Con las últimas muertes esta semana del médico y director de la Clínica 86 del IMSS en Monclova, Coahuila, el quinto fallecimiento en personal de Salud solo en esa entidad; de la enfermera del Hospital Tacuba del ISSSTE, entre otros, médicos, enfermeras y trabajadores enfrentan la Fase 3 del COVID-19 en las mismas condiciones, con más muertos y con seguridad y equipo de protección insuficientes.
Incluso, falleció hasta el subdelegado médico del IMSS en Guerrero, Tomás Hernández Quijano, quien mereció la solidaridad de la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que escribió en redes “mis condolencias a quienes han perdido un ser querido víctima de COVID-19 y mi reconocimiento al sector salud en esta emergencia nacional. Hoy, mi pésame solidario a los deudos de Tomás Hernández Quijano”.
Esta semana también murió la jefa de Radiología del Hospital Regional del ISSSTE en Culiacán, la segunda trabajadora de ese centro médico que fallece por COVID-19, y la Secretaría de Salud de Sinaloa reportó que tiene al menos 58 casos de personal médico contagiados.
El hospital de San Luis Río Colorado, en Sonora, suspendió servicios luego de que 32 médicos y enfermeros se infectaran y de que un enfermero perdió la vida por la falta de protección adecuada, según se reclamó. Sin embargo, el alcalde Santos González Yescas aseguró que “se está trabajando, en los dos hospitales de San Luis Río Colorado, con los insumos suficientes, porque ha sido un compromiso de la gobernadora y de salubridad”.
El secretario de Salud de Chiapas, José Cruz Castellanos, confirmó ayer también la muerte de una enfermera del Hospital de Especialidades Pediátricas, aunque aclaró que no por contagio en el lugar, y trabajadores médicos informaron que tuvieron que hacer una colecta para comprar los medicamentos que requirió la enfermera los días que estuvo hospitalizada, porque en hospitales públicos no solo el personal médico carece de protección, sino los pacientes de medicamento.
Aunque la última cifra oficial que dio a conocer el IMSS –hace 10 días– fue de nueve muertes y 535 infectados (242 médicos, 184 enfermeras y 109 de otras áreas), al momento las muertes podrían superar ya los 20 y los 900 contagiados, según denuncias en diversos hospitales de Salud estatales y de la Ciudad de México, incluido el ISSSTE.
Hasta ayer el IMSS y el ISSSTE no tenían información de un reporte actualizado sobre muertes y contagios, pero sí en el sentido de que hay seguridad, abasto, insumos y equipo de protección suficientes.
Por otra parte, médicos del Hospital La Perla Nezahualcóyotl, del Instituto de Salud del Estado de México, denunciaron a El Financiero que el director de la institución, Martín Rosales, entregó un memorándum a los médicos, en el que los “amenaza” para que no renuncien ante la falta de condiciones para atender a pacientes con COVID, o “tendrán consecuencias legales”.
El oficio advierte que “todo el personal sanitario tiene la obligación y el deber profesional legal y social de continuar laborando, para atender a los pacientes que requieran de sus servicios, por una acción extraordinaria en materia de salubridad, bajo la pena del inicio de procedimientos legales y sanciones administrativas”.
“Los médicos sí están obligados a prestar sus servicios, pero no por encima de su seguridad; si no tienen las condiciones de higiene y equipo de protección, no se puede obligar a cumplir. El personal de salud, además de recibir agresiones, también son agredidos por sus propios directivos”, reclamaron los médicos.
“No nos negamos a atender a pacientes ni estamos discriminándolos, solo pedimos el equipo para protección del personal”, señalaron.