La edición del Foro de Sao Paulo de este 2023 tiene algunas connotaciones muy relevantes. Muchos problemas regionales se agudizan en el mundo a medida que el imperialismo insiste en perpetuar su política injerencista y mantener su dominio a toda costa. Por ello, creo conveniente reconocer al menos el espíritu en torno al Foro de Sao Paulo, el de renovar la unidad de la izquierda latinoamericana desde el posicionamiento del Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo peso geopolítico vuelve a colocar a Brasil con una enorme importancia para la región, aunque no solucionará mucho si él mismo y su grupo vuelven a los errores que condujeron a la debacle de su alternativa política.
En Brazilia, este foro celebrado el 29 de junio, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) destacó la importancia de la convocatoria creada en 1990, por iniciativa suya y del líder cubano, Fidel Castro, buscando promover entre la izquierda la búsqueda del poder por el voto popular. Según Lula, fue la primera experiencia latinoamericana donde la izquierda se unió para disputar espacios políticos. «Fue la victoria en Argentina, en Chile, en Brasil, en Venezuela, en Ecuador. Fue la victoria incluso de gente más progresista en los otros países que estaban de nuestro lado. Además de la victoria de nuestro compañero Hugo Chávez en Venezuela. Vivimos un período de mucha expansión de la conquista social y de la participación política en nuestro continente», dijo rememorando la trayectoria del Foro.
«No creo que haya habido otro momento histórico en que la sociedad de América del Sur y de América Latina haya tenido tantas conquistas y tantas políticas de inclusión social como tuvieron en este período de 2000 a 2010, 2012, hasta 2015, cuando le hicieron el impeachment a Dilma», agregó.
Aunque esto representó una etapa, el político brasileño pidió autocrítica y reflexión a la izquierda sudamericana sobre los errores cometidos en los últimos años. «Sé cuánto hemos perdido en nuestro continente. Sé lo triste que fue que Argentina tuviera un presidente de derecha no hace mucho. Sé lo triste que fue la salida de Rafael Correa, ex presidente de Ecuador. Sé lo triste que fue la derecha chilena. Sé lo triste que fue el golpe en Bolivia. Sé lo triste que fue el ‘impeachment’ de la compañera Dilma Rousseff aquí en este país. Y nosotros, en vez de lamentarnos, tenemos que aprender lecciones. ¿En qué nos equivocamos? ¿En qué fallamos? ¿Por qué nos pasó algo así?
Sobre la autocrítica en casa, Lula dijo: «Esos cuatro años en Brasil deben ser una lección para todos» y servir para «entender que o nos organizamos, o la extrema derecha va a estar ahí, contando mentiras y violentando la civilidad para volver al poder», alertó. Esto lo dijo frente al Partido de los Trabajadores pero también frente al Partido Comunista de Brasil (en portugués: Partido Comunista do Brasil), conocido por las siglas PCdoB, que encabezaron esta convocatoria como movimientos partidistas.
El mandatario admitió que la extrema derecha se ha expandido a nivel mundial, aprovechando símbolos como la familia, el patriotismo y propagando noticias falsas, sin embargo, reconoció que la no superación de los errores en la izquierda, es lo que ahora mantiene a la izquierda como epicentro del golpeteo político por parte de los grupos conservadores y ultraconservadores en la región, los cuales levantan la mano para suceder gobierno fallidos que se presentan como de izquierda, incluidos México.
«Y usted sabe cuántas veces se nos acusa. Ustedes saben cuántas calumnias y ataques peyorativos se hacen contra la izquierda en América del Sur. La extrema derecha fascista, ni en Brasil ni en el mundo, nos considera organizaciones democráticas. Nos tratan como si fuéramos terroristas. Nos acusan de comunistas, como si eso nos ofendiera», afirmó. «Nos ofenderíamos si nos llamaran nazis, neofascistas o terroristas. Pero como comunista, socialista, nunca. Eso no nos ofende. A menudo nos enorgullece” dijo el brasileño, tras citar los logros de la izquierda en el continente latinoamericano, por eso dijo que llamarse socialista o comunista es motivo de orgullo hoy por hoy.
Si bien admitió que la democracia no es “un pacto de silencio”, sino una “sociedad en movimiento, en busca de días mejores”, es el sistema político que permitirá tener un camino para «acabar con el hambre y la miseria» del pueblo. La defensa en torno a la legalidad y el sistema democrático establecido en el proceso de renovación del poder, recordemos, es una problemática presente en México cuando se trata de defender instituciones como el Instituto Nacional Electoral, cercado por el gobierno actual para mantenerse en el poder.
El Foro de Sao Paulo 2023 dejó en el aire, dibujados, esbozados, como problemas, en primer lugar, problemas de gran magnitud sobre la necesidad de rediscutir el discurso de la izquierda, una vez que se admite cómo la izquierda ha perdido discurso en temas muy agudos en la región como la migración o sobre ¿qué discurso tomar frente a la derecha y su discurso fascista? O cómo hacer que el uso de las redes sociales realmente sea una herramienta de difusión, como plataformas de los propios movimientos de la izquierda.
Por otra parte, creo que la visión sobre lo que pasa en México es realmente ajeno a la realidad. Mónica Valente, secretaria del foro social, señala que México llegó por primera vez al campo progresista en 2018, y sobre esto debo precisar, desde este país, que la opción política que arribó el poder con el presidente Andrés Manuel López Obrador ha utilizado el discurso izquierdista como nunca, pero los resultados no son visibles en los procesos de organización y educación del pueblo mexicano. Este es el sexenio que más ha utilizado a la Guardia Nacional, una corporación militar con mando civil, para la contención de migrantes, siguiendo las directrices de Estados Unidos o el que más muertes de ciudadanos de a pie registra en todas las regiones del país a causa del dominio de grupos fácticos del crimen organizado así como muchas otras problemáticas como una austeridad mal entendida y peor aplicada en el sector público, el cual se traduce en afectaciones a las mayorías.
Sin embargo, con todas las limitaciones existentes, reitero, reconocer el espíritu en torno al Foro de Sao Paulo, el de renovar la unidad de la izquierda latinoamericana, y continuar el proceso de aprendizaje y comunicación, son más necesarios que nunca, pues un bloque regional fuerte pasa también por un conocimiento más amplio de los movimientos populares existentes en todos los países, incluidos el mío, México. El avance y consolidación de este bloque regional es relevante cuando escuchamos que en otras regiones del mundo hacer esfuerzos de profundización de las relaciones como la Organización de Cooperación de Shanghai, entre otros.