Varios cientos de manifestantes salieron el jueves a marchar en el centro de la capital mexicana en rechazo a la violencia que se ha recrudecido en el estado sureño de Chiapas, donde a inicios de mes fueron asesinados siete indígenas desplazados.
Levantando pancartas en las que se leía “alto a la guerra contra los pueblos zapatistas” y bajo la consigna “Chiapas no es cuartel, fuera el Ejército de él”, varios cientos de integrantes de organizaciones civiles e indígenas se movilizaron por el céntrico Paseo de la Reforma, rumbo al la plaza del Zócalo capitalino, para exigir al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que tome acciones para contener la violencia en ese estado fronterizo con Guatemala.
Algunos de los hechos de violencia se han registrado en zonas en las que tiene presencia la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) -alzada en armas hace casi 30 años- que cuenta con un fuerte respaldo popular, y donde también operan paramilitares y otros grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas y de personas.
Desde su silla de ruedas, Dulce García, una activista de 48 años, exigió justicia para los habitantes de Chiapas y denunció que los “hermanos zapatistas están en un altísimo riesgo”.
García atribuyó la violencia en el estado fronterizo a grupos paramilitares y narcotraficantes que aseguró tienen “intereses económicos en toda esa zona”.
El 2 de junio fueron asesinados siete indígenas en el poblado de Polhó, en las montañas de Chiapas, por un grupo armado.
Hasta la fecha las autoridades no han informado sobre quiénes ejecutaron el ataque a los indígenas que desde el año pasado se habían desplazado a Polhó. Huían de la violencia en Santa Martha, una comunidad del municipio de Chenalhó donde en octubre pasado las viviendas de muchas familias fueron quemadas, aparentemente, por un grupo de los considerados “autodefensas”.
Chenalhó está enfrentado desde hace años con la vecina localidad de Aldama por un conflicto de tierras y aunque el gobierno federal y estatal han intentado establecer acuerdos de paz entre las partes involucradas, los hechos de violencia persisten.
A finales de mayo se registraron choques entre militares y pobladores del municipio de Frontera Comalapa, en Chiapas, en medio de unos operativos que estaban realizando los uniformados para combatir a cárteles del narcotráfico que mantienen disputas territoriales en esa región.