El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) consideró que sin un diagnóstico basado en evidencia, una guía aterrizada para docentes, acciones y plan concreto, ni transparencia, el plan educativo propuesto por el Gobierno de México no tiene rumbo y pone en riesgo el aprendizaje.
Según publica Reforma en su edición del martes, la Secretaría de Educación Pública (SEP) busca implementar en el siguiente ciclo escolar (2022-2023) un nuevo plan curricular que entró en vigor bajo el acuerdo número 14/08/22 publicado el pasado 20 de agosto.
El IMCO refirió que este proyecto desdeña las pruebas estandarizadas como Pisa y Planea, por lo que apuntó que aunque ha habido estimaciones en la pérdida de aprendizajes, hasta el momento se desconoce su impacto con precisión, y no se dimensiona el reto que tienen los maestros mexicanos en puerta.
“Esto cobra mayor importancia en un escenario en el que, por disposición oficial, las y los alumnos no pueden repetir año por un mal desempeño escolar. Los resultados de la prueba son una brújula para el diseño del contenido académico y del desarrollo profesional docente con base en evidencia”, se destacó.
“Un plan sin rumbo pone en riesgo el objetivo de la educación como un medio para adquirir, actualizar, completar y ampliar los conocimientos, capacidades, habilidades y aptitudes de los niños y niñas que le permitan alcanzar su desarrollo personal y profesional como lo establece el artículo quinto de la Ley General de Educación”, se añadió.
El instituto, precisó Reforma, recordó que los organismos nacionales e internacionales han prendido alertas respecto a problemas estructurales que se han profundizado a raíz de la pandemia: el abandono escolar, la pérdida de aprendizajes y los problemas socioemocionales.
Se consideró que aunque pueden parecer deseables los nuevos preceptos de otorgar autonomía a los docentes y adecuar los aprendizajes a cada contexto educativo, no es claro cómo contribuirán a mitigar el impacto de la pandemia.
“El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó el nuevo plan de estudio y encontró que la falta de claridad en los contenidos prioritarios y los retos que tendrá el personal directivo y docente de cada escuela para llevar el plan a la práctica en las aulas podrían profundizar las brechas de desigualdad que se viven en el país. El desarrollo de habilidades dependerá de los recursos y capacidades con los que cuente cada comunidad educativa”, se indicó.
“La entrada en vigor del nuevo plan de estudio y la carga adicional que genera en las responsabilidades de docentes y planteles escolares podría limitar el desarrollo de habilidades y capacidades de las y los estudiantes, lo que podría reducir sus oportunidades en su futuro profesional. Para evitar este escenario, es necesario priorizar la atención a los principales desafíos del sistema educativo, entre los que destacan la pérdida de aprendizajes, abandono escolar y atención socioemocional”, añadió.
Resaltó que se hallaron diversos elementos del diseño y la implementación que resultan preocupantes, tales como que el nuevo plan de estudio carece de acciones concretas o un procedimiento que permitan a las y los docentes aplicar los cambios establecidos en el aula.
Así como que la documentación oficial que describe el nuevo plan de estudio es meramente narrativa, y carece de una justificación basada en evidencia, y se arrancará con una prueba piloto desfasada al inicio del ciclo escolar 2022-2023.