Los políticos de este país, encabezados precisamente por López Obrador, se han vuelto expertos en crear circos para distraer a la población de los problemas reales que la aquejan; se montan espectáculos de “entrega del bastón de mando” y se generan polémicas dentro del partido que nos “gobierna”
Fuensanta Pérez Orona
En una de las obras cumbre de Fedor M. Dostoievski, Crimen y castigo, resalta una frase: “…la miseria, señor, la miseria es un delito”, frase que, a pesar de haber sido escrita en 1866, hoy en 2023, sigue teniendo tanta vigencia que es doloroso verla.
Y es que a cinco años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de aquel partido que juró y perjuró enarbolaría la bandera de lucha para mejorar la vida de los más pobres y del que recorrió el país entero diciendo que trabajaría por mejorar las condiciones de millones de familias mexicanas, hoy por hoy, ha dejado a más familias con hambre y con menos oportunidades de lograr una mejor vida, pues se han quitado apoyos, que, si bien no daban una solución permanente a los problemas sociales de México, sí ayudaban de cierta manera a amortiguarlos.
Pero no solo eso, sino que ahora hay más pobres que al inicio del gobierno del mandatario nacional, y aunque trate de poner por los cielos los últimos datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de la supuesta disminución de la pobreza, lo cierto es que analistas muy reconocidos, ya han dado a conocer que esas cifras están muy lejos de la realidad, pues la pobreza, esa que lacera la vida de los mexicanos, salta a la vista de cualquiera quien decida no ignorarla.
Y es que recientemente el Quinto Informe de Gobierno del presidente de la República se vio opacado por la enorme cortina de humo que nos pusieron enfrente con la elección del candidato de Morena a la presidencia; pero aún con eso, creo que es nuestra obligación destacar algunas de las afirmaciones que López Obrador mencionó en dicho informe.
Para nadie es novedad que se ha difundido, desde su primer año de gobierno, las mentiras que ha dicho no solo en sus mañaneras, sino incluso en sus propios informes, y este año, no fue la excepción; sin embargo, antes de entrar en materia, me gustaría destacar que en enero de 2023, el periódico El Universal, dio a conocer que en lo que iba de gobierno, López Obrador había pronunciado 101 mil 155 mentiras, y haciendo un comparativo con el ex mandatario de Estados Unidos, resaltó que dijo un 230 por ciento más que Donald Trump.
Ahora bien, ya entrando en materia, la primera gran mentira fue la ya mencionada a inicios de este escrito, a pesar de que el presidente afirma que la pobreza se redujo pasando de 55.7 millones de personas en esta situación en 2020, a 46.8 millones en 2022, sin embargo, esos datos distan mucho de la realidad.
En segundo lugar, es necesario tomar en cuenta una de las declaraciones tantas veces repetidas por López Obrador, quien se cuelga la medalla y se llena la boca al decir que es su gobierno el que ha llevado más dinero a los hogares más pobres, pero esto tampoco esto es cierto, pues en 2020 estos “apoyos” llegaban al 47 por ciento de los hogares, esto contra el año 2016, cuando el porcentaje alcanzaba el 67 por ciento. Queda demostrado entonces que estos apoyos que tanto presume también disminuyeron.
En tercer lugar, el mandatario afirmó que México fue uno de los países que menos casos y menos muertes registró por la pandemia de Covid-19 que azotó al mundo; sin embargo, existen datos como los ofrecidos por la casa consultora Statista, que nos demuestran que México fue el quinto país, a nivel mundial, con más casos de personas fallecidas, con un total de 334 mil 336, esto, según cifras oficiales, porque no podemos dejar de contar a aquellas personas que perdieron la vida en sus casa, olvidados por las instituciones de salud y por el mismo gobierno.
Pero esta cantidad de muertos nos posicionan solo por debajo de países como Estados Unidos, Brasil, India y Rusia, que, si acercamos la lupa un poco más, nos daremos cuenta de que nos superan, por mucho, en su cantidad de habitantes, lo que entonces, vuelve mucho más grave nuestra situación.
“Prácticamente ya no hay desempleo”, anunciaban también los spots que invitaban a su Quinto Informe de Gobierno, y esto lo hacía al referirse a la cantidad actual de beneficiarios de Jóvenes Construyendo el Futuro, afirmando sin sustento que el 60 por ciento de esos jóvenes habían conseguido empleo, pero la realidad, la terca, dura y siempre presente realidad, nos demuestra que a pesar también de las maniobras que se quieren hacer para disfrazar esta realidad, existen aún 4.6 millones de mexicanos sin empleo; y ante esta cifra, uno podría dejarse engañar, pues si tenemos en cuenta que la Población Económicamente Activa (PEA) es de 60.2 millones, esa cifra es baja; pero veamos la otra cara de la moneda, pues lo que quieren hacernos pasar como empleo, que no es más que la necesidad precisamente de los desempleados de salir a las calles a tratar de vender baratijas para poder sobrevivir, los que pertenecen al “empleo informal”, como le han denominado, que son ya, más de 32 millones de mexicanos, es decir más del 55 por ciento de la población ocupada en el país. Y entonces sí ya con estas cifras, el panorama se vuelve sombrío.
Y mientras todo esto ocurre en el país, mientras México va en picada; los políticos de este país, encabezados precisamente por López Obrador, se han vuelto expertos en crear circos para distraer a la población de los problemas reales que la aquejan; se montan espectáculos de “entrega del bastón de mando” y se generan polémicas dentro del partido que nos “gobierna”, lo que nos vuelve a demostrar que estamos en las manos de un partido que no gobernó y no gobernará por los intereses de los más desposeídos de este país.
¿Qué nos queda entonces a los mexicanos? Nos queda la enorme tarea, otra vez, de aprender la lección, de darnos cuenta de que la historia nos está pasando la factura. Urge que cobremos conciencia de que un gobierno que no ha hecho nada por amortiguar el hambre, resolver la falta de vivienda, salud y educación de su pueblo, no podrá garantizar una mejor calidad de vida para todos nosotros y aquí recuerdo, parafraseando a Dostoievski: “…la miseria, señor (presidente), la miseria es un delito”.