- Una plática sobre el tema se llevó a cabo en la UAM, en el marco del Ciclo Jueves en la Ciencia Niños
En lugar de desechar hay que aprender a reutilizar y reciclar, pero “sobre todo a reducir la basura que diariamente producimos, ya que cambiar el sentido de nuestra relación con el planeta y ser conscientes de nuestros residuos será lo único que permitirá tener un planeta sano por mucho tiempo”, afirmó el maestro Constantino Gutiérrez Palacios durante el ciclo Jueves en la Ciencia Niños.
El primer paso debe ser acopiar los desperdicios diferenciando el tipo de material, es decir, clasificándolos e incluso separar componentes: metal, plástico, cartón/papel, vidrio o residuos orgánicos, ya que no basta con apartar lo orgánico de lo inorgánico, señaló en el Centro Cultural Casa de las Bombas de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la charla interactiva Reciclaje: un juego útil y divertido, pequeños de varias edades aprendieron que los residuos orgánicos pueden reutilizarse a través de la producción de compostas, que además de servir como insecticidas previenen la erosión del suelo, mientras promueven la diversidad de microorganismos y permiten disminuir el uso de combustibles fósiles al evitar el consumo de fertilizantes químicos.
Algunos países se han dado a la tarea de obligar a las empresas a usar materiales retornables, un método por el cual la gente regresa al vendedor el envase de los productos alimenticios, como solía hacerse antes con los refrescos en recipiente de vidrio o los rastrillos de navaja intercambiable, recordó el maestro de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la Ciudad de México hay tres plantas separadoras que ayudan enormemente al reciclaje y están ubicadas en Aragón, Santa Marta Acatitla y el bordo poniente, sostuvo el maestro Gutiérrez Palacios.
El lugar donde se depositan los desechos son centros de disposición final, también llamados rellenos sanitarios, ya que para reintegrar esa basura a la naturaleza se forman capas o bloques de residuos, que son rellenados con tierra para evitar malos olores, la proliferación de fauna nociva y sobre todo incendios, pues muchas veces estos residuos se mezclan con materiales flamables, que sumado a la temperatura de las tierras áridas, produce fácilmente incendios.
En la Ciudad de México ya no hay ningún relleno sanitario, el último estuvo en el Bordo Poniente a un costado del aeropuerto, pero ya fue clausurado en 2011, ahora la mayoría es llevada al Estado de México y a los grandes rellenos que están rumbo a Puebla.
Este ciclo de ciencia orientada a los niños es un trabajo conjunto entre la Oficina de Divulgación y la Coordinación de Extensión Universitaria de esa sede universitaria.