Durante los días 24, 25 y 26 de marzo se llevará a cabo, organizado una vez más por los perseverantes antorchistas mexicanos, el Encuentro Nacional de Teatro, que cumple su vigésimo segunda edición y tendrá como sede las magníficas instalaciones del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, ubicado en Texcoco, Estado de México. Como ha sido a partir del inicio de este Encuentro, en el año 1998, la entrada a todas las representaciones teatrales es totalmente libre. Se trata de un evento único en el país, en el que durante tres jornadas podremos admirar más obras de teatro que las que un mexicano promedio ve en toda su vida.
Durante estos tres días podremos admirar, sin desembolsar un solo peso, más de 20 puestas en escena, surgidas del genio de dramaturgos mexicanos como Juan Bustillo Oro y Víctor Hugo Rascón Banda, entre otros; y genios universales como Molière, Shakespeare, cuyas obras harán honor a su visión del teatro: “que el gesto concuerde con las palabras y las palabras con el gesto… sin violar jamás la modestia de la madre naturaleza. Sabe que todo exceso se aleja del verdadero objetivo del actor, que siempre fue, es y será … reflejar la realidad, por así decirlo, en un espejo; mostrar a la virtud su propia imagen y al mal su verdadera faz; y revelar fielmente la esencia y perfil de la época en que vivimos”; y muchos otros dramaturgos creadores de distintas escuelas y visiones artísticas estremecedoras de los sentimientos y la consciencia.
El evento es especial no solo porque es gratis y no busca lucrar con el arte ni mantenerlo sólo al alcance de una élite, sino porque los actores y todos los que hacen posible las puestas en escena forman parte de un amplio movimiento cultural nacional que desde hace muchos años se propone una meta profunda y trascendente: lograr que el pueblo entre en contacto sistemático y profundo con las grandes creaciones del arte; las practique como artista cuando descubra que tiene talento; o como espectador las disfrute, capte sus significados profundos, las sienta, las asimile e incorpore al arte a sus anhelos de transformación no solo material sino espiritual, de tal manera que despierte en quienes crean y aprecian obras artísticas un anhelo imparable por el goce estético y el benéfico impacto emocional y pedagógico que éste provoca en los seres humanos, haciéndolos más sensibles a los problemas, anhelos y dolores que forman la vida humana en la sociedad injusta en que vivimos, disponiendo el ánimo para perseverar en busca de un mejor destino para las generaciones venideras.
Este evento, entonces, es especial y único porque los cientos de artistas y trabajadores del arte que participarán en este encuentro cultural, así como los miles que participaron en las eliminatorias que les precedieron, no buscan reflectores que alimenten a raudales su vanidad y su bolsillo, ni fama efímera y egoísta, sino que se proponen despertar al pueblo e incorporar en las luchas sociales el reclamo de conocer, saber, sentir y gozar con el arte, en este caso con una de las expresiones artísticas más completas, como lo es el teatro.
El Encuentro Nacional de Teatro es también excepcional porque la iniciativa, la preparación de los artistas y sus maestros, la logística y el financiamiento de todas las actividades corren a cargo de los participantes y del Movimiento Antorchista, lo cual es un gran mérito al tratarse de una organización social que vive y se moviliza con sus propios recursos, sin recibir un solo peso de subsidio de ningún nivel de gobierno; pero es también una denuncia contra quienes tienen el poder y los recursos públicos en sus manos pero mantienen al pueblo marginado también de las expresiones artísticas o sometido a consumir exclusivamente chatarra cultural.
El Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista es un claro desafío al gobierno federal que encabeza AMLO, para que honre su palabra de apoyar primero a los pobres, lo que en el terreno cultural significaría que se masificara la práctica y el disfrute del arte, que se destinara grandes sumas del presupuesto público a cultivar el teatro, la danza, la música, la poesía, el cine, la pintura y la literatura desde que seamos niños, y que estas expresiones artísticas dejaran de ser propiedad y privilegio de unos cuantos con dinero para pagar escuelas de arte y asistir a representaciones, para convertirse en patrimonio de todos los mexicanos, lo que provocaría el surgimiento de oleadas de nuevos artistas y un efecto liberador, una auténtica resurrección espiritual en todo el pueblo de México, que reclamaría no solo mejoras materiales, sino el derecho a ver desplegado ante sus sentidos todo el talento que los grandes artistas han desplegado a lo largo de la historia humana.
Estoy seguro que al igual que otras metas verdaderamente transformadoras de la vida sufriente del pueblo marginado y explotado de México, ésta no la cumplirán Morena ni el Presidente, puesto que toda la visión de país de esa “nueva” clase política encumbrada en Palacio Nacional se reduce a mantener a su disposición una suma de incondicionales sometidos por la amenaza o la dádiva, cuyo voto les permitan seguir pegados a la ubre presupuestal. En esas mentes gobernantes, el arte no ocupa ni siquiera un rinconcito de sus preocupaciones, por lo que tendrá que ser el propio pueblo el que, una vez conocida la potencia transformadora del arte, la incorpore a sus aspiraciones y a su programa de lucha por el poder.
Así de trascendente es este Encuentro Nacional de Teatro, esperamos darnos un abrazo fraternal con todos los que deseen acompañarnos a conmoverse, gozar, sufrir, reír y transformarse para buscar un mundo mejor, al presenciar estas 20 representaciones protagonizadas por estos grandes artistas a los que felicito de antemano. Los esperamos con los brazos abiertos.