Los hospitales de Gaza estaban el lunes al borde del colapso debido a la escasez de agua, electricidad y medicinas, al tiempo que cientos de miles de palestinos buscaban comida e Israel mantenía sus bombardeos en represalia por el ataque de Hamás del fin de semana pasado.
Las vidas de miles de pacientes están en riesgo, señalaron funcionarios de Naciones Unidas, y mediadores buscan un cese al fuego para permitir la entrada de ayuda desde Egipto.
Más de una semana después de que Israel cortó el paso al envío de suministros, todas las miradas apuntaban al cruce fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto, donde camiones que transportan la ayuda que se necesita con urgencia llevan días esperando. Rafah, la única conexión entre Gaza y Egipto, se cerró hace casi una semana debido a los ataques aéreos israelíes. La prensa estatal egipcia y la de Gaza reportaron que hubo más ataques aéreos israelíes en la zona el lunes.
A medida que Israel se preparaba para una posible ofensiva terrestre en Gaza, que incluirá cruentas batallas casa por casa, aumentan los temores de que el conflicto se expanda. Israel evacuó la zona cerca de la frontera con el Líbano, donde ha intercambiado fuego con el grupo guerrillero Hezbollah respaldado por Irán.
En declaraciones ante el Knéset —el parlamento israelí— el lunes, el primer ministro Benjamín Netanyahu lanzó una advertencia a Irán y a Hezbollah: “No nos pongan a prueba en el norte. No cometan el error del pasado. Hoy, el precio que pagarán será mucho más alto”, indicó, en referencia a la guerra de Israel contra Hezbollah en 2006.
Poco después de hablar Netanyahu, el pleno del Parlamento fue evacuado ya que se dirigían cohetes hacia Jerusalén, parte de la andanada de ataques que han lanzado los milicianos desde Gaza. Sonaron las sirenas también en Tel Aviv, donde funcionarios corrieron a refugiarse cuando el secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken se reunía con el ministro de Defensa israelí.
Este es ya el conflicto más mortífero para ambos bandos en Gaza. Por lo menos 2.778 personas han muerto y 9 mil 700 han sido heridas en Gaza, según el Ministerio de Salud palestino. Más de 1.400 israelíes han muerto, la gran mayoría civiles masacrados en el ataque de Hamas del 7 de octubre. Las fuerzas israelíes dijeron el lunes que por lo menos 199 rehenes fueron llevados a la fuerza a Gaza, más de lo estimado previamente.
El jefe de la agencia de seguridad israelí Shin Bet, Ronen Bar, aceptó su responsabilidad por no haber previsto el ataque de Hamas. Como director de la agencia, “la responsabilidad por ello recae sobre mí”, aseveró.
“Ya habrá un momento para la investigación. Ahora es el momento de la guerra”, escribió Ronen en una carta a empleados del Shin Bet y sus familiares.
La combinación de bombardeos intensos, escasez de suministros y la orden israelí de que se evacue el norte de Gaza masivamente ha sumido a los 2,3 millones de habitantes del territorio en el caos y una creciente desesperación. Más de un millón de ellos han huido de sus viviendas, y el 60% están en la zona de aproximadamente 14 kilómetros (8 millas) al sur de la zona de evacuación, según la ONU.
El ejército israelí sostuvo que está tratando de despejar a civiles por su propia seguridad, antes de una ofensiva contra Hamas en el norte de Gaza donde, según dice, los milicianos tienen una extensa red de túneles y plataformas lanzacohetes. Gran parte de la infraestructura militar de Hamas está en zonas residenciales.
Incluso los que huían del norte se enfrentaban a ataques aéreos en el sur. El lunes de madrugada, un bombardeo en el pueblo de Rafah causó el colapso de un edificio donde estaban tres familias que habían evacuado la Ciudad de Gaza. Por lo menos 12 personas murieron y otras nueve estaban bajo los escombros, dijeron sobrevivientes. El impacto redujo al edificio a un cráter cubierto de escombros.
Los hospitales previsiblemente se quedarán sin combustible de generadores en las próximas 24 horas, lo que significa que equipos esenciales como incubadoras y ventiladores dejarán de funcionar, según la ONU.
La población palestina se torna cada vez más desesperada en su búsqueda de agua y alimentos. Muchos han recurrido a agua sucia o proveniente de desagües, lo que agrava el riesgo de enfermedades.
Más de 400 mil personas desplazadas en el sur ingresaron en escuelas y otras instalaciones de la UNRWA, la agencia de la ONU a cargo de refugiados palestinos. Pero la agencia no puede darles suministros y ha dicho que tiene apenas un litro de agua por día para cada miembro de su personal atrapado en el territorio.
“Gaza se está quedando sin agua y se está quedando sin vida”, declaró el jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, quien pidió el levantamiento del asedio. “Lo necesitamos ahora mismo”.