El partido gobernante de México anunció el miércoles que la ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum será su candidata para las elecciones presidenciales de 2024, cuando el país podría tener por primera vez en su historia a una mujer como mandataria.
“Vamos a ganar el 2024”, proclamó Sheinbaum en sus primeras palabras tras ser elegida como candidata del oficialismo.
La científica de profesión, que gobernó Ciudad de México hasta hace casi tres meses, buscará suceder en el poder al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum se enfrentará a Xóchitl Gálvez, la candidata del principal bloque opositor en el país, con lo que México tendrá por primera vez a dos mujeres como las principales contendientes a la presidencia.
Morena dio el miércoles los resultados de cinco encuestas, y en todas la exmandataria sacó el mayor porcentaje de apoyo popular, mientras que el excanciller Marcelo Ebrard se quedó en segundo lugar.
Ebrard no estuvo en el acto y había denunciado irregularidades en el proceso horas antes del anuncio.
Se utilizaron casi 12.500 cuestionarios, 2.500 aproximadamente en cada encuestadora, según detalló Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena.
La política de 61 años permaneció sonriente en el centro de la imagen durante el evento y está en prácticamente todas las encuestas como favorita rumbo a las elecciones de junio del próximo año.
“El proceso cumplió con las reglas y objetivos de la convocatoria”, defendió Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena, que recalcó “que fue un ejercicio democrático, unitario y participativo”. Aseguró que no hubo “ningún incidente que haya afectado de forma significativa el resultado final”.
A los gritos de “presidenta, presidenta” que se escuchaban en la sala, Durazo anunció que Sheinbaum quedaba “de manera inobjetable para ser considerada como coordinadora de los comités para la defensa de la Cuarta Transformación”, el proyecto de continuidad del gobierno de López Obrador.
“Todo nuestro respaldo, convicción y compromiso”, ofreció Durazo en el camino rumbo a las presidenciales.
Minutos antes, el presidente de Morena, Mario Delgado, declaró que “el proyecto de nación está antes que cualquier aspiración personal”.
El derrotado Ebrard no se pronunció después del anuncio que favorecía a Sheinbaum, pero antes del evento dijo en entrevista con Radio Fórmula, que decidirá el lunes el camino a seguir.
“El día de hoy sí se nos sacó del proceso”, declaró, dejando la puerta abierta a contender a las presidenciales fuera de Morena. “Lo que no podemos aceptar es que ni siquiera se nos permita participar ni proponer para estar en la contienda de 2024” .
Sheinbaum, ya elegida por el oficialismo, dijo: “Las puertas siempre están abiertas y nunca se van a cerrar”.
Horas antes de conocer el resultado de las encuestas, la jornada se calentó con la denuncia del excanciller de que su equipo no había podido acceder al proceso de conteo de boletas.
“Aunque ustedes no lo puedan creer, usaron a la policía hace unos momentitos para impedir que nuestra representación pudiera estar en el conteo de las boletas”, denunció Ebrard. “O sea no vamos a estar presentes en el conteo con el uso de la fuerza pública”, insistió en un mensaje publicado en X, antes conocido como Twitter.
El excanciller, que ya había mencionado irregularidades en los últimos días, atribuyó el bloqueo a que había propuesto que “debe reponerse el procedimiento por las graves inconsistencias que hay en todo el proceso, pero sobre todo en las urnas”.
En un comentario de queja contra su organización política, cuestionó: “Ahora resulta que la respuesta es la policía. Cada vez se parecen más al PRI de antes”, en referencia al histórico Partido Revolucionario Institucional, que gobernó en México de forma ininterrumpida durante 71 años.
Hasta la candidata opositora Xóchitl Gálvez, que fue oficializada días atrás por el Frente Amplio por México para la carrera presidencial, se pronunció sobre el episodio en que el equipo de Ebrard fue impedido de acceder al conteo de boletas.
Envió su “solidaridad” y dijo en un mensaje en X que “los golpes jamás serán la respuesta a diferencias políticas”, haciéndose eco de un vídeo en el que se ve a varias personas entre empujones.
Sheinbaum no hizo comentarios públicos al respecto y, por la mañana, López Obrador descartó que pudieran darse divisiones en su movimiento.
El camino previo a que se definiera el nombre del candidato oficialista tampoco estuvo exento de polémica.
Tanto el oficialismo como los principales partidos de oposición, quisieron demostrar su democracia interna en el proceso hacia las presidenciales de 2024 pero sus métodos no han convencido a muchos analistas que denuncian un adelanto de los tiempos electorales que va contra la legislación vigente y una serie de anomalías, entre otras, la intervención de autoridades en la vida interna de los partidos.
El presidente dio el pistoletazo de salida para elegir a su sucesor hace tres meses, mientras que la coalición opositora tuvo que salir al paso para no quedar rezagada y, en medio, las autoridades electorales quedaron “aprisionadas”, comentó Georgina de la Fuente, politóloga de la universidad privada Tecnológico de Monterrey.
Lo único que pudieron hacer, añadió De la Fuente, fue avalar un hecho consumado: que la precampaña había empezado de facto casi seis meses antes de lo previsto.
Lo peor, según la académica, es que esta precampaña no ha garantizado una competencia equitativa para los contendientes —-unos con más poder y medios que otros—, ni la transparencia en el uso de recursos.
Dentro del oficialismo, se ha denunciado el uso de las conferencias presidenciales matutinas para hacer campaña o la utilización de programas sociales en favor de la ex jefa de gobierno de la capital Sheinbaum.
En la oposición, la principal crítica es que las cúpulas de los partidos interrumpieron el proceso interno de selección de aspirantes para encumbrar a Gálvez.
La legislación mexicana no contempla procesos de primarias aunque el PAN ya había hecho ejercicios en este sentido. En las siete décadas de gobierno del PRI, las designaciones de sucesores — al margen de luchas internas más o menos fuertes— eran verticales, con nominaciones directas desde la propia presidencia.
Pero esta verticalidad ahora parece haberse traspasado a Morena, según Antonio Sola, estratega político que trabajó en la campaña de 2006 de Felipe Calderón y luego con uno de los partidos de la coalición que llevó al poder a López Obrador.
Desde Morena, lo niegan. “Aquí no hay simulación, aquí no hay dedazo, aquí el pueblo manda”, dijo el presidente del partido, Mario Delgado, horas antes de conocerse los resultados y de que el equipo de Ebrard mostrara sus nuevas preocupaciones por el proceso.