En el mundo hay 218 millones de niños entre cinco y 17 años que trabajan, de los cuales 152 millones son obligados; no juegan ni reciben educación elemental. Tres millones 300 mil son mexicanos y habitan estados gobernados por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) como Oaxaca, Puebla, Veracruz, Michoacán y Chiapas, donde las cifras de trabajo infantil son alarmantes.
Estos datos fueron publicados por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República y revelan que el trabajo infantil forzado se debe, en la mayoría de los casos, a la extrema pobreza de los padres, al abuso deliberado de empresarios que quieren aumentar sus ganancias y a la violencia delictiva.
El documento ¿Quiénes son los niños, niñas y adolescentes que trabajan?, reflexiona sobre la encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) aplicada en 2019 –un año después de la llegada de Morena al poder– y revela que los tres millones 280 mil 064 menores que trabajaban conformaban el 11 por ciento de los 28 millones 522 mil 295 que entonces había en México; 644 mil 658 no asistían a la escuela, la mayoría era del sexo masculino y efectuaba labores agrícolas porque habitaba en zonas rurales; y que 406 mil que realizaban labores domésticas eran mayoritariamente mujeres.
En las entidades gobernadas por Morena, el número de los trabajadores infantiles superaba los 120 mil: en Oaxaca eran 153 mil 554; en Puebla, 194 mil 385; en Chiapas, 178 mil 280; en Veracruz, 146 mil 785; y en Michoacán, 127 mil 21. En los cinco estados eran 825 mil, el 24 por ciento de los niños que trabajaban en la República.
Esta información estadística, compilada antes de la pandemia de Covid-19, permite colegir que esta situación es hoy mucho más grave porque, a partir de la crisis sanitaria de 2020-2021, el desempleo, la pobreza, la deserción escolar y la ambición de los dueños del capital, aumentaron. A pesar de que el trabajo infantil está prohibido en México, en el país operan empresas donde las jornadas son de 14 horas diarias, se paga mucho menos o no se paga nada.
Por todo esto, resulta obvio que programas sociales como el de las becas Jóvenes Construyendo el Futuro no logran el objetivo de disminuir la cantidad de jóvenes trabajando en las calles para sobrevivir, como lo evidenció la encuesta del Inegi de 2019, que reportó una cifra similar de niños (3.2 millones) que, en 2018, trabajaban en el sector informal.
Además de no instruirse y no jugar como deberían, los pequeños que trabajan en fábricas, comercios, domicilios y calles están expuestos a mayores riesgos de enfermedades, agresiones físicas, vicios y violencia física de todo tipo, incluida la prostitución. El trabajo infantil tiene sus raíces en la pobreza extrema en la que viven sus padres y en su necesidad de trabajar para no morir de hambre.
Hoy, a cinco años del gobierno de López Obrador, la pobreza del país se ha incrementado y resulta aterradora, porque es resultado de la ineptitud de él y sus colaboradores para combatir los abusos de los empresarios y las organizaciones delictivas, cuyas bandas están reclutando a muchos de esos niños y jóvenes.
Por ello es urgente evitar que el trabajo infantil se normalice educando y politizando al pueblo para que al gobierno de México lleguen políticos sensibles y preocupados por su patria y no morenistas ignorantes, insensibles y mentirosos. Por el momento, querido lector, es todo.