Las propiedades de la superficie de una célula proporcionan una gran cantidad de información sobre la salud de una persona si se hacen las preguntas adecuadas. Con modelados matemáticos se puede determinar rigidez o blandura en la membrana de los glóbulos rojos que indican si están sanos o enfermos, en especial en casos de leucemia, diferentes tipos de anemia, malaria y trombocitosis.
Tras estudiar la viscosidad de estos fluidos complejos, Aurora Hernández Machado, catedrática de la Universidad de Barcelona, hoy incursiona en un campo totalmente distinto al de su formación, la física teórica, para convertirse en empresaria y estar al frente de su propia compañía, la startup Rheodiagnostics, desde la cual se ha propuesto comercializar un microreoelectrómetro o RheoDX, un aparato que procesa la información de la sangre, controla los canales o chips en los que se deposita el fluido para ser procesado por el instrumento.
“Empecé por curiosidad. Me gustaba el mundo de las matemáticas, la elasticidad y la fricción. Inicié con un alumno a estudiar una célula para ver qué pasaba, ni siquiera pensamos que se podría aplicar a la sangre, luego hicimos estudios numéricos, más tarde tuve una estudiante experimental que empezó a hacer pruebas, después tuve un postdoc que podía hacer cosas electrónicas que detectaran automáticamente lo que buscáramos, lo patentamos y en el Centre de Recerca Matemática (CRM) me propusieron crear una empresa”, explica Hernández Machado, miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias.
La startup ha recibido apoyo de la fundación estadounidense mVentures. Se han realizado rondas de dinero para conseguir el presupuesto para el negocio, y la doctora Hernández ha puesto de dinero propio también. “Empezamos en abril del año pasado y nos está yendo bastante bien. En este momento estoy haciendo investigación básica con unos estudiantes, experimentos con otros, y tengo seis empleados en la empresa. Tengo todo lo que quería”, comenta.
La especialista en biofísica, microfluídica y nanociencias sostiene importantes colaboraciones con investigadores mexicanos, destaca particularmente la patente de un microreómetro con la estudiante Ángeles Ivón Rodríguez Villarreal, invención que ahora mismo ha licenciado su empresa para que el concepto no se utilice en Europa ni en Estados Unidos. “Esta patente es el resultado de un grupo conformado por gente del Departamento de Electrónica de mi universidad y del CRM”, añade.