Desde que el hoy presidente de la República era candidato, Antorcha manifestó su opinión respecto a los planteamientos principales que usó como bandera para ganar las elecciones y que, aprovechándose de la gran inconformidad e irritación social existente entre la mayoría de los mexicanos, así como del desconocimiento teórico de la gran masa, pudo hacer creer al menos a un tercio de los mexicanos en edad de votar, que el gran problema de México era la corrupción imperante. Entonces, con ese discurso y el eslogan de “Por el bien de todos, primero los pobres”, él y su partido Morena ganaron las elecciones de 2018.
Antorcha, insisto, desde el primer momento señaló que, en primer lugar, la corrupción no era el mal principal de México, sino la pobreza y la desigualdad económica imperantes y, en segundo, que “acabar” con la corrupción reinante como lo planteaba el candidato López Obrador era una falacia para engañar ingenuos.
Señalamos que, efectivamente, existe la corrupción y que daña mucho al pueblo, pero que “la corrupción no se explica por sí misma; no es una herencia genética de nadie, sino que nace del modelo económico neoliberal”.
Como lo manifestó oportunamente nuestro líder nacional, Aquiles Córdova Morán, “la corrupción es indispensable para el modelo económico, es uno de los grandes aglutinadores, parte del cemento que fortalece al aparato del poder (es decir, al aparato económico), porque la corrupción une a los corruptos, los hace muy fieles unos a otros y, por eso, el sistema necesita que la corrupción exista, para que el sistema mismo se desarrolle rápido”.
Además —y hoy los hechos nos dan la razón—, expusimos en su momento, y lo reiteramos nuevamente, que no es lógico, que era una contradicción de Morena y su candidato, decir que están con el pueblo y contra la mafia del poder, cuando muchos de los candidatos se financian con dinero de esa gente de la mafia del poder y, antes y ahora, su partido está lleno de gente que vive del erario y de los partidos políticos; que son verdaderos saltimbanquis, que van a Morena en busca de huesos.
Entonces, la pregunta cabe: ¿Cómo se puede transformar de raíz el país con los mismos personajes de siempre o con algunos nuevos, pero con los mismos intereses y mañas?
A meses de que termine la administración de López Obrador, la realidad, manifiesta en datos nos dice que ni se acabó con la corrupción ni en este sexenio fueron primero los pobres.
La encuestadora Mitofsky, que dicho sea de paso, se ha mostrado muy afín al gobierno obradorista, nos dice lo siguiente: “De acuerdo con la encuesta semanal Tracking Poll de Consulta Mitofsky, 74.4 % de las personas encuestadas para ese ejercicio considera que hay mucha corrupción en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)” (Animal Político, 27 de diciembre de 2023).
La encuesta semanal de Mitofsky también mide otros rubros: “En cuanto a seguridad, 30.3 % dijo que está mejor con el presidente López Obrador pero 44.6 % respondió que peor. En materia de salud, 42.9 % considera que la situación está peor con el actual Gobierno y 35.9 % dice que mejor. La desaprobación de AMLO aumenta a 45 %, según encuesta”.
Reiteramos que el problema de México y de muchos otros países es el modelo económico neoliberal, donde los dueños del poder económico y político todo lo han convertido en mercancía, todo lo dejan a que lo regule el mercado.
Antorcha ha planteado que para resolver el problema verdaderamente de raíz necesitamos cambiar de régimen, y para ello cambiar de clase en el poder: que sean los trabajadores mexicanos, los que sienten y sufren día a día todo tipo de carencias, los que asuman las riendas de la nación a través de un verdadero partido del pueblo y para el pueblo.