La ciudadanía necesita conocer la historia de los partidos, pero, sobre todo, a los diversos actores políticos. Un pueblo que conoce su historia no está condenado a repetirla, pero aquel que la ignora lamentablemente repetirá sus errores.
Maricela Serrano Hernández
La respuesta inmediata es que ganó la Transformación de 4ª o, como le llama algunos, la 4ª Transformación del Partido político Morena, para el 27% de los votantes del 49.2% de los que participaron, se ha terminado la hegemonía corrupta del PRI y la vida comenzará a cobrar “un color diferente” para los estratos más vulnerables de la población porque al fin sacaron al PRIAN, lo mejor está por venir, según el pensamiento iluso que es proclamado por esta corriente política.
El análisis de quién auténticamente ganó las elecciones del Estado de México no es así de simple, preguntémonos ¿realmente ganó un cambio auténtico? La historia nos puede ayudar a encontrar la respuesta que, sin duda, será autentificada por las acciones del presente gobierno tanto en lo federal como en lo municipal.
Bajo el régimen de Porfirio Díaz (1877-1911), México había logrado altas tasas de crecimiento económico, pero a costa de un inequitativo reparto de la riqueza y de una creciente dependencia hacia el exterior. La caída de Díaz fue originada por el enfrentamiento armado de la Revolución Mexicana, que culminó con la promulgación de la Constitución de 1917. La revolución de 1910 constituyó un movimiento armado que tenía la intención de dar paso a un nuevo régimen, pero nuestro país no tenía un camino bien estructurado para cumplir con su destino democrático. Había que diseñar instituciones que le dieran sustento; transitar, paso a paso, sobre vías propias y adecuadas a nuestras condiciones, fue así como surgió una nueva idea de partido político en el país.
La estabilización del país (la paz) se logra a partir precisamente del sistema institucional partidista, surge así en 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR) bajo la figura de Plutarco Elías Calles, que integra a civiles y militares que habían luchado durante revolución a favor de los principios: no reelección, la democracia y justicia social; luego éste se convierte en el Partido de la Revolución Mexicana PRM en 1938 y en 1946 en el PRI quien por 70 años gobierna nuestra república, es hasta 1989 que se da la primera alternancia política en la gobernatura de Baja California con el triunfo del PAN y en el año 2000 en la presidencia de la república con Vicente Fox.
Es importante señalar que en el año 1987 se da una gran escisión dentro del PRI encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Efigenia Martínez entre otros, quienes forman el Frente Democrático Nacional y posteriormente el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Años después, en el 2012, éste sufre una ruptura mortal con la salida de Andrés Manuel López Obrador a quien el partido no quiso darle nuevamente la candidatura, por esto forma MORENA con todos aquellos que de extracción priista, panista o perredista quisiesen seguirlo.
Un elemento más debe ser tomado en cuenta: el sistema político nacional es el encargado de resguardar al sistema económico, que busca cómo modificar el control del país a fin de no afectar al Gran Capital; es así como surge la famosa “Reforma Política” que da cabida a más partidos políticos e incluye en las estructuras de poder a los partidos llamados de Oposición. A esto le sumamos también el hecho del llamado descontento social a nivel internacional, donde los poderes facticos, impulsados por la burguesía internacional quiere ofrecer la apariencia de la búsqueda de lo que se llamó, la democratización de los pueblos. Obviamente, se trata de buscar alternativas donde aparentemente participe la ciudadanía, pero comprensiblemente, no se trastoquen los intereses económicos de los grandes empresarios.
Es así, como surge el nuevo juego democrático, como un dulce que es atractivo para la población, como ese caramelo llamado “alternancia política del poder”, pero que nunca de manera real resolverá las grandes necesidades del pueblo pobre y explotado. Porque, la llamada oposición, encabezada por la Izquierda mexicana que en su momento estuvo representado por el PCM, el PT, el PSUM y su afiliación en su momento al PRD y ahora en MORENA, no es más que el reciclaje de los viejos Priistas, que aprendieron a vivir del presupuesto y hacer que sus fortunas siguiesen creciendo. El desgaste natural del PRI es sustituido por un partido redentor que desagravie supuestamente la política corrupta del viejo y caduco PRIAN.
Los políticos Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Monreal, Manuel Bartlett, Marcelo Ebrard, y un largo etcétera, nacen en el PRI e incluso ocupan puestos en el partido o algunos son gobernadores de algunos estados postulados por el PRI, un ejemplo es Andrés Manuel que fue presidente del PRI estatal en su natal Tabasco. De manera astuta muchos políticos deciden cambiarse al naciente partido para no perder el control y con nueva cara seguir manipulando al país, no importa cuantas veces se haya engañado, manipulado, explotado y decepcionado al pueblo, una cara nueva, un nombre nuevo y un nuevo discurso demagógico son suficientes para crear nuevas expectativas en la población. La falacia de la transformación ha sido creída por el pueblo, pero este no ha visto una sola obra a nivel federal que beneficie o modifique de manera real y sustantiva su vida, al contrario, hay una real y auténtica crisis en el sector salud, en seguridad pública, en educación en todos los niveles, en economía con la inflación y la carestía que ha pegado al rubro alimenticio, hemos retrocedido en la escala mundial como uno de los países más corrupto en el mundo, con nulos resultados que puedan ser mostrados a la población, es una verdadera y auténtica decepción el papel que ha mostrado aquel que por más de 12 años nos vendió la idea de acabar con la corrupción y solucionar en un dos por tres los problemas del país.
El nivel municipal no es la excepción, en la mayoría de los casos, los presidentes municipales que han emanado de MORENA tienen un pasado priista, caso concreto Ixtapaluca, Felipe Arvizu y varias personas de su actual equipo pertenecen a aquellos que gobernaron nuestro municipio antes del 2012. Felipe Arvizu “el Felipillo” como se le conoce en el argot político, fue regidor, director de varias áreas de gobierno, delegado administrativo estatal, donde la gente tramitaba documentos básicos y donde creció de manera alarmante el coyotaje cuando él estuvo en ese cargo, su pasado como un mal e indigno priista le acompañan, pues él y la bola de mafiosos, que quienes quién tenemos tiempo viviendo en Ixtapaluca sabemos que fue el periodo en que el PRI, más bien dicho sus integrantes que tenían la administración municipal, era de lo más corrupto, su búsqueda era llenarse los bolsillos hasta más no poder, y con muy poca atención al desarrollo en las comunidades.
Felipillo y el equipo del mafioso de su cuñado Armando Corona, cuando sienten en el 2012 que perderían su mina de oro, sin rubor se pasan al PAN, en el 2015 saltan al PRD donde Arvizu es candidato a la presidencia municipal y en 2018 por Morena con quienes obtiene la presidencia, o sea los que piensan que acabaron con esos priistas de antaño, de las épocas pasadas cuando se dañaban a nuestras comunidades, déjenme decirle que no ha sido así, hoy están gobernando con un nuevo color, pero con las mismas mañas del pasado y aún más, con el permiso y el encubrimiento del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.
¿Quién ganó las elecciones en el Estado de México? Ganaron los que hoy no se tientan el corazón y de manera cínica roban, destruyen y matan. Los que han aprendido a ser vividores del pueblo, hoy con un traje de color Guinda, son la escoria del viejo PRI, son la “misma gata nada pero revolcada”.
A cinco años del Gobierno Federal o a 2 años del gobierno municipal. ¿Qué cambio real y sustancial se ha dado para bien del pueblo? ¿Hay un mayor desarrollo económico, tenemos empleos suficientes, hay una mejor remuneración por el propio trabajo, la canasta básica podemos pagarla? ¿Tu entorno social ha mejorado en infraestructura? ¿Existe una auténtica alternativa de vivienda? ¿El sistema de salud te provee de todas las medicinas que necesitas y de todos los servicios? El mejor criterio de verdad es la práctica y en ella vemos una realidad desoladora, a nuestro pueblo hoy más que nunca no le alcanza su escaso recurso para vivir.
A nivel municipal la cosa no es diferente, a pesar de que Ixtapaluca tiene un presupuesto de más de mil millones de pesos, y que llevamos casi dos años con este gobierno, sólo se han hecho pequeñísimas obras para taparle el ojo al macho, y así seguir engañando al pueblo con fachadas y con remodelaciones que no son sustantivas. La excusa es la de siempre: mostrar su ineficacia culpando a la administración anterior. No es culpa de la administración anterior que la Comisión Federal de Electricidad corte la luz de los pozos dejando sin agua en esta época de extremo calor a las diversas comunidades. La situación es inhumana, pero el Felipillo se lava las manos (aún sin agua) mintiendo y echando la culpa a otros, escondiendo su ineficiencia, su incapacidad y su ineptitud.
La ciudadanía necesita conocer la historia de los partidos, pero, sobre todo, a los diversos actores políticos, necesita conocer quién realmente es capaz de dar soluciones a los problemas de fondo y no dejarse engañar por modas políticas, recordemos, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Un pueblo que conoce su historia no está condenado a repetirla, pero aquel que la ignora lamentablemente repetirá sus errores.
Nadie puede decir que no hay alternativa para corregir los males sociales, solo que implica la participación de quien lo sufre, de manera organizada, de manera consciente necesitamos trabajar en unidad, bajo el principio “de gobernar para los que menos tienen”, a fin de generar el desarrollo económico y social que nuestro pueblo requiere. Esto será posible cuando uno a uno nos quitemos la venda de los ojos y ayudemos a otro hermano a no dejarse manipular. Hoy más que nunca es necesaria la organización popular.