A dos años de la tragedia que pudo evitarse, todavía está presente en la memoria de muchos, capitalinos y no capitalinos, la muerte de 26 personas y poco más de 100 heridas que dejó como saldo el colapso de una trabe de la estructura de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México (Cdmx). También están presentes las promesas hechas por la jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, y por el propio secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, que a pesar del tiempo transcurrido siguen sin cumplirse. De ahí que el pasado 3 de mayo, familiares de las víctimas se hayan manifestado exigiendo justicia y reparación del daño; sobre todo, les preocupa el hecho de que haya nulos avances para fincar responsabilidades a los funcionarios que, en su momento, dieron luz verde para poner en funciones dicha línea.
Después del mortífero accidente de esa Línea 12, se han suscitado una serie de problemas en otras líneas, a grado tal, que a la señora Sheinbaum le fue otorgado el permiso del presidente López Obrador de disponer de la Guardia Nacional pues, sin demostrar nunca su dicho, la jefa de gobierno aseguró que se trataba de actos de sabotaje. Pero la verdad fue saliendo poco a poco y ha quedado claro que los diversos problemas ocurridos en la mayoría de las líneas del Metro se deben a que no se les ha dado mantenimiento desde hace mucho tiempo, como lo aseguran tanto los trabajadores de los talleres como los que trabajan en las estaciones y, por supuesto, los usuarios de este sistema de transporte, muchos de los cuales lo han venido denunciando a través de las redes sociales. Sólo a manera de ejemplo, citemos el caso de la Línea 1, la más antigua del Metro (inició operaciones en septiembre de 1969), que después de 53 años de funcionamiento, apenas se empezó a remodelar.
Otro gran problema y, por tanto, gran preocupación de los usuarios, es la falta de mantenimiento de la estación Pantitlán, que por su gran afluencia de usuarios, 91 mil 504 en promedio por día, en caso de ocurrir un accidente, sería una verdadera catástrofe, pues se trata de una estación terminal de cuatro líneas del metro que, “como tal, es uno de los mayores centros de transporte del mundo”. (MexicoCity.cdmx.gob.mx). Desde abril del año pasado, el Sindicato de Trabajadores del Metro solicitó que se le diera mantenimiento al tramo elevado de la terminal Pantitlán que presenta un ostensible daño estructural en la Línea 9, a su llegada a dicha terminal, consistente en el hundimiento de algunas de las columnas que lo sostienen, además de grietas en los puentes y desplazamiento de las placas de concreto que componen la construcción; de ahí que recomendara que el servicio se suspendiera como medida de seguridad para evitar una tragedia. Además del sindicato, el Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la Ciudad de México informó que dicho tramo elevado “presentaba deformaciones y estaba comprometido, por lo que era urgente llevar a cabo una intervención”.
Muchos trabajadores de la ciudad de México, se dice que un poco más del 25 por ciento, viajan dos horas para llegar a su centro de trabajo, más dos horas que ocupan para regresar a su casa, hacen un total de cuatro horas, más la jornada normal de ocho horas, totalizan una jornada de desgaste de doce horas, una de las más altas del mundo. A la autoridad de la ciudad de México, eso le importa un comino. Ahora, también, como vemos, su vida, pues las advertencias del sindicato fueron olímpicamente ignoradas, el servicio no se suspendió; nada más, a manera de insultantes precauciones, se instruyó a los operadores para que todos los convoyes que llegan y salen de la terminal Pantitlán en la Línea 9 deben de hacerlo con una restricción de velocidad para evitar la “sensación de inseguridad al usuario”. No se les protege, nada más se cuida que no se asusten. ¡Hágame usted el favor!
A pesar de los graves daños arriba señalados y a pesar de que no tarde mucho para que suceda un desplome que cause otros muertos y heridos, sólo se recomienda dar a los usuarios la “sensación”, que no la seguridad, de que sus vidas no corren peligro. ¡De ese tamaño es la irresponsabilidad de la señora Claudia Sheinbaum, que tiene pretensiones de gobernar al país entero! Pero como no quiero pecar de exagerada, agrego que el reporte que elaboró el Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la Ciudad de México, tuvo como respuesta de la Secretaría de Obras y Servicios del gobierno capitalino que se colocaran en dicho tramo varios puntales de acero, lo que de acuerdo con el sindicato no es suficiente para corregir el daño estructural de las columnas que sostienen dicho tramo. Lo que debe hacerse, ha reiterado el sindicato, es volver a cimentar las columnas, solución que ha quedado descartada por la autoridad, al menos por un largo tiempo.
Los miles de usuarios que diariamente utilizan la estación Pantitlán, también deben guardar en su memoria el comunicado emitido por la Secretaría de Obras y Servicios el pasado 10 de abril: “La Línea 9 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, está en condiciones para su operación y no representa ningún peligro para los usuarios” (expansion.mx del 11 de abril, 2023), pues a como vamos bajo el gobierno de la 4T y conforme a la penosa experiencia de la Línea 12, seguramente les será de utilidad. ¡No olvidemos quiénes serán los verdaderos responsables cuando colapse el tramo elevado de la Línea 9! Pero no hay por qué esperar a que una nueva desgracia suceda, pues es posible pararla a tiempo, siempre y cuando quienes ahora sufren sin merecerlo el pésimo estado del Metro, que sobre todo pone en peligro sus vidas y las de sus seres queridos, se decidan a organizarse y a luchar por un transporte seguro y eficiente. Ojalá que así sea porque es urgente.