ucrania y la amenaza china.
El experto William Hartung, del laboratorio de ideas Quincy Institute for Responsible Statecraft, consideró en declaraciones a Efe que en Estados Unidos “se ha exagerado mucho” la amenaza china a la hora de justificar el aumento del presupuesto.
En su opinión, el crecimiento del gasto del Pentágono está motivado en realidad por “la estrategia de EE.UU. de buscar la dominación militar global, junto con el poder del complejo industrial-militar, con los grupos de presión a favor de un gasto mayor y mayor, cada año”.
El analista del centro de pensamiento RAND Stephen Flanagan, quien fue asistente especial del presidente y trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional durante el mandato de Obama, augura que la tendencia al alza del presupuesto de Defensa continuará en el futuro.
Flanagan apuntó a Efe que gran parte de ese crecimiento servirá para “modernizar las capacidades para contrarrestar grandes amenazas de China y Rusia en todos los dominios, mar, tierra, espacio y aire”.
El experto de RAND recordó que, en base al plan actual de defensa, que tiene una vigencia de cinco años, es previsible que EE.UU. aumente su gasto militar anual hasta 2027; aunque todo dependerá de factores como que el país y el resto del mundo eviten una recesión, el desarrollo de la guerra en Ucrania y la evolución de la competencia con China.
En este contexto, Hartung afirmó que, como a la mayoría de Gobiernos estadounidenses, a la Administración de Biden le gustaría ver una mayor contribución por parte de los aliados de la OTAN, “aunque está muy complacida con los anuncios recientes de Alemania y otros Estados claves de que aumentarán sustancialmente sus presupuestos de defensa en respuesta a la invasión de Ucrania”.
En ese sentido, el profesor de Relaciones Internacionales de la academia militar de West Point, teniente coronel Jordan Becker, no cree que vayan a producirse grandes anuncios durante la cumbre de la OTAN en Madrid de un aumento del gasto militar por parte de los aliados a nivel individual, “aunque es posible”.
A su juicio, “la alianza buscará de forma colectiva retener lo que los aliados ven útil del Compromiso de 2014 de Gales (cuando se comprometieron a destinar el 2% de su PIB a defensa), mientras actualizan las métricas de manera que sean suficientemente aceptables políticamente para todo el mundo con el fin de obtener un consenso”.