El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha anunciado este martes la suspensión de la participación rusa del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III), el último pacto firmado con Estados Unidos para la reducción y control de armas nucleares.
Putin, que ha indicado que Rusia “debe estar preparada para realizar ensayos nucleares si Estados Unidos los lleva a cabo primero”, ha puntualizado que no se trata de “abandonar” por completo el tratado sino de “suspender la participación”, tal y como ha aclarado durante su discurso ante la Asamblea Federal rusa a casi un año del inicio del conflicto en Ucrania.
Así, ha calificado de “absurdos” los llamados de la OTAN para que Rusia cumpla con dicho tratado, especialmente después de que los aliados de la Alianza denunciaran a principios de febrero el incumplimiento del mismo por parte de Rusia y pidieran a Moscú cumplir con sus obligaciones.
En este sentido, ha afirmado que se ha visto “obligado” a tomar esta decisión y ha acusado a los países con armas nucleares de “seguir desarrollando su armamento mientras insisten en tener acceso al ruso”.
Putin ha dicho tener información sobre la supuesta implicación de terceros países en los “intentos de las Fuerzas Armadas de Ucrania de golpear bases estratégicas de la Fuerza Aérea rusa”.
Según el presidente, Moscú tiene también pruebas de que Estados Unidos está desarrollando “nuevos tipos de armas nucleares” las cuales podría “poner a prueba ‘in situ’”. “Quieren infligir una derrota estratégica contra nosotros. Por eso tengo que anunciar la suspensión del tratado. No hay conexión entre el asunto del START III y el conflicto de Ucrania u otras acciones hostiles de Occidente contra nuestro país”, ha manifestado.
A principios de febrero, los miembros de la Alianza Atlántica recalcaron que el control efectivo de armas es “una contribución esencial” a sus objetivos de seguridad e insistieron en que el tratado sigue siendo de interés para la seguridad de la comunidad internacional.
Sin embargo, Rusia se ha negado en varias ocasiones a permitir la presencia de inspectores en sus territorios y ha sido acusada de obstaculizar los esfuerzos de Washington para abordar dicha cuestión.
Washington y Moscú prorrogaron en 2021 el Tratado START por un plazo de cinco años, dotándose así ambas naciones de margen suficiente para entablar nuevas conversaciones sobre seguridad estratégica.
Un año antes, las inspecciones tuvieron que ser paralizadas por la pandemia de coronavirus, pero cuando se volvieron a dar las condiciones necesarias para retomar dicha actividad, Rusia se negó a retomar las visitas, en gran medida debido a las tensiones entre ambas potencias por la guerra en Ucrania.
Este tratado entre Estados Unidos y Rusia busca limitar el despliegue de armas nucleares de alcance intercontinental por ambas partes, permitiendo comprobaciones frecuentes de los programas de cada país por parte del contrario. El acuerdo permite a Washington y Moscú desplegar hasta 700 misiles balísticos intercontinentales y 1,550 cabezas nucleares en esos misiles.
Si se pone fin al tratado o expira sin una renovación, los arsenales nucleares de las dos mayores potencias nucleares del mundo no tendrían ninguna limitación por primera vez desde los años 70, en plena Guerra Fría, y ninguna de las partes podría controlar el arsenal del contrario.