Mientras los hospitales y clínicas del sector salud carecen de personal suficiente, medicinas y equipos médicos, las “corcholatas” del Gobierno Federal han iniciado una costosa campaña anticipada: Claudia Sheinbaum Pardo gasta millones de pesos (mdp) en giras por el interior del país; Marcelo Ebrard Casaubón lo derrocha en tiktoks y Adán Augusto López Hernández porta un reloj de un mdp.
Los derroches y la negativa del Gobierno Federal y de la Ciudad de México (CDMX) a atender las necesidades sanitarias (disimulada con la instalación de “mesas de negociación o de trabajo”) obligó a los trabajadores de la salud a movilizarse a principios de julio, como lo hicieron en dos ocasiones anteriores.
“Estamos amenazados porque las autoridades han dicho que se va a formar un grupo de lo que fue el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) con médicos, enfermeras, trabajadores sociales, entre otros funcionarios y a los empleados de base nos harán a un lado”, revelaron empleados de la red hospitalaria de la CDMX.
Los médicos generales y especializados, las enfermeras y los camilleros que trabajan en los 27 hospitales de la capital mexicana confiaron que temen el despido; y suponen que a pesar de sus denuncias, el gobierno morenista no resolverá sus demandas.
“Realmente falta todo lo necesario para atender a un paciente: gasas, jeringas, toallas sanitarias, pañales para los bebés, hojas para el bisturí, agua para que tomen los pacientes y los medicamentos que se necesiten, especialmente si tienen alguna enfermedad degenerativa. Aparte de eso, tienen que pagar la atención médica y la hospitalización”, denunciaron, pidiendo a este semanario no revelar sus nombres por temor a represalias.
Explicaron que, a pesar de las protestas efectuadas a fines de junio, no hay abasto de medicamentos; y en las “mesas de trabajo”, el gobierno de la CDMX no ha avanzado con respecto a su posición anterior, por lo que no descartaron la decisión de tomar nuevamente las calles; pero advirtieron que “será algo más contundente.
“Estamos valorando; no vemos avances… nuestra situación no mejora, los salarios del personal médico y de enfermería tampoco. No descartamos movilizarnos a fines del mes de julio o a principios de agosto”, aseguraron.
En el Hospital de Balbuena falta todo
En la entrada del Hospital General de Balbuena, especializado en traumatología y geriatría, una manta cubre casi la mitad del inmueble donde los trabajadores enumeran las demandas de su pliego petitorio.
Entre éstas, destacan la mejora de las condiciones generales de trabajo; la base sindical para todos los trabajadores del nosocomio; salarios justos para todo el personal; incremento en los ingresos del personal con mayor antigüedad y el reconocimiento de los años laborados.
Exigen, asimismo, equipo médico funcional de rayos X; servicio total y continuo de tomografía y resonancia; apertura del tercer piso y dotación permanente de medicamentos e insumos que se utilizan en el hospital, incluidos los del área de limpieza. Estas demandas se enarbolan también en los otros 26 hospitales.
“Somos un hospital de especialidad que se ubica en una zona peligrosa, donde diariamente se registran baleados, atropellados, acuchillados, lesionados, entre otros accidentes, situación que se agudiza los fines de semana. Tenemos saturación de enfermos; pero no hay medicamentos, no hay rayos X y tenemos que enviar a los pacientes a otros hospitales. Muchas veces, los accidentados vienen de otros estados o municipios y no contamos con insumos y medicamentos para atenderlos, o cómo trasladarlos por falta de ambulancias.
“No hay suficientes ambulancias. Somos siete choferes en los fines de semana, pero no hay en qué trasladarlos. En este hospital siempre se registra saturación debido a que, al no haber aparatos e insumos y ante la gravedad del paciente, se deben llevar a otra unidad”, reconocieron.
La enfermera Susana G. reveló que, en el Hospital de Balbuena, “no contamos con solución, agujas, diálisis; no tenemos rayos X y el tomógrafo se calienta y si se satura, se descompone y pasan varios meses para que lo vengan a arreglar. Después de las manifestaciones de protesta todo sigue igual”.
Lamentó los bajos salarios que perciben: “tengo un salario quincenal de tres mil 500 pesos, siete mil al mes; una enfermera con especialidad cobra mil pesos más que yo. Es decir, ocho mil al mes, y no nos alcanza para nada”. Además, denunció que a raíz de las protestas “vivimos con miedo; estamos vigilados; y ya hay mucha desconfianza entre nosotros. No podemos hablar… tememos ser despedidos en cualquier momento”.
Sin embargo, los problemas provocados por el mal funcionamiento de los servicios sanitarios en el HospitalGeneral de Balbuena no son nuevos. Durante un recorrido que buzos realizó por este nosocomio se pudo constatar el alto número de enfermos haciendo fila; que las ambulancias son insuficientes para trasladar a los pacientes; muchos de ellos son trasladados a otros hospitales porque no hay medicamentos ni instrumentos para atenderlos; y muchos provienen de los estados de Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Puebla y de varios municipios del Estado de México (Edomex), especialmente de la región oriente.
Cada minuto llegan pacientes, como fue el caso de un adolescente que se fracturó la muñeca y a pesar de sus gritos de dolor y de las súplicas de su mamá, no fue atendido. “Aquí no se atiende a menores de edad, solo a adultos, además no contamos con rayos X”, alegaron los trabajadores del nosocomio.
Un albañil que se cayó en la construcción donde trabajaba tampoco fue atendido, a pesar de que el señor no podía caminar y tenía una herida en la cabeza. El argumento fue el mismo: “no tenemos aparatos de tomografía computarizada, no hay rayos X, no hay solución”.
Cuotas de recuperación
El pago de consultas varía según la especialidad del nosocomio. En el Hospital General de Balbuena cuestan 23 pesos y en el Hospital de la Mujer 270 pesos; y los familiares se ven obligados a comprar el medicamento indispensable.
Los trabajadores del Hospital de la Mujer denunciaron que existen “cuotas de recuperación” que las pacientes deben pagar, aunque tengan seguridad social. En este nosocomio, la atención es especializada y ésa es la razón por la que las “cuotas de recuperación” son más altas y diferenciadas.
Por ejemplo, una cirugía abdominal no clasificada tiene un costo de 16 mil 146 pesos; una cesárea-histerectómica (extirpan el útero), 18 mil 893; una histerectomía radical o amplificada 19 mil 862 y un legrado obstétrico, seis mil 864 pesos.
“Aunque las personas que acuden al Hospital de la Mujer cuenten con seguridad social, se les atiende. Según el tiempo que estén internados, aumenta el precio; si hay medicamentos, se les dan; y si no, el familiar del paciente lo tiene que comprar”, advierten los empleados, que también se lamentan por el mal estado del nosocomio.
“Ahora que empezaron las lluvias, el hospital registra inundaciones; pero el problema de la falta de insumos y material para trabajar se registra en todas las áreas: mantenimiento, ropería, intendencia, en todos lados. Además, hay fugas de agua en varias partes del inmueble y no las reparan”, denunciaron.
Informaron también que constantemente se enferman los empleados de base debido a que en el desayuno y la comida les dan alimentos en mal estado. “Todo está muy mal… cada día que pasa la situación es peor”, se quejan los empleados y ruegan que termine ya el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
“La infraestructura es mala en todos y cada uno de los hospitales de la CDMX. Es deplorable la situación de los pacientes en camas y muchas veces ni camas tenemos, camas dignas; no hay rayos X, la resonancia magnética no funciona”, denuncian médicos especialistas tanto de Balbuena como del Hospital de la Mujer.
En los hospitales Pediátrico de Xochimilco y Materno Infantil, los trabajadores también exigen medicamentos, insumos y mejores condiciones laborales.
Aumenta el desabasto en provincia
El porcentaje de pacientes con recetas no surtidas en el primer nivel de atención médica se ha incrementado en los hospitales de provincia. La entidad con mayor desabasto de medicamentos es Guerrero, seguido por Veracruz e Hidalgo. En los últimos dos años, este problema se elevó 15.4%.
Un estudio de Cero Desabasto, colectivo conformado por la organización Nosotrxs y familiares de pacientes, difundió que Sinaloa, Chihuahua y Guerrero reportaron no surtimientos de más de 50% entre 2019 y 2020. En los centros de salud de estas entidades, una de cada dos recetas de pacientes no fue surtida a lo largo de dos años.
En Chihuahua no se surtieron más de 2.5 millones de recetas (el 16% parcialmente y el 62% negadas). En Sinaloa fueron 2.2 millones (30% parciales y 51% negadas). Los casos de Zacatecas y Colima permiten observar de qué nivel ha sido la crisis.
El aspirante de la oposición a la Presidencia, Enrique De la Madrid Cordero, señaló que la falta de medicamentos en el sector salud ha provocado el no surtimiento de 65 millones de recetas; y criticó que AMLO argumentara que destruyó el sistema de salud porque había corrupción.
“Ahora probablemente hay más corrupción porque, además, no tenemos información; lo que sí sabemos es que 80% de las compras del gobierno las hace de manera directa, sin licitar”, explicó. Y agregó que además de recuperar el acceso a los medicamentos, debe construirse un sistema de salud universal para brindar atención médica a todos los mexicanos.
“Hoy estamos gastando anualmente, en promedio, nueve mil pesos; por ello, al gobierno le toca proveer los servicios de salud; ésa es su responsabilidad y debe hacerlo el próximo gobierno”, precisó.
De acuerdo con el Colectivo Cero Desabasto, conformado por 50 organizaciones de la sociedad civil, las deficiencias, fallas y actos de corrupción en administraciones anteriores son “un gran peso” del desabasto de medicamentos; pero aseguró que en la administración de AMLO se vive la “ausencia de información, planeación y coordinación en la política de salud”.
El desabasto de medicamentos e insumos golpea con fuerza a familias que, en un momento de crisis, se sienten desamparadas por la falta de atención médica. La intermitencia de ésta genera interrupciones en los protocolos y tratamientos médicos, sobre todo en las personas con enfermedades crónicas o terminales, situación que se vive cada vez más en la CDMX.
El colectivo asegura que el desabasto y la intermitencia en la atención médica son problemas públicos que proceden del pasado; pero que se han agudizado a partir de 2019. La crisis actual se inició con las reformas precipitadas en trasladar facultades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para controlar las compras consolidadas de medicamentos; y en seguida llegó a México la pandemia de Covid-19.
Por ello, ahora muchas familias mexicanas se hallan severamente lastimadas, desesperadas, impotentes y en la incertidumbre no solo por la pérdida de familiares, sino también por la falta de medicamentos, la infraestructura y modernización hospitalaria; y porque los principales subsistemas de salud del país tienen diferentes mecanismos de control y monitoreo que impiden su interconexión o coordinación adecuada.
Es por todo esto que los trabajadores de la salud de la capital de la República se han visto obligados a bloquear o manifestarse en las calles sin importarles las amenazas de despido provenientes de algunas autoridades, que insisten en que “este gobierno es para los pobres”.
Trabajadores de la salud se hacen escuchar
El viernes 23 de junio, trabajadores de la Secretaría de Salud (SS) de la CDMX bloquearon la vialidad Periférico Sur durante varias horas; están cansados de la falta de medicamentos e insumos en sus centros de trabajo y exigen mejores condiciones laborales desde hace tiempo. Pero no es la primera protesta callejera que organizan.
El 22 de diciembre del año pasado, los trabajadores de la SS de Morelos cerraron la autopista México-Cuernavaca en la glorieta de la Paloma de la Paz. Exigieron el pago completo de su aguinaldo y los vales de despensa al Secretario de Salud de la entidad, Marco Antonio Cantú, y al gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo. Después de varias horas se inició una mesa de diálogo.
A los trabajadores de base de la SS federal se les había retirado los vales de despensa de fin de año y el complemento de su aguinaldo: todo porque se afiliaron al Sindicato Mexicano de Salud (Simesa). Además de estas represalias, los cambiaron de adscripción laboral, pese a que muchos de ellos contaban con 15 o 20 años de servicio.
Los afiliados a Simesa explicaron que su salida del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSS), dirigido por Joel Ayala y su sobrino Marco Antonio García Ayala, se debió a que estos líderes solo cuidaban sus “propios intereses”; sin defender a los trabajadores del sector salud.
Un integrante del Movimiento por la Salud denunció que la falta de medicamentos no solo afecta a la CDMX, sino que se repite en todos los hospitales públicos del país; y que el desabasto es mayor en los nosocomios de provincia.
“La gente de los estados tiene miedo de atender a sus hijos en los hospitales de su región; no hay instrumental ni medicamentos”, añadió el denunciante, quien, comentó que en el caso del Hospital Infantil de la CDMX, los padres de familia deben comprar los medicamentos e insumos hospitalarios.
La mayoría de las familias, explicó, son pobres; y debido a los gastos de transporte, comida y hospedaje, se instalan en campamentos a las afueras de los hospitales donde sufren frío, hambre y lluvia.
“La crisis de acceso a los medicamentos en México ha empeorado en los últimos dos años y, aunque varía la magnitud, está presente en todo el sistema de salud”, señalaron los integrantes del Movimiento por la Salud, que revelaron que el porcentaje de las recetas no surtidas es mucho mayor al que reporta la SS.
Tanto en la primera como en la segunda manifestación de protesta, los trabajadores del Sector Salud aseguraron que uno de los objetivos de los bloqueos consistió en informar a los pacientes y a la población sobre las carencias que sufren en sus centros de trabajo, pues los tabuladores salariales son “muy bajos”; y no tienen certeza sobre su situación laboral desde que el Presidente “destruyó” el Seguro Popular.
Estos cambios han provocado que la red hospitalaria de la capital del país no brinde el servicio médico requerido con urgencia por muchos habitantes pobres de la CDMX y gente que viene de zonas marginadas del área metropolitana y de otras entidades.
Lamentaron que sus manifestaciones provoquen caos vial y molestias a la sociedad; pero aseguran que la sociedad tiene que conocer lo que hace el gobierno. “La CDMX, el personal de salud, los pacientes y los ciudadanos en general ya no aguantan más este gobierno, estamos hartos”, exclamaron los trabajadores.
Médicos y familiares pagan por los servicios
El secretario de la Comisión de Salud del Congreso de la CDMX, Ricardo Rubio Torres, lamentó que los médicos y los familiares de los pacientes pongan de su bolsa para que “en alguna clínica de la ciudad puedan operarlos, porque si no, no lo hicieran, simplemente las personas internadas se morirían ante la falta de medicamentos, insumos o aparatos para las cirugías”.
El legislador destacó que el personal médico de la CDMX siempre recibe el enojo de la gente: “el reclamo no comenzó ayer ni hoy, llevan años pidiendo presupuesto y condiciones básicas que ahora podrían verse más afectadas por el cambio del gobierno de la CDMX y el olvido de AMLO a la ciudad”, agregó.
Calificó de inhumano que el personal médico deba operar sin insumos ni material: “¿así, cómo? Por eso, el sector Salud ha salido a tomar las calles hace unos meses para ver si este gobierno indolente les hace tantito caso”.
El diputado local recordó que el Gobierno Federal destruyó el Seguro Popular y dejó en el limbo a más de 50 millones de mexicanos; y que luego desapareció también al Insabi, lo que representa uno de los mayores fracasos del actual gobierno morenista.
Hay que recordar el subejercicio en el que incurrió la SS local durante la pandemia, de más del 13%. El legislador Rubio indicó que para Claudia Sheinbaum la salud no fue la prioridad, no hubo tratamientos para niños con cáncer. Morena ha jugado con nuestra vida y con nuestra salud.
La SS de la CDMX (Sedesa) dijo estar dialogando con el personal de salud para resolver dudas sobre el proceso de transferencia de servicios al IMSS-Bienestar.
“Se han mantenido mesas de diálogo con servidores públicos del Área de Concertación Ciudadana de la Secretaría de Gobierno (Segob), de la Secretaría de Administración y Finanzas (SAF) y representantes de la Sedesa, los cuales han aclarado que existe el compromiso de mejoras laborales”. Solo este escueto comunicado fue lo que publicó la dependencia después de las protestas.