- La joven agrupación lanza su primer disco en plataformas digitales luego de exitosa gira por seis ciudades del país
El sonido de Blah Blah! Jazz Trío se asemeja al desparpajo de una plática entre amigos. Los puntos álgidos de una charla acalorada, los monólogos interrumpidos por una polifonía medio arrítmica, los silencios que sirven para retomar el hilo. Todos estos elementos remiten a la camaradería, frescura y rebeldía de una juventud inquieta.
No es de extrañarse, pues la agrupación está conformada por jóvenes promesas del jazz mexicano: Santiago Von, originario de la Ciudad de México, en el sax alto; Charly Rodríguez, de Oaxaca, en el contrabajo; y Abraham Díaz, de Veracruz, en la batería.
Su propuesta musical toma la fluidez e improvisación propias del género sincopado. Abraham explica que el método creativo del grupo se aleja de la rigidez académica. Por el contrario, surge a partir del diálogo y la lluvia de ideas.
“El ritmo del trío se ha dado de manera natural. Lo más importante para nosotros es vernos plasmados en la música que hacemos: en el camino y la experiencia descubrimos quiénes somos” ahonda el joven contrabajista.
Su primer disco, titulado The Black Box, fue producido por ellos mismos de forma independiente. Hasta entonces, la música que componían se quedaba únicamente en su memoria o en grabaciones caseras que eventualmente se perdían.
Formados en el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana (JAZZUV), acaban de volver de su primera gira promocional dentro del territorio nacional. En 20 días, el grupo se presentó en la Ciudad de México, Morelia, Guadalajara, Puebla, Oaxaca y Xalapa.
Blah Blah! Jazz Trío además tiene como propósito desmarcar sus presentaciones de los lugares donde comúnmente se escucha jazz. Al respecto, resaltan el concierto en Oaxaca, donde tuvieron lleno total en el patio de la Facultad de Bellas Artes de la UABJO.
En definitiva, la agrupación crece a pasos agigantados: han pasado de ser un trío estudiantil a una propuesta sólida que genera gran entusiasmo entre conocedores y curiosos. La afortunada confluencia de libertad creativa, talento y disciplina ha tenido como resultado un sonido emocionante y arriesgado.