El avión que transporta a la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, despegó a las 18.01 hora local (10.01 GMT) del aeropuerto Songshan de Taipéi, después de una visita en la que ha prometido que «Estados Unidos no abandonará a Taiwán» y que ha indignado a Pekín.
Pelosi, que pasó menos de 24 horas en la isla, visitó esta mañana el Parlamento taiwanés y posteriormente se reunió con la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, quien le impuso una condecoración por su «apoyo» al territorio.
Pelosi se dirige ahora a Corea del Sur en el marco de su gira por Asia, que la llevó previamente a Singapur y Malasia, según informaciones de la cadena de televisión CNN. Pekín, por su parte, ha insistido en que la decisión de visitar Taiwán tendrá “repercusiones severas sobre las relaciones ente las partes”.
China considera Taiwán una provincia más bajo su soberanía y ha amenazado con unificar todo el territorio mediante la fuerza en caso de que sea necesario. Sin embargo, las amenazas del gigante asiático no han detenido a la política demócrata, de 82 años, que ha visitado Taipéi junto a una delegación parlamentaria.
“Estamos orgullosos de esta duradera amistad. Ahora, más que nunca, la solidaridad de Estados Unidos con Taiwán es crucial y ese es el mensaje que traemos hoy”, ha aseverado Pelosi.
El fervor patriótico estalla en las redes sociales chinas
Los hashtags relacionados con la visita de Pelosi, como “la determinación de lograr que la reunificación nacional sea sólida como una roca”, se hicieron virales en la plataforma china de microblogging Weibo. Para el miércoles, alrededor de una docena de estas etiquetas patrióticas habían acumulado varios miles de millones de visitas.
Algunos blogueros incluso consideraron la temeridad de Pelosi como justificación para una invasión inmediata de Taiwán, y muchos usuarios publicaron el término “solo hay una China”.
Pero el nivel de indignación en Weibo sigue llegando a un punto álgido, con cibernautas furiosos pidiendo contramedidas militares y económicas más fuertes contra Taiwán y los EE.UU. superando con creces en número a las voces de moderación.
Aun así, había personas que instaban a la paciencia a largo plazo frente a los crecientes desafíos internos y el sentimiento global desfavorable hacia China, así como algunos por la paz.