Con el incremento de la violencia en México, productores de maíz, frijol, café y cítricos viven asediados y amenazados por grupos criminales: sus denuncias ante las autoridades han sido omisas, provocando una parálisis en la producción.
Los campesinos de la zona de Tierra Caliente en Michoacán y Guerrero sufren extorsiones, cobros de piso y son obligados a vender sus productos a los grupos criminales a precios muy por debajo del mercado: lo que trae como consecuencia que los productores emigren a Estados Unidos o Canadá para buscar fuentes de ingresos.
En Chiapas y Veracruz los cafeticultores y ganaderos enfrentan extorsiones casi impagables, y a pesar de sus denuncias, temen que las autoridades estén coludidas con los Cárteles que predominan en ambas regiones.
Organizaciones campesinas como la Unión General Obrera, Campesina y Popular (UGOCP), y la Unión Nacional de Productores de Café-CNC lamentan la inacción de los distintos niveles de gobierno para frenar la inseguridad que daña a la economía local y a los productores.
El grupo criminal La Familia Michoacana, que tiene mayor presencia en gran parte del territorio mexicano, es el principal extorsionador de la actividad agrícola.