Así que ya nos podemos imaginar que los 3.4 libros que supuestamente leemos los mexicanos al año también es una mentira del tamaño de Júpiter. Pues esto tampoco lo soluciona la 4T.
Luis Miguel López Alanís
Desafortunadamente, sobran los fenómenos que muestran que la educación de nuestro pueblo está mal y que el régimen creado por Morena y Andrés Manuel López Obrador ha causado más daño en lugar de ser una transformación salvadora. Uno de esos aspectos educativos es la cantidad de libros que el sonorense y el mexicano leen en promedio al año.
El régimen se justifica con las becas que otorga a algunos cientos de miles de jóvenes del país, pero las ayudas económicas en forma de becas, aunque importantes y justas —si no se manejan en un ambiente de manipulación electoral—, resultan totalmente insuficientes si no se conjugan con el crecimiento en infraestructura, en más plazas de maestros, en una reforma educativa enfocada a intensificar los procesos pedagógicos y no a relajarlos y, especialmente, a elevar el nivel cultural de los trabajadores y sus hijos, usando para ello, entre otros medios, el libro, fundamentalmente el impreso, sin descartar sus otras formas, claro está. Pues ninguna de estas condiciones cumple el régimen morenista.
Si bien obtener datos francos, claros y precisos es cada vez más difícil, dado que revelan a las claras el verdadero rostro de la opresión, los que se tienen a mano son muy ilustrativos. Así, el diario Expreso del 23 de abril del año pasado, 2022, informó que los sonorenses leen “casi 5 libros por año”. Según la Encuesta Estatal de Hábitos Lectores Sonora 2018 el número de libros leídos por gusto por los sonorenses es de 4.8, es decir, no hay cambio sustancial con la 4T desde 2018 para acá. En los municipios más rurales, esto es, en la región Centro Sierra, estaba en ese mismo año en 3.38 libros por persona y en el Sur de la entidad en apenas 4.1, y a fuer de sinceros, esto es una ilusión, como más adelante veremos.
A nivel nacional el dato es menor, va de 3.8 libros por mexicano por año en 2016 a 3.9 en 2022 y a 3.4 en 2023, según el “Módulo sobre Lectura” (Molec), proporcionado por el Inegi en 2023. Es decir, tampoco a nivel nacional la 4T ha significado una transformación profunda, sino un retroceso. Estos números nos ubican en el mundo como un país de muy escasos lectores, básicamente inculto, esa es nuestra verdad por muy dolorosa que sea. Y también, aunque les duela a los seguidores de López Obrador, la propuesta de país de Morena no nos mejoró. La realidad de sus hechos es catastrófica y es este: según la última encuesta nacional de lectura, el 85 por ciento de los mexicanos no lee ni siquiera un libro al año. La Unesco asegura que solamente el 2.8 por ciento de los mexicanos tiene un real hábito de la lectura: al 97.2 por ciento de los mexicanos la 4T no lo transformó.
Aunque millones de pobres de las naciones capitalistas desarrolladas tampoco leen en absoluto, los números de libros leídos por año por población en general muestran el abismo que nos separa: lectupedia.com, en julio de 2022 pone a EE. UU., con 12 libros, Francia con 17, Corea con 11, España con 9.9. La Unesco dice que cada japonés y cada finlandés lee 46 libros al año. Por cierto, quizá porque Lectupedia no tiene compromiso de maquillar cifras, a México le reconoce sólo 1.7 libros leídos por mexicano por año. “Más peor”, decía un viejo conocido.
En el “Módulo sobre Lectura” de 2022 se ve un dato ilustrativo: en el “Porcentaje de la población alfabeta de 18 y más años que lee algún material” los números van así del 2016 al 2022: 80.8 por ciento, 79.7 por ciento, 76.4 por ciento, 74.8 por ciento, 72.4 por ciento, 71.6 y 71.8 por ciento. Es decir, en los últimos 5 años, con Morena gobernándonos, se ha mantenido la tendencia a que baje el número de mexicanos que lee “algún material”… “algún material”, vergonzoso término que abarca injustamente desde cuentos de monitos e instructivos hasta una novela o un libro de ciencias.
El otro casi 30 por ciento de los mexicanos mayores de 18 años no lee ni los letreros del baño. La situación con los menores de 18 es prácticamente la misma, o incluso peor: es bien sabido que el sistema educativo nacional entrega millones de jóvenes de secundaria y preparatoria que no saben leer y los que saben tienen un nivel de comprensión muy bajo.
En todo Sonora hay 25 librerías. Según Guillermo Ornelas Romero, director del Inegi en Sonora, en entrevista a expreso.com en enero de 2018, los sonorenses destinaban 7 pesos trimestrales por hogar para la compra de libros, es decir 28 pesos al año. Todos sabemos que en ese entonces no había ningún libro que tuviera ese precio; en palabras llanas, pues, ese dato es una forma engañosa de decir que el pueblo, sencillamente, no compraba libros en 2018, y las tendencias atrás mencionadas demuestran que tampoco lo hace hoy día. Así que los que sí compran porque tienen con qué y reportan sus lecturas a las encuestas, inflan los datos en promedio de tal forma que se afirma una enorme mentira: “los sonorenses leen casi cinco libros al año”, cuando que eso es totalmente falso y sólo sirve para engatusarnos, sólo es tierra a los ojos para que no veamos nuestra horrible realidad: la ignorancia mantiene esclavizado a nuestro pueblo y facilita la opresión política, nos hace fácil víctima de la manipulación y del engaño electorero, del teatro corcholatero.
Así que ya nos podemos imaginar que los 3.4 libros que supuestamente leemos los mexicanos al año también es una mentira del tamaño de Júpiter. Pues esto tampoco lo soluciona la 4T. La salida de este oscuro túnel no está en Morena, eso está claro.
En 2019, se vendieron 18 millones de libros en México, 13.8 millones en 2020 y sólo 9.1 millones en 2022: también aquí Morena nos lleva en picada. Sólo para ubicarnos en el desperdicio de nuestras posibilidades reales, que se podrían hacer realidad si otra clase social, el pueblo mismo, pues, gobernara, cito los siguientes datos: Cuba produjo 85 millones de libros en 2006, decía orgullosa una nota de aquel país y comparaba con 2005 con “solo” 75 millones de libros.
Entre 2000 y 2011 Cuba produjo alrededor de 500 millones de libros. No en balde tiene prestigio de pueblo lector. La isla caribeña planeó tan sólo para su 31ª Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero de este 2023, la venta de 4.2 millones de libros impresos, casi la mitad de lo que consumió México. Pero si entre México y Cuba hay una diferencia enorme de consumo de libros, con China simplemente no cabe la comparación, por las dimensiones monstruosas y porque son sólo tres décadas en las que ese país oriental se transformó y modernizó: en China en 2021 se editaron 440 mil títulos de libros con un tiraje de 11 mil millones de ejemplares. En los últimos 10 años la producción de libros fue en aumento constante, pasaron de 7 mil 920 millones de ejemplares impresos en 2012 hasta llegar a los 11 mil millones de 2021. Ello da un total de 93 mil 330 millones de ejemplares de libros impresos en los últimos 10 años. ¡Que miserable y pinchurrienta se ve la 4T, ¿no?
No cambió nada, nos mantuvo a raya, la población creció, las necesidades espirituales y educativas crecieron, pero Morena y su 4T nos contuvieron y en muchos casos nos echaron para atrás, para seguir manteniéndonos oprimidos. Los únicos que ganaron con ella fueron los multimillonarios, incrementaron estratosféricamente sus riquezas, a ellos no los tocó, aunque los usa como fantasma protector de sus adversarios para desprestigiarlos, la realidad es que Morena ha sido el más eficaz guardián y protector de los intereses de los ricos.
Para conocer más de lo que planteamos los antorchistas en materia de educación, los invito a conocer Nuestro Proyecto Educativo en la página www.movimientoantorchista.org.mx/nuestro-proyecto-educativo. Léalo y dígame si no está en armonía con este soneto de Francisco de Quevedo:
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.
En fuga irrevocable huye la hora,
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.