- En el marco de la conmemoración del 90 aniversario del natalicio del escritor Carlos Fuentes, ofrecerá función nuevamente el sábado 10 de noviembre
La noche de este jueves se detuvo el tiempo en el Conservatorio Nacional de Música (CNM), donde el público fue transportado a través del canto y la música, a la vieja y lúgubre casona del Centro de la Ciudad de México, donde se desarrolla la trama de la gran novela Aura de Carlos Fuentes (1928-2012), una de las plumas más importantes de las letras de nuestro país.
Se trató de la primera de dos presentaciones gratuitas que ofrece en el Auditorio Silvestre Revueltas del recinto de la Ópera Aura, compuesta por el músico Mario Lavista con libreto de Juan Tovar, que en esta ocasión es presentada como el producto de la colaboración académica entre la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Secretaría de la Marina-Armada de México (Semar), y como parte de las celebraciones por el 90 aniversario del natalicio del Premio Cervantes.
Con Germán Tort como Director concertador, el espectáculo dio inicio con una hipnótica entrada musical a cargo de la orquesta, que mediante movimientos sonoros cíclicos, en los que predominó la presencia de instrumentos de cuerda y alientos, induciendo a una suerte de trance, llevando a los presentes por atmósferas místicas donde las líneas de tiempo se traslapan, como sucede en la novela del también diplomático mexicano.
La historia, donde el amor trasciende a la muerte en un ambiente rodeado de penumbra, continuó exaltada por el extraordinario diseño escenográfico a cargo de Luis Escárcega, que permite llevar a cabo 11 escenas en un sólo acto ininterrumpido, gracias a estructuras sólidas, pero que presentan distintos escenarios, abriendo la posibilidad a acciones simultáneas y un gran dinamismo.
En la Ópera Aura, el vestuario, también a cargo de la ENAT, se convierte en un protagonista más, que se hace evidente en el fantasma de Llorente, todo el tiempo presente en escena ataviado con el uniforme con el que murió en batalla, y en la parte final del montaje caracterizado por su gran teatralidad y ligeros tintes dancísticos, cuando Consuelo y Aura se funden en una misma persona.
Al terminar la función los cuatro cantantes, los directores y la orquesta, junto con el Director del CNM, David Rodríguez de la Peña, fueron ovacionados. Para sorpresa de los asistentes, entre el público se encontraba Mario Lavista quien entre vivas en reconocimiento por su gran obra, fue invitado a pasar al escenario donde recibió un merecido aplauso.