Y con el caso Lozoya nos ofrece una confesión involuntaria
Por Heriberta Martínez Romero
|El pasado jueves 16 de julio, Andrés Manuel López Obrador, presidente de la república, anunció su respuesta, emitida en una carta que tituló “Bendito coraje”, a un desplegado publicado por distintos académicos, políticos y exfuncionarios en la que convocan a frenar el autoritarismo y la concentración de poder del jefe del Ejecutivo.
Los firmantes del desplegado son, en general, partidarios del presidencialismo, pero la situación económica del país y la pobreza extrema están llegando a límites tan preocupantes, que un estallido social de enormes proporciones ya no se mira tan lejano. Esta circunstancia es, a nuestro juicio, el motivo del desplegado.
1) El título y la palabra que da principio a la carta, “Celebro”, tienen la función de descalificar, desde el inicio, todo el posicionamiento. Es una maniobra que AMLO esgrime diariamente: frases similares como “me da gusto”, “qué bueno”, “que aburrida sería la vida sin debate”, le han reportado excelentes resultados no sólo para descalificar y llevarse la victoria ante la crítica sino (¡ojo!) para quedar, él mismo y a muy bajo costo, como paradigma de tolerancia y pluralidad.
2) AMLO define a los autores del desplegado, sin más, como defensores de toda la vida del “modelo neoliberal o neoporfirista”. Esta maniobra le sirve para hacerse pasar por antineoliberal, lo cual es falso. Es la clásica del ladrón, que, para librarse de la sospecha, señala un lugar cualquiera gritando: “¡al ladrón!”. Pero bien sabemos que México, por necesidad histórica, igual que todo país con sistema de libre mercado, se rige por el neoliberalismo.
3) Al tachar, a secas, a sus adversarios de “neoporfiristas” y defensores del “antiguo régimen”, AMLO busca el efecto de que el lector termine por calificar al régimen de la 4T de “moderno”, con todas las connotaciones que esta palabra entraña y, caracterizado por su democracia, anticorrupción e igualdad. Hábil el señor presidente.
4) “La historia nos enseña —dice la carta en su segundo párrafo— que cuando se pone en práctica un proceso de transformación, siempre se produce una reacción conservadora. De modo que es absolutamente legítimo que exista una oposición al Gobierno que represento y a las acciones que estamos consumando”. Aquí AMLO invoca la historia con fines innobles, pues su propósito es que el lector concluya que la 4T es contraria a los intereses de los privilegiados y, por ende, un gobierno que marcha por el camino correcto. Pero lo que la historia ha demostrado, aparte de lo que AMLO afirma, es que la reacción contra un régimen puede también provenir del pueblo, es el caso de las dictaduras, como sabemos. Y la 4T bien podría ser un ejemplo de esto último.
5) Enseguida, con la afirmación: “es absolutamente legítimo que exista una oposición”, vuelve AMLO a ponerse el traje de pluralista y tolerante, cuando abundan las señales de que la dichosa Cuarta Transformación consiste en fraguar e instaurar una dictadura. Y por supuesto no acepta oposición alguna.
6) Otra falacia recurrente en el discurso de Obrador: ‘los que atacan a la 4T nunca hicieron lo mismo con gobiernos anteriores’. Pero hay innumerables ejemplos de analistas, politólogos, académicos, etc., críticos de la 4T que también lo fueron de gobiernos anteriores.
7) De nuevo la maniobra de descalificar a priori: “da pena ajena”, dice AMLO refiriéndose a uno de los fundamentos de la democracia moderna y que la ciudadanía estima en alto grado: “asegurar que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional al Poder Ejecutivo”. Tal vez lo que disgusta a Obrador es la palabra “recobre”. Pero los mexicanos tenemos pruebas de sobra de que los legisladores de Morena, que hoy son mayoría en el Congreso, no se reconocen representantes del pueblo, se proclaman toda vez que se declaran “soldados del presidente de la república”.
8) Para dar el tiro de gracia a la legítima aspiración ciudadana de “recobrar” la Cámara, AMLO clama triunfal —y aquí, la significativa confesión involuntaria: «¿Qué acaso no se han enterado que está por llegar extraditado de España, Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, quien al parecer presentará pruebas y explicará cómo se lograba el “contrapeso” que pretenden “recobrar” los abajo firmantes?» El hecho de meter casi con calzador en la carta el caso Lozoya indica con toda claridad que hay un bien meditado plan que consistiría en ir dosificando las detenciones de acuerdo a las necesidades de la 4T.
Los conservadores y reaccionarios morenistas fingen ser liberales y demócratas, pero de modo involuntario, se están quitando la máscara.