La inflación no ha perdonado y por si faltara, existe la tendencia de cobrar a los padres el costo de la limpieza y mantenimiento de las escuelas a pesar de que lo pidan como aportaciones voluntarias
Jerónimo Gurrola Grave
La educación en México siempre ha sido de mala calidad, ubicándonos en uno de los últimos lugares entre los países de Latinoamérica y entre los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), motivado por la falta de visión de quienes han estado al frente de uno de los aspectos más delicados e importantes del desarrollo de México, como es la educación y a la falta de inversión de recursos económicos por quienes han estado al frente del gobierno de la República, situación que se agravó con el alto porcentaje de deserción escolar sucedido durante la pandemia por el Covid-19, de la que no nos hemos librado por completo.
Regularmente, aunque existen varios factores por los que los estudiantes se ven obligados a abandonar sus estudios, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), cuatro son las causas principales: pertenecer a una población indígena: los menores de 3 y 5 años es más probable que no cursen la educación preescolar si pertenecen a este sector. Tener una discapacidad, debido a que a algunos infantes no se les brindan el apoyo y las condiciones adecuadas que les permita tener una educación digna y de calidad.
Falta de motivación: ya que hay madres, padres y tutores que pueden carecer de motivación para impulsar a los alumnos a ir a la escuela si no ven que esto destaque en alguna área, y la falta de recursos económicos, pues, en la educación secundaria y preparatoria, por ejemplo, la causa principal de abandono escolar es el trabajo infantil producto de los bajos recursos familiares y la necesidad de aportar económicamente al hogar, lo que los obliga a trabajar y dejar la escuela.
Este último es el principal factor por el cual, algunas familias no envían más a sus hijos a la escuela, y debido a los muy altos niveles inflacionarios registrados el último año como confirmó la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) en que advirtió que “los gastos por el regreso a clases se encarecen 30%”, lo cual podría aumentar aún más la deserción escolar para el ciclo 2023-2024.
A través de un comunicado fechado al 31 de julio presente, la Alianza de Comerciantes reveló que debido a la inflación registrada el último año, los gastos para el regreso a clases correspondiente al presente ciclo escolar por alumno ascenderán a un mínimo de 7 mil 200 pesos es decir, un 30 por ciento y según un estudio de WorldRemit, empresa de transferencia de remesas, realizado en 17 países, el incremento puede ser de hasta un 56 por ciento anual para este ciclo, gasto que considera la compra de útiles escolares, mochila, zapatos, uniformes y cuotas.
En cuanto a la lista de útiles, la Anpec detalló que esta tendrá un costo promedio de al menos mil 600 pesos, mientras que por los zapatos y tenis serán mil 200 pesos, por uniformes mil 900 pesos y la mochila 500 pesos, que hacen un total de 5mil 200 pesos, a los que hay que sumarle las “aportaciones voluntarias” y otros gastos agregados por cada escuela que llegan a implicar al menos 2 mil pesos más, complicación que se multiplica para quienes tienen dos o tres alumnos, tomando en cuenta que por familia hay 2.17 niños en edad escolar.
La Alianza destacó también que, para este ciclo, las autoridades educativas incrementaron la lista de útiles escolares hasta en 11 productos más, sin considerar que hay escuelas donde las direcciones apoyadas por los padres de familia han pedido productos extras para la limpieza y mantenimiento, aumentando aún más el gasto para las familias.
La inflación no ha perdonado y por si faltara, existe la tendencia de cobrar a los padres el costo de la limpieza y mantenimiento de las escuelas a pesar de que lo pidan como aportaciones voluntarias, que nada tienen de eso y en los hechos mantienen a cabalidad su condición obligatoria, contrariamente a lo que establece la Constitución, obligando a los padres endeudarse, empeñar bienes y asumir compromisos que difícilmente podrán pagar y traerá mayores dificultades a su situación económica actual.