ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
|Pese a que el Gobierno de México recortó los salarios a funcionarios para enfrentar la crisis de Coronavirus y que el Banco de México supuestamente inyectó 30 mil millones de dólares para evitar el hundimiento de la economía con la reciente caída del crudo mexicano, el panorama se sigue viendo gris. Todas las nuevas acciones que han comenzado a implementar ante la tan esperada “Fase 3” para evitar un mayor grado de contagios de Covid-19, han sido pensadas sólo para una ínfima parte de la población.
Nuestro “nuevo régimen político” no ha abierto los ojos para mirar a aquellas personas marginadas del medio rural que viven al día. Hasta el momento no se ha dado a conocer alguna acción que contemple a este sector, que a pesar de no contar con un gran número de contagios, su principal problema durante el confinamiento será la falta de alimentos.
Garantizar la seguridad y el bienestar de la población no es uno de los servicios del Estado es su razón de ser; de lo contrario su jefatura resulta simbólica y no es respetada. Por eso, las protestas de médicos y población de escasos recursos son justas y deben ser apoyadas.
La reacción de los indígenas, campesinos y obreros de México no es muy distinta a la de otros grupos originarios del América latina en la cual, el virus destapó la enorme desigualdad social en la que viven en sus respectivos países.
Con el acuerdo publicado anoche en el Diario Oficial de la Federación, el recurso económico ya no será destinado a los estados para mitigar la pandemia, puesto que el gobierno federal ha trasladado a cada uno de ellos la responsabilidad de asumir los costos de la implementación de medidas de mitigación para la pandemia. Generando así, un aprieto económico a las entidades. El enfoque principal será salvar los megaproyectos emblema de la administración del Presidente, obras que ya han calificado los expertos como “obras basura”.
AMLO sigue insistiendo en la refinería de Dos Bocas, Tabasco, y con la caída del petróleo dice que “no afecta mucho”, pero el desplome de la demanda de la mezcla mexicana cayó en 50%; y según datos de la EIA y la Onexpo podría llegar a caer en 80% en los próximos meses. EL vicepresidente de Refinación y Productos Químicos en la consultora global Wood Mackenzie, Alan Gelder, coincide en que la utilización y la rentabilidad de las refinerías están disminuyendo; por lo tanto, en lugar de ganar se pierde.
López Obrador, va para adelante y nadie lo para, sigue perseverando un proyecto que el contexto le dice lo contrario. Hoy más que nunca se aferra a sus ideas como si la pandemia fuera un accidente. En la Historia todos nuestros gobernantes han sido rebasados por la tragedia y con López Obrador y la 4T no será la excepción. Aquel líder político que fue capaz de convencer a quienes votaron por él y que presumía de tener un carácter de lucha en favor de las clases populares, hoy se muestra confiado ante una pandemia a la que ya ha llegado a extremos irreversibles. Ante la necedad se olvida de sus gobernados, quienes serán los más perjudicados.
A diferencia de otros países, AMLO se niega a ofrecer un verdadero y estructurado plan económico que rescate nuestro país, ya que tendría que sacrificar a sus obras emblemáticas de su 4T. Pero si no lo hace las consecuencias serán fatales, más para quienes menos tienen, los indígenas, campesinos, obreros, etc. Las causas más urgentes son otras y el gobierno no las quiere ver. Por el momento, querido lector, es todo.