Miguel Ángel Casique Olivos
El 1º de diciembre llegó un «nuevo» gobierno y todo lo quiere cambiar apoyándose, según él, en las «consultas ciudadanas» y siguiendo la bandera de la «Cuarta Transformación». Lo malo no es que cada seis años los mexicanos escojan nuevo presidente, lo negativo no es que traigan «buenas» o «nuevas» ideas para gobernar, que algunos políticos, sea dicho de paso, sí las tienen; lo malo es que cuando conquistan el poder no realizan un verdadero análisis sobre qué cosas de las que hizo su antecesor son positivas y cuales no.
Ciegamente, muchas veces, se ponen a destruir lo que el gobierno anterior realizó sin detenerse a reflexionar qué puntos positivos le pueden servir a la nueva administración; por ejemplo, hoy es noticia que López Obrador «sepultó», dicen las notas de ocho columnas del de los diarios, la llamada Reforma Educativa, algunos se ponen a festejar diciendo que AMLO ya cumplió una promesa más. Lo cierto es que ni políticos, ni académicos que hayan conocido la reforma dicen que esos cambios tienen cosas positivas que de cambiarlas, simplemente, la educación como en otras áreas, el cambio será un cuento de nunca acabar.
Y para no dejar todo al aire, quien se hayan enterado, aunque sea de manera superficial sobre los cambios que proponía la reforma educativa, estará de acuerdo con este espacio en que no eran cambios que se esperaban ver en un sexenio, eran cambios y propuestas que de haber continuado comenzarían a tener éxito en una década o un poco más; también estarán de acuerdo con que algo de lo que esa reforma traía de benéfico para la población eran las escuelas de tiempo completo que en muchos lugares fue muy bien recibida por las familias; la reforma, pues, no era la gran salvadora del rezago educativo, pero contenía los primeros pasos para poder avanzar en ello.
El hecho de que ahora se termine, como dijo un diario, en 50 segundos, donde según se cambiarán los conceptos básicos del artículo tercero constitucional al indicar que la educación en México debe ser universal, gratuita, laica, obligatoria, democrática, integral, equitativa y de excelencia, aún no está claro qué es lo que verdaderamente sucederá en el terreno educativo; lo que sí es cierto y que puede ser hacia donde se encamine la famosa «nueva» ruta es que regresará al viejo esquema que estaba hasta antes de las protestas y cambios que hizo el gobierno de Peña Nieto.
El retorno casi seguro de Elba Esther Gordillo al SNTE, el apoyo directo en becas a jóvenes, la no evaluación constante de los maestros para garantizar que sean de excelencia y que realmente eduquen a los niños y jóvenes mexicanos, daría la idea de que la educación en México no mejorará y sí retrocederá a décadas anteriores.
Tras los estudios de evaluación en materias como Matemáticas y Español que se han realizado en años anteriores, no hay duda de que México debería caminar por otra ruta con un verdadero plan educativo; porque aunque la reforma de EPN tenía algunos aspectos positivos, el sistema educativo nacional, como funciona actualmente no es de utilidad por nadie, ni para el mismo neoliberalismo internacional ni para los de un país pobre y rezagado como México; esto hace cada vez más urgente un verdadera reforma educativa y la pregunta salta nuevamente, ¿el gobierno morenista traerá ese cambio en la educación del país o sólo es una más de sus propuestas superficiales?
El problema del rezago educativo debe estar acorde a los requerimiento del país, una reforma que mire hacia el futuro y lo que se debe hacer, tras borrar la reforma educativa anterior, es crear una donde se tome en cuenta a la población; una reforma educativa profunda, integral, radical y que ponga el acento, sobre todo, en generar suficiente riqueza para todos y en su distribución justa y equitativa entre todos los que la produzcamos; en lograr justicia social y justicia para la inmensa mayoría marginada, empobrecida y menospreciada de nuestro país.
El clímax no político…
Carlos Urzúa, Secretario de Hacienda, dijo que la recompra de bonos del aeropuerto que propone el gobierno federal “será un éxito”. Menos de 12 horas después, el éxito se convirtió en la tercera vez de un no de los inversionistas y es que a pesar de que Urzúa presumió que el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, y grandes despachos internacionales idearon el esquema, los inversionistas internacionales destacaron que los problemas fundamentales continúan.
El grupo ad hoc de tenedores de bonos del Nuevo Aeropuerto Internacional de México rechazó la nueva propuesta de recompra de títulos anunciada este martes por el gobierno federal; pero, lo más interesante es que el titular de la SHCP dejó ver que existe la posibilidad de cancelar el proyecto de Santa Lucía. Por el momento, querido lector, es todo.