Guillermo del Toro ganó el domingo el tercer Oscar de su carrera y el primero para Netflix en la categoría de largometraje animado por “Guillermo del Toro’s Pinocchio” (“Pinocho de Guillermo del Toro”).
La categoría ha sido dominada por firmes producidos por Walt Disney o Pixar durante la última década, con la excepción de “Spider-Man: Into the Spider-Verse” (“Spider-Man: Un nuevo universo”).
“La animación está lista para dar el siguiente paso. Todos estamos listos para ello. Ayúdenos a mantener la animación en la conversación”, dijo Del Toro, quien previamente había ganado Premios de la Academia a mejor dirección y película por “The Shape of Water” (“La forma del agua”) en 2018.
“Pinocchio”, una interpretación musical animada cuadro por cuadro de la historia clásica del títere que anhela ser un niño de verdad, era considerada la contendiente más fuerte de la categoría. Previamente había conquistado el Globo de Oro y el máximo honor en los premios Annie de la industria de la animación.
Las otras nominadas a mejor largometraje animado eran “Turning Red” (“Red”), “Marcel the Shell with Shoes On”, “Puss in Boots: The Last Wish” (“El gato con botas: El último deseo”) y “The Sea Beast” (“El monstruo marino”).
El elenco de voces en inglés incluye a Ewan McGregor, Christoph Waltz, la también nominada al Oscar, Cate Blanchett, y Tilda Swinton.
“Pinocchio” recibió críticas muy favorables por tener una producción asombrosamente hermosa con una trama que aborda temas como el amor y la muerte. En un extremo opuesto de la versión de Disney de 1940, este “Pinocchio”, también hace referencias al catolicismo, el fascismo y los horrores de la guerra.
La película no se trataba de que el personaje principal aprendiera a ser el niño perfecto, señaló Del Toro.
“Creo que es una lección que es urgente en el mundo”, dijo a los periodistas en la sala de prensa después de ganar. “Estamos diciendo que la desobediencia no solo es necesaria, es una virtud”.
El director de origen mexicano dijo que la animación es cine puro, sumándose a los animadores que en los últimos años han combatido el estigma que señala que las películas animadas son un género solo para niños.
Para Del Toro, los animadores deben ser tratados como artistas, no como técnicos. Señaló que en “Pinocchio”, los animadores aparecen en los créditos incluso antes que los actores principales de voz.
“Esta es una forma de arte que se ha mantenido comercial e industrialmente en la mesa de los niños durante mucho tiempo”, dijo Del Toro. “Una victoria ayuda, pero se trata de avanzar como comunidad para lograrlo”.
El codirector Mark Gustafson hizo eco del mismo mensaje.
“Es tan bueno saber que esta forma de arte que amamos tanto, el stop-motion (animación cuadro por cuadro), está muy viva y bien”, dijo Gustafson.
Del Toro, quien ha establecido dos becas de cine, dice que ahora está comprometido a financiar una clase de stop motion para estudiantes de México en la escuela de animación Gobelins.
“El primer deber de la representación es hacerlo realmente bien… porque no lo estás haciendo por ti”, agregó Del Toro. “Lo estás haciendo por las personas que vienen detrás de ti y están buscando oportunidades. Si no haces eso, estás cerrando esa puerta”.
Cuando Del Toro llegó a Estados Unidos en la década de 1990, se encontró con “mucho racismo abierto y sutil”. Recordó “con gran disgusto” una entrevista que su director de fotografía, el ganador del Oscar, Guillermo Navarro, tuvo con un agente de talentos.
El agente “le dijo ‘¿para qué quiero un mexicano?’ Ya tengo un jardinero”.
Si bien las cosas han mejorado para las personas de color, todavía hay un techo de cristal muy difícil de superar.
“Tienes que seguir presionando todo el tiempo. No termina con una generación. No termina con una persona”, dijo Del Toro. “Pero nuevamente, juntos empujamos ese límite más y más y se crean oportunidades”.