Cuando los captores de Carolina llegaron un amanecer de mayo para sacarla del lugar donde estaba escondida, en una ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos, ella pensó que la iban a obligar a llamar nuevamente a su familia en Venezuela para exigirles un rescate de 2 mil dólares.
En cambio, uno de los hombres la empujó hacia un autobús que estaba averiado afuera y la violó, narró a Reuters sobre el ataque ocurrido en Reynosa. «Es lo más horrible y triste que le puede pasar a las personas».
Una activista que trabaja por los inmigrantes que ayudó a Carolina después del secuestro y el abuso sexual que padeció – y que habló con Reuters bajo condición de anonimato por motivos de seguridad-, confirmó todos los detalles del relato de la mujer de 37 años y quien logró llegar a Estados Unidos en julio.
El ataque se produjo en medio de un aumento de la violencia sexual contra migrantes en las ciudades fronterizas Reynosa y Matamoros, en el estado Tamaulipas, ambas rutas importantes de tránsito para inmigrantes que buscan ingresar a Estados Unidos, según datos del gobierno mexicano y grupos humanitarios, así como entrevistas con ocho personas que sufrieron ataques sexuales y más de una docena de trabajadores humanitarios locales.
“La forma inhumana en que los traficantes de personas abusan, extorsionan y perpetran violencia contra los migrantes con fines de lucro es criminal y moralmente reprobable”, dijo el portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, Luis Miranda, en respuesta a preguntas sobre el aumento de las violaciones denunciadas.
Las investigaciones criminales sobre violaciones de ciudadanos extranjeros, excluidos estadounidenses, fueron las más altas registradas este año en las dos ciudades, según datos estatales de 2014 a 2023 obtenidos por Reuters a través de solicitudes de acceso a la información de transparencia.
El Departamento de Estado estadounidense considera que Tamaulipas es el estado más peligroso a lo largo de la frontera de unos 3.150 kilómetros entre Estados Unidos y México.
“Proceso de tortura”
Ante un récord de cruces fronterizos ilegales, la administración del presidente estadounidense, Joe Biden, adoptó en mayo un nuevo sistema que exige que los migrantes obtuvieran una cita -a través de una aplicación conocida como CBP One- para presentarse en un cruce fronterizo legal para ingresar a Estados Unidos.
Nueve expertos, entre ellos abogados, profesionales médicos y trabajadores humanitarios, dijeron a Reuters que el nuevo sistema ha tenido consecuencias no deseadas en las dos ciudades, contribuyendo a un aumento de la violencia.
El alto riesgo de secuestro y agresión sexual en Reynosa y Matamoros es uno de los factores que empuja a los migrantes a cruzar ilegalmente, dijeron cuatro defensores.
El número de migrantes atrapados cruzando ilegalmente o presentándose en cruces fronterizos legales ha aumentado de forma constante y alcanzaría una cifra récord en septiembre tras caer a mediados de mayo, cuando Estados Unidos puso en marcha normas de asilo más estrictas.
Los funcionarios de Biden dicen que la nueva política de la CBP es más humana porque reduce la necesidad de que los migrantes paguen a los traficantes de personas, conocidos como «coyotes», y a los grupos criminales para que los transporten a través de la frontera ilegalmente.
Los expertos dijeron que muchos solicitantes de asilo ya no pagan a los traficantes para que crucen la frontera, sino que viajan hacia la frontera por su cuenta, con la esperanza de concertar una cita en la aplicación.
Pero los grupos criminales siguen exigiendo que estos inmigrantes paguen para entrar a su territorio, dijeron los expertos.
“La violación es parte del proceso de tortura para conseguir el dinero”, dijo Bertha Bermúdez Tapia, socióloga de la Universidad Estatal de Nuevo México que investiga los impactos de la política de Biden sobre los migrantes en Tamaulipas.
Según los analistas de seguridad, tanto el Cartel del Golfo como el Cartel del Noreste están activos en la región y secuestran a inmigrantes para pedir rescate, particularmente aquellos que llegan sin la protección de los coyotes. Reuters no pudo contactar con los dos grupos.
Algunos migrantes también pasan más tiempo en la peligrosa región fronteriza, esperando conseguir una cita en la aplicación. Decenas de miles de personas al día compiten por 1,450 espacios, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
Un alto funcionario de la CBP con sede en Washington también dijo que CBP está preocupada por los informes de inmigrantes agredidos sexualmente en las dos ciudades.
“Es absolutamente algo que nos preocupa”, dijo el funcionario que pidió el anonimato como condición para dar la entrevista.
Las autoridades estadounidenses suspendieron temporalmente las citas de CBP One en junio en otra ciudad fronteriza de Tamaulipas, Nuevo Laredo, debido a “preocupaciones por extorsión y secuestro”, dijo el funcionario.
Sin embargo, Miranda, portavoz del DHS, dijo que las políticas de la administración hacían innecesario esperar en la frontera ya que los inmigrantes podían reservar una cita desde otras partes del centro y norte de México.
Más de 250,000 migrantes han programado citas en la aplicación CBP One y más de 200 mil cubanos, venezolanos y nicaragüenses han ingresado a Estados Unidos por vía aérea bajo un programa humanitario separado de Biden, según estadísticas de CBP.
“Llévatela”
Carolina dijo que llegó a Reynosa la noche del 26 de mayo en un autobús comercial con su hijo de 13 años. Los hombres comenzaron a seguirlos tan pronto como llegaron a la estación de autobuses, agregó.
“(Dijeron) que nosotros no podíamos andar allí sin permiso de ellos”, dijo la mujer mediante mensajes escritos por teléfono desde Chicago. Narró que en la casa a donde fue llevada por los captores ella y otros migrantes fueron violados.
El Departamento de Estado de Estados Unidos advierte que los grupos criminales en Tamaulipas atacan a los autobuses “a menudo llevando pasajeros y exigiendo pagos de rescate”.
Carolina dijo que fue liberada después de que sus familiares pagaran 3 mil 100 dólares de rescate. Reuters no pudo verificar de forma independiente el pago. Ella no denunció el ataque a la policía, diciendo que no lo creyó conveniente.
Una mujer ecuatoriana dijo que mientras estaba cautiva en Reynosa sus secuestradores permitieron repetidamente que un narcotraficante la violara a cambio de que aquellos recibieran un polvo blanco, que ella sospecha era cocaína.
Una noche, ella agarró una pequeña figura del Divino Niño, pasó de puntillas junto a sus captores dormidos y escapó por la ventana. “Todavía tengo pesadillas”, dijo desde Nueva Jersey en agosto.
Reuters no revela los nombres completos de los supervivientes a petición de ellos. Para corroborar sus relatos, Reuters revisó informes médicos y psicológicos; denuncias penales y declaraciones judiciales; registros financieros, fotografías y videos proporcionados por los sobrevivientes, abogados y defensores.
La fiscalía general del estado abrió siete investigaciones por violación de mujeres extranjeras en el primer semestre de 2023. Sólo en junio se abrieron cuatro.
Sólo uno de los ocho supervivientes entrevistados por Reuters denunció el ataque a las autoridades: una mujer hondureña que dijo que fue violada dentro de un campamento de inmigrantes en Matamoros a finales de mayo. Nadie ha sido arrestado, dijeron las autoridades.
Olivia Lemus, presidenta de la comisión de derechos humanos de Tamaulipas, dijo que los datos oficiales representan una fracción de los casos. «Las personas migrantes tienen miedo de presentar sus denuncias (…) Pero el hecho de que no haya denuncias no quiere decir que no se está consumando el delito».
El Instituto Nacional de Migración de México, la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México no respondieron preguntas sobre violencia sexual contra migrantes.
Juan Rodríguez, director del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes, dijo que en la agencia estaban «atentos» al tema. “Lamentablemente, a veces hay hechos. No podemos negarlo”.
Un migrante venezolano dijo que fue secuestrado en mayo en Reynosa por un cartel mientras viajaba a la frontera para su cita confirmada con CBP One. No pudo recaudar el rescate completo de 800 dólares, por lo que se vio obligado a trabajar durante dos meses para pagar los 200 dólares restantes, dijo.
Otros dos inmigrantes que dijeron haber estado retenidos en la casa durante el mismo período confirmaron que el hombre fue obligado a trabajar en contra de su voluntad y que escucharon cómo violaban a mujeres inmigrantes.
En las noches en que el venezolano tenía la tarea de hacer guardia sobre los otros inmigrantes, dijo que vio a los miembros del cartel pedir permiso al hombre a cargo de la casa para violar a las mujeres de su elección.
Dijo que la respuesta era siempre la misma: “Llévala”.