El próximo lunes cinco de septiembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) enviará el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el año fiscal 2023 (PPEF 2023) a la Cámara de Diputados, donde será analizada por los legisladores y en sus respectivas comisiones; ahí se modificarán o, en su caso, dejarán intactas las asignaciones de presupuesto que la SHCP considera adecuadas.
La ley establece que el PPEF 2023 debe ser aprobado antes del 15 de noviembre, por lo que se deben apresurar para realizar un balance adecuado que responda a las necesidades de los mexicanos; pero, ante un panorama bastante desalentador, las múltiples crisis por la que atraviesa México (desempleo, pandemia, inflación, etc.) se complican un poco más las expectativas del Gobierno de México en sus pronósticos de crecimiento en torno al producto interno bruto (PIB) del 2.4 por ciento para finales de 2022.
En el paquete de presupuesto se contemplan tres documentos esenciales: Criterios Generales de la Política Económica, la Iniciativa a la Ley de Ingresos de la Federación y el Proyecto de Egresos de la Federación, que ponen sobre la mesa la situación de la economía mexicana en el ámbito nacional e internacional, plantean la recaudación de capital y el gasto del erario público.
El Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez, ha declarado que el gobierno planifica un presupuesto “prudente” por los riesgos que implican los factores externos, poniendo en vilo las distintas proyecciones para el PIB mexicano. Tanto así que los banqueros, esos promotores de grandes capitales, respaldaron las declaraciones del Secretario. ¿Y por qué? Al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) nunca ha confrontado directamente a los empresarios, al contrario, los ha beneficiado, tanto así que han incrementado sus fortunas en estos cuatro años de su gobierno. Ellos son los beneficiados directos en todos sus programas de gobierno, desde favorecerse como intermediarios para cobrar las becas y pensiones en sus bancos ─el caso de Ricardo Salinas Pliego─ hasta contratar sus constructoras para los megaproyectos ─como grupo Carso de Carlos Slim─.
Sin embargo, el Presidente ha anunciado que no habrá giro alguno en su política fiscal, por lo que otorgará más dinero a sus programas sociales; pero el papel de ellos en el próximo año resulta fundamental para ganar las elecciones en el Estado de México y “tender alfombra” para el 2024. Así que los posibles recortes de los pocos fideicomisos existentes terminarán desapareciendo.
El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio González, previó que la prioridad son los “programas del bienestar” y mantener la deuda pública a raya. No especifica las acciones concretas, pues el PPEF tendrá varias sorpresas, tanto que la volatilidad de la moneda, la confianza de inversión y el estancamiento económico contribuyan a empeorar las condiciones de vida de los mexicanos. Vimos que el Programa Contra la Inflación y Carestía (Pacic) representa un rotundo fracaso, ya que la inflación no se controló y los 24 productos de la canasta básica, supervisados por la Profeco, siguen al alza, incluso en escasez.
Las expectativas para México no son más optimistas que el año pasado, la realidad dicta que el exceso de confianza puede cobrar cara la factura al gobierno de AMLO, poniendo en aprietos el presupuesto público; pero no sacrificando o reasignando el presupuesto de sus programas sociales. ¿Será que los diputados de oposición logren una victoria este año para modificar el presupuesto? ¿Morena blindará las ordenes que dan en Palacio? ¿Afianzarán su poder? Este es el penúltimo paquete económico del Presidente, por lo que todavía podrá hacer y deshacer con él lo que le plazca; sin quitarle una coma, el presupuesto puede avanzar y ser aprobado casi de inmediato.
Como en años anteriores, los más beneficiados son los allegados al poder y las obras públicas de infraestructura, salud, educación, generación de empleos, etc., conformarán una utopía que agudizarán más la pobreza de los mexicanos, mientras continúa el cuarto año de Movimiento Regeneración Nacional de traicionar y robar el presupuesto de la sociedad. Es hora de reaccionar y exigir un presupuesto que atienda las necesidades del pueblo mexicano.