El multipolarismo ha comenzado a ser un orden deseable no solo para los Estados sometidos por la potencia hegemónica, sino también para los movimientos antiimperialistas y revolucionarios del mundo.
Ehécatl Lázaro
La idea de un orden multipolar viene de la corriente realista de las Relaciones Internacionales. Se refiere a la estructura del sistema internacional, es decir, a forma como se distribuye el poder (las capacidades económicas, militares, políticas y tecnológicas) entre los Estados, las unidades que conforman el sistema.
Una estructura bipolar es aquella donde dos Estados tienen capacidades similares, pero ninguno logra someter al otro, por lo que compiten permanentemente entre sí, alineando al resto de Estados en sus respectivas órbitas; al final, una de las dos partes se impone sobre la otra, dando origen al orden unipolar. Esta estructura bipolar fue la que caracterizó a la Guerra Fría, entre 1945 y 1991, con Estados Unidos y la Unión Soviética como grandes potencias. La estructura unipolar es aquella donde el poder que concentra un Estado es tal que no tiene competidores; los demás Estados forman alianzas para contrarrestar el poder de la potencia hegemónica hasta lograrlo y dar origen al orden multipolar. Esta estructura unipolar fue la que existió entre 1990 y 2014, con Estados Unidos como superpotencia. En una estructura multipolar el poder se distribuye entre tres o más Estados, sin que ninguno pueda someter a los demás; esta fue la estructura que antecedió a las dos guerras mundiales, con Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Turquía y Estados Unidos como polos de poder, y de la cual surgió el orden bipolar. Para el realismo, las tres estructuras son solo momentos de un sistema que se encuentra en permanente cambio.
El multipolarismo ha comenzado a ser un orden deseable no solo para los Estados sometidos por la potencia hegemónica, sino también para los movimientos antiimperialistas y revolucionarios del mundo. Así, el multipolarismo es una aspiración para países que no aceptan ser vasallos de Estados Unidos y su sistema imperial, como China, Rusia, Irán, Venezuela, Cuba, etc., pero también para organizaciones sociales anticapitalistas en todo el mundo. Para los movimientos revolucionarios el multipolarismo puede tener una acepción diferente de la que tiene para el realismo; el orden multipolar llega a verse como algo deseable por sí mismo, con una fuerte carga moral.
Para el realismo de las Relaciones Internacionales la moral no es una variable de análisis, pues parte de que los Estados no actúan en el sistema internacional con base en principios morales, sino con base en intereses, siendo el más importante de ellos garantizar su supervivencia. Para sobrevivir, un Estado debe tener poder para defenderse de otros Estados. Las decisiones que tome en el plano internacional estarán orientadas siempre a no perder el poder que tiene y a adquirir más. Sea en un orden unipolar, bipolar o multipolar.
El genocidio que vive el pueblo de Palestina es una coyuntura apropiada para revisar el carácter del mundo multipolar. ¿Cuáles han sido los posicionamientos de los Estados en el episodio más reciente del conflicto entre Israel y Palestina? Los países del sistema imperial (Estados Unidos, Canadá, los europeos, el G7, etc.) condenaron la resistencia de los palestinos, apoyaron públicamente a Israel, enviaron más armas al ejército israelí y cortaron la ayuda que algunos de ellos daban a Palestina. Como aliados históricos de Israel, su posición no puede sorprender a nadie, pero India, Argentina, Perú, Chile, Uruguay y Paraguay también adoptaron esa línea.
China asumió una posición neutral, se mostró “preocupada por la actual escalada de tensiones y violencia entre Palestina e Israel” y llamó “a las partes relevantes para que mantengan la calma, ejerzan moderación y pongan fin de inmediato a las hostilidades para proteger a los civiles y evitar un mayor deterioro de la situación”. También dijo que “la salida fundamental del conflicto reside en implementar la solución de dos Estados y establecer un Estado de Palestina independiente”, pero nada más. En un tono similar, Rusia dijo que “es necesario no solo detener urgentemente los combates, resolver el problema con los civiles, que en gran número se están convirtiendo en víctimas de la situación actual, sino también prestar especial atención a las razones por las que el problema palestino no puede encontrar una solución durante muchas décadas”. Turquía, Brasil, Egipto, México, Colombia y Bolivia también optaron por la neutralidad, aunque el presidente Gustavo Petro, a título personal, ha criticado enérgicamente el genocidio y la colonización israelí y ha defendido el derecho de Palestina a defenderse.
Los países árabes de la región (Irán, Líbano, Jordania, Siria, Irak, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Afganistán, Libia, etc.) se posicionaron enérgicamente a favor de la lucha Palestina por su liberación. Además de los países árabes, los únicos que abiertamente respaldaron la lucha del pueblo palestino contra el genocidio fueron Irán, Cuba, Venezuela y Corea del Norte.
El Estado de Israel privó de comida, electricidad y combustible a Gaza, impide que sus habitantes salgan y bombardea día y noche barrios civiles so pretexto de combatir a Hamás. Miembros del gabinete de Netanyahu incluso dijeron que los habitantes de Gaza no eran personas sino animales-humanos y que había que tratarlos como tales. Una retórica explícitamente fascista y una práctica abiertamente genocida. El sistema imperial siempre ha apoyado a Israel en su proyecto colonizador, pero a los campeones del multipolarismo parece no importarles la matanza que Israel está llevando a cabo en Palestina. ¿Por qué?
Retomando los principios del realismo, los Estados no actúan por principios morales, sino por su interés nacional, por el poder. El genocidio en Palestina no perjudica directamente ni a Rusia ni a China; por el contrario, solidarizarse con el pueblo palestino y, dando un paso más, apoyar los esfuerzos armados por su liberación, sería más perjudicial que benéfico para ellos. Las relaciones con Israel son muy valiosas para los intereses de Rusia en Medio Oriente (la Unión Soviética fue el primer Estado que reconoció la existencia de Israel, en 1948), además de que no puede dispersar su poder de fuego ahora que libra una guerra en Ucrania donde se juega su supervivencia. A China no le interesa involucrarse en un conflicto armado tan lejos de sus fronteras, cuanto más porque debe estar preparada para cualquier crisis bélica que estalle en el estrecho de Taiwán. Ninguna potencia incrementaría su poder participando con el bando palestino, sino que lo reduciría.
¿Por qué los países árabes sí defienden a Palestina? Porque ven en el sionismo de Israel un peligro para todos ellos, como ha quedado demostrado en las numerosas guerras que ha habido entre Israel y los países árabes desde la creación del Estado sionista, en 1948. Para ellos es una cuestión de seguridad, de supervivencia. Cuba, Venezuela y Corea del Norte no tienen nada que perder declarando su apoyo a Palestina, además de que ninguno cuenta con las capacidades para participar efectivamente en un conflicto armado en Medio Oriente.
El multipolarismo es deseable por los movimientos revolucionarios del mundo porque el debilitamiento del unipolarismo proporciona un mayor margen de acción a los Estados débiles y, por lo tanto, se abren más oportunidades para impulsar políticas revolucionarias. Sí, pero debemos tener claro que el orden multipolar no es el orden de la justicia. Lo saben los palestinos. Un orden así solo es posible si replanteamos las relaciones entre los Estados. Pero esto no depende de la voluntad de ningún individuo particular ni de ningún Estado específico, sino del modo de producción capitalista que impone a cada Estado sus necesidades e intereses. Solo construyendo el socialismo podremos verdaderamente edificar un orden justo para todos los pueblos. Parafraseando al revolucionario y poeta salvadoreño, también en el terreno de las relaciones internacionales el socialismo será una aspirina del tamaño del sol.