Dos bombas explotaron y mataron a por lo menos 95 personas el miércoles durante una conmemoración de un destacado general iraní que fue asesinado por Estados Unidos en 2020, informaron funcionarios iraníes, mientras Oriente Medio sigue en vilo por la guerra de Israel contra Hamás en la Franja de Gaza.
Nadie se ha adjudicado la autoría de lo que parece ser el atentado más mortífero en Irán desde la Revolución Islámica de 1979. Los dirigentes iraníes prometieron castigar a los responsables de las explosiones, que causaron heridas a otras 211 personas.
Las explosiones se produjeron con minutos de diferencia en la ciudad de Kermán, a unos 820 kilómetros al sureste de la capital, Teherán. La segunda explosión roció de esquirlas a una multitud que huía de la primera.
El ministro de Salud iraní, Bahram Einollahi, declaró a la televisión estatal que se había revisado a la baja la cifra anterior de 103 muertos después de que las autoridades se dieran cuenta de que algunos nombres se habían repetido en la lista de víctimas. Sin embargo, muchos de los heridos se encontraban en estado crítico, por lo que la cifra podría aumentar.
La concentración conmemoraba el cuarto aniversario del asesinato del general Qassem Soleimani, líder de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, quien murió en un ataque estadounidense con drones en Irak. Las explosiones se produjeron cerca de su tumba, mientras largas filas de personas se congregaban para el evento.
La televisora estatal y funcionarios iraníes describieron los atentados como detonaciones, sin dar detalles claros de lo ocurrido. Los atentados se produjeron un día después del asesinato de un vicejefe del movimiento palestino Hamás en un presunto ataque israelí en Beirut.
Ahmad Vahidi, el ministro del Interior, comentó a la televisora estatal que la primera bomba explotó a las 3 de la tarde, y la otra unos 20 minutos después. Dijo que la segunda explosión fue la que mató e hirió a la mayor cantidad de gente.
Las imágenes y videos publicados en redes sociales parecían coincidir con los reportes oficiales, que informaban que la primera explosión ocurrió a unos 700 metros de distancia de la tumba de Soleimani en el Cementerio de los Mártires, cerca de un estacionamiento. La multitud corrió hacia el oeste sobre la Shohada, o la Calle de los Mártires, donde detonó la segunda bomba a 1 kilómetro de la tumba.
A menudo, los milicianos utilizan una segunda explosión minutos después para causar más víctimas al afectar a personal de emergencia que responde a un ataque.
La televisora iraní y la agencia de noticias estatal IRNA reportaron lo dicho por el personal de emergencias para las cifras de muertos y heridos. Las autoridades declararon que el jueves sería un día de luto nacional.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, dijo que los atacantes enfrentarán “una dura respuesta”, aunque no nombró a ningún posible sospechoso. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, afirmó que “sin duda, los autores y líderes de este acto cobarde serán pronto identificados y castigados”.
Irán tiene varios enemigos que podrían estar detrás del atentado, incluidos grupos exiliados, organizaciones milicianas y entidades estatales.
Aunque Israel ha llevado a cabo ataques en Irán debido a su programa nuclear, ha realizado asesinatos selectivos, no atendados contra multitudes con explosivos. Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, dijo que las autoridades estadounidenses no tenían “ninguna razón” para creer que Israel estuviera implicado en el ataque del miércoles en Irán.
Se sospecha que Israel lanzó el ataque del martes que mató al vicejefe de Hamás en Beirut, aunque ese ataque causó pocas víctimas en un barrio densamente poblado de la capital libanesa. La semana pasada, un presunto ataque israelí mató a un comandante de la Guardia Revolucionaria en Siria.