Un importante encuentro cultural se llevará a cabo en Oaxaca el 23 de octubre próximo. Se trata del Concurso de Folclor Internacional que desde hace años organiza el Movimiento Antorchista Nacional y que ahora tendrá como sede el Teatro Macedonio Alcalá, esa joya histórica y arquitectónica que lleva el nombre del inmortal artista oaxaqueño compositor de la música del vals “Dios nunca muere”, que es un auténtico himno de identidad oaxaqueña.
En esta ocasión, el público asistente a este evento gratuito presenciará muestras de bailes, danzas y música pertenecientes a las culturas de los pueblos de Medio Oriente, África, Asia y América Latina. Para muchos espectadores esta es una de las pocas ocasiones en que tienen posibilidad de acercarse en vivo a programas culturales de alta calidad y en un teatro de primera categoría, como resultado de la elitización que padece la cultura en nuestra patria y en el mundo.
Los ejecutantes serán jóvenes artistas mexicanos provenientes de todas las regiones del país, que se han preparado y superado así las etapas eliminatorias con otros grupos que igualmente estaban muy interesados en participar. En todos los casos, se trata de artistas con alto nivel de dominio de la técnica, que han estudiado y practicado mucho sus respectivos números, esforzándose al máximo para que el público admire el encanto, los mensajes y las sutilezas artísticas de cada una de las muestras culturales de cada país; ninguno de ellos lo ha hecho por el interés de ganar dinero, puesto que el concurso no ofrece premios en efectivo sino reconocimientos simbólicos pero muy apreciados en el gremio. Se trata, entonces, de artistas movidos por el interés de mostrar su arte al pueblo, lo cual los honra de antemano.
El concurso del que hablo se da en una situación histórica particularmente importante. Se trata del relanzamiento de manera presencial de la actividad cultural del Movimiento Antorchista, que por la pandemia había tenido que trasladarse temporalmente a las plataformas electrónicas para no romper el contacto con numerosos espectadores pertenecientes a las capas marginadas y explotadas de México, que también sufren la marginación cultural. Esto es importante, aunque nuestros adversarios no lo quieran reconocer. Antorcha ha desarrollado, junto con un contacto real y verificable con habitantes de pueblos y colonias que se han organizado para luchar por mejorar sus condiciones materiales de vida y lograr un mundo mejor, un movimiento cultural con mucha raigambre popular. Si no hubiera tanta mezquindad entre quienes gobiernan, este trabajo debió ser tomado desde hace mucho como un referente exitoso de incorporación del pueblo a la actividad cultural, en especial a la danza, al baile folclórico, a la creación audiovisual, al teatro, a la poesía, a la oratoria, que tantos simbolismos profundos, enseñanzas e impactos emocionales en sentido positivo logran en el ser humano.
También es muy destacable este encuentro de folclor porque no hay duda que la actividad cultural popular, que debiera ser masiva y de alta calidad en un país cuyo Gobierno se preocupara verdaderamente por elevar material y espiritualmente a su pueblo, enfrenta un desdén gubernamental en México. Aunque en los discursos se hable de la importancia de la cultura, la actividad cultural está abandonada o reducida a espacios para las élites; despojada de recursos hasta dejar casi en los puros huesos a las instancias promotoras de la misma; adulterada pues en más de una ocasión se ha presentado como cultura de masas a espectáculos comerciales promovidos de común acuerdo entre gobierno y empresarios que se han vuelto millonarios con la fama de algunos artistas, cultivada simplemente como negocio. El pueblo se ha vuelto espectador pasivo e inerme de lo que le quieran presentar en los grandes conciertos “gratuitos” (financiados con impuestos de todos los mexicanos) y son muy pocos los mexicanos que practican las artes y muy reducida la población que tiene al alcance el cultivo de la inteligencia y la sensibilidad a través del arte.
Hay muchos elementos para demostrar que la actividad cultural está ahora más abandonada que antes. Prácticamente desde que se conoció el primer presupuesto diseñado por la 4T se desataron las críticas y quejas de quienes vieron que se empezó a meter tijera a los pocos programas que existían en los gobiernos neoliberales, mil veces denunciados por el actual presidente de la república. Así, hubo despidos en el INAH, Fonca, INBAL y otras dependencias dedicadas a la cultura, se dijo que sería temporal, pero no fue así. “México invierte menos en sus creadores y sus públicos que muchos países latinoamericanos, incluyendo los Estados más pobres. Con un gasto público de apenas 0.12% del producto interno bruto (PIB) en cultura, México tiene menor inversión en este sector que Colombia, Chile y Guatemala y un presupuesto de prácticamente la mitad que Panamá y Paraguay, de acuerdo con los datos más recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (…) El presupuesto funcional de cultura se ha reducido cada año desde que López Obrador llegó al poder con excepción de 2022 en el que se propone incrementarlo en 695 millones. Aun con el incremento, López Obrador gasta menos en cultura que Peña Nieto”, escribió Viri Ríos, en EL PAÍS. Por su parte, Elena Poniatowska fue contundente al referirse a López Obrador: “No ha hecho nada de lo que esperábamos por la cultura. No se ha ocupado de la cultura”, dijo recientemente ante diversos medios de comunicación.
Este es el marco en el que puede apreciarse de mejor manera el esfuerzo de una organización formada por mexicanas y mexicanos provenientes de las capas populares del país, que saben que la lucha por un México más justo y libre no sólo incluye mejorar sus condiciones de vida material sino gozar de todas las cumbres del pensamiento, la belleza y la sensibilidad alcanzadas por los pueblos del mundo. Los invitamos a asistir al teatro Macedonio Alcalá o a presenciar el encuentro a través de las redes sociales.