Por: Aquiles Córdova Morán
|Hay quienes, de buena fe, se han dejado impresionar y confundir por las fantásticas cifras que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) asegura haber descubierto en las cuentas de varios “líderes antorchistas”, y se resisten a creer que todo se reduce a un linchamiento mediático, orquestado desde las altas esferas del poder, para liquidarnos como corriente política opositora. Para probar que tenemos razón, hoy recurro al testimonio irrecusable de la misma prensa que los orquestadores del plan están utilizando para ejecutarlo. Avanzaré cronológicamente.
19 de agosto de 2020. El columnista (¿en serio?) Carlos Gómez de retodiario.com encabezó su nota así: “Jugada maestra de Morena: hundir al PRI y a Antorcha para dejar solo al PAN”. En rigor, esto basta para mi objeto de aclarar la esencia de la cuestión. Sin embargo, no debo pecar de un laconismo que pudiera hacer dudar a más de uno. Sigue Gómez: “Morena juega con maestría rumbo al 2021 para ganar las elecciones federales y locales. No se puede entender de otra forma a nivel nacional el perverso juego político de la detención de Emilio Lozoya y sus «revelaciones» sobre sobornos a priistas y panistas…”. Carlos Gómez, pues, señala como un “perverso juego político” el manejo que el Gobierno federal está haciendo del caso Lozoya, y asegura que “Morena sabe que para evitar la alianza del PAN y PRI debe dinamitar cualquier posibilidad y los videoescándalos que ya empezaron –y que seguirán– son la mejor muestra.” ¿Alguna duda?
Y Gómez no inventa. Nadie se atrevería a hacerle eso al supremo poder, y menos en tiempos de la 4ªT. Después de lo dicho, uno esperaría una enérgica condena a semejante prostitución de la ley y del Estado de Derecho; pero Gómez, sin ruborizarse, afirma: “Lo que es extraño es que dentro de la estrategia se quiera incluir al gobernador poblano, Miguel Barbosa”. ¡Aquí está el busilis! La tarea de Gómez no es defender la ley sino lavarle la cara a Barbosa, bastante sucia con las denuncias de Lozoya. Ahora sabemos, además, la fuente de la información que maneja. Gómez es un peón mediático de Barbosa, y es en cumplimiento de ese papel que asegura que las acusaciones en contra de Antorcha son una “jugada maestra” para ganar en el 2021. Dice más: “Y el reciente congelamiento de las cuentas bancarias de líderes de Antorcha Campesina es el preámbulo a la detención de varios de ellos ante la corrupción, los delitos y toda la estela de ilegalidad que tiene ese sector”. Añade: “Antorcha Campesina es sinónimo de delincuencia y corrupción y solo basta revisar un poco para encontrar toda la porquería de la que está hecha esa mafiosa organización”. Gómez es, pues, un linchador profesional.
Linchar, dice el Pequeño Larousse (la definición de la Real Academia contiene una contradicción evidente), es ejecutar sumariamente, sin garantía jurídica ni procesal de ninguna clase, al supuesto transgresor. Y por extensión, maltratar la multitud a alguien. Linchar, pues, no exige revelar el contenido de una investigación en curso (aunque no son excluyentes) que por ley debe ser secreto; puede hacerse sin esa revelación porque su esencia es golpear, masacrar, despedazar a la víctima sin haber demostrado su culpabilidad. El linchamiento mediático persigue un doble propósito: provocar el rechazo y la condena del público contra el incriminado y quebrantar su entereza anímica, moral e intelectual hasta reducirlo a la parálisis total por miedo, como ocurre con el ciervo acorralado por la jauría. Para eso, el linchador debe emplear las injurias más sangrientas y degradantes, las acusaciones más vergonzosas e infamantes, las amenazas más brutales y temibles; necesita palabras que golpeen, hieran, quebranten y maten, como las pedradas de los antiguos lapidadores judíos. Eso es lo que hace Carlos Gómez con los Antorchistas. Su nota es un modelo clásico de linchamiento mediático y por eso me he detenido un poco más en él, lo que no podré hacer con los que siguen.
20 de agosto. Martín Hernández Alcántara cabeceó en La Jornada de Oriente: “Pemex quitó contratos a cuatro gasolineras antorchistas ante sospechas de huachicol”. La nota asegura: “En junio de 2017 PEMEX canceló definitivamente sus contratos con al menos cuatro gasolineras de Antorcha Campesina ubicadas en Tepexi, Libres y la capital de Puebla” porque “no pudo acreditar la procedencia del combustible que vendían…”. Esto es una mentira pura y simple. Antorcha no posee ninguna gasolinera en Libres, y la única suya que ha sido suspendida es la de Tepexi, acción que, por cierto, aún está sub judice. Además, como dice la nota, esto viene desde 2017, lo que prueba que se trata de un refrito, corregido y aumentado por Hernández, para lanzar su propia piedra contra los antorchistas.
“Las fuentes explicaron que cada estación tiene un control volumétrico que crea archivos de forma automática cada cuatro horas y cada 24 horas los transmite a PEMEX. Si la empresa no los recibe, al otro día envía un correo electrónico advirtiendo que el expendio no mandó archivo y debe enviarlo de inmediato”. ¡Exacto! Por tanto, Hernández debería aclarar, sobre esta base, la “sospecha” de que habla, ya que resulta imposible frente a una tecnología infalible que detecta el fraude en 24 horas. Y también por qué, en más de 20 meses de un Gobierno que lucha contra la corrupción, no han suspendido una sola gasolinera antorchista por robo probado de combustible. Acusa a “funcionarios” de pasados sexenios de darnos “trato privilegiado”; convierte en prueba de delito la compra de una gasolinera en Puebla en “años duros para el sector”; nos acusa de usar indebidamente “influencias” ante “las autoridades” para conseguir permisos de construcción, etc. Pura saliva y ninguna prueba creíble. Esto se llama linchamiento mediático.
21 de agosto. El diario “Cambio” publicó nota de David Meléndez: “Antorcha se despachó con la cuchara grande en Tecomatlán”. Meléndez se aplica en su texto a puntualizar las obras y los montos asignados a las mismas que el Ayuntamiento de Tecomatlán asignó a Acabados Arquitectónicos Frank, “ligada al líder antorchista Rodolfo de la Cruz Meléndez”. Para ilustrar el rigor demostrativo de Meléndez, cito esta perla: “La segunda parte de la Casa de la Cultura de Tecomatlán requirió de una inversión de 27 millones 542 mil 738 pesos, quedándose dentro de las arcas de la organización antorchista”. ¿En serio? ¿No se realizó la segunda etapa del inmueble o su calidad no justifica el monto asignado? Meléndez guarda absoluto silencio al respecto. Al final de la nota, tras enlistar obras grandes y pequeñas dentro y fuera de Tecomatlán y en un gráfico destacado en rojo y negro para llamar la atención, se repite el mismo juego de manos: total de los montos asignados a las obras: 176 millones 459 mil 532 pesos que, según el método demostrativo de Meléndez, se quedaron “dentro de las arcas” de Antorcha. ¿Y las obras? ¿No se hicieron o no costaron nada? Esto no es probar nada sino linchamiento mediático puro y simple. De paso aclaro que Rodolfo de la Cruz no tiene nada que ver con la empresa acusada y que todas las obras fueron debidamente licitadas.
26 de agosto. El portal qsnoticias.mx en la columna Letras (letrinas debería decir) de Juan Gabriel, dice en 3 balazos relativos al tema: “PRI le dice a Antorcha «a la hora que yo quiera te detengo»”; “Rijosa y mantenida organización vuelve a los brazos tricolores” y “Espantados por la UIF, líderes antorchistas botan al PAN”. Luego, el señor de las letrinas relata, en versión libre, la servil y diligente sumisión con que los líderes antorchistas acudieron a rendirse ante el gobierno y la presidenta del PRI mexiquenses, sugiriendo que con ello se confiesan tácitamente culpables y temerosos de ir a parar a la cárcel. ¡Pura basura! Pero voy al párrafo clave: “Vaya que las relaciones y acuerdos entre los que mandan en el Edomex y en la federación están en su mejor momento. La Cuarta Transformación y el temible Santiago Nieto aplacaron a Antorcha y lo volvieron a meter al redil priista”. ¿Acaso no está claro el cuento?
27 de agosto. Digitalmex.mx (redacción) dice: “Intrigas palaciegas cuentan sin rubor alguno que el regreso de Antorcha a las filas del PRI fue una jugada magistral de triple banda, como dirían los billaristas, orquestada desde Palacio Nacional”. El anuncio de que Antorcha salía del PRI para aliarse con el PAN, “generó preocupación a los altos mandos políticos, por lo que se ordenó a la Unidad de Inteligencia Financiera que revisara cuentas bancarias de Antorcha y encontraron mucho dinero allí, que difícilmente podría justificarse, por lo que fueron bloqueadas”. ¿Es gratuita la coincidencia en las historias?
28 de agosto. E-consulta.com publica en la columna de Antonio Madrid “El hijo de Mocorito vs. el hijo de doña Cuquita”: “No cabe duda, como al narcotráfico, cuando realmente se quiere eliminar una organización, del tipo que sea, hay que pegarle en el ala financiera. Y eso es lo que está haciendo el gobierno federal contra Antorcha Campesina, la organización familiar (una familia de más de dos millones de mexicanos, ACM) de Aquiles Córdova Morán”. Siguen los insultos, las acusaciones y las simples imputaciones infamantes como corresponde a linchadores profesionales.
Si tomamos las tres últimas notas y les sumamos la primera de Carlos Gómez, no queda duda de que la congelación de cuentas a “líderes antorchistas” y el linchamiento mediático en nuestra contra no obedecen al combate a la corrupción, sino a una maniobra electoral ordenada “desde Palacio Nacional”, tal como lo hemos sostenido desde un principio. Es decir, que tenemos razón al asegurar que somos víctimas de una encarnizada persecución política por el Gobierno de la 4ªT. Si esta maniobra fue pactada con el PRI, o no, no me toca a mí responderlo, aunque lo dicho por Alejandra del Moral y los famosos “brazos abiertos” del PRI de que se burla la prensa son verdades del dominio público. Pero su interpretación la dejo a los (malos) discípulos de Maquiavelo, especialistas en hozar en los lodos de la política. Repito que ninguno de los medios y columnistas citados es, ni de lejos, “crítico” de la 4ªT. Ni siquiera neutral. Todos son miembros de la falange mediática morenista y, por tanto, insospechables de calumniar al Gobierno al que sirven ni de inventar la trama oculta que relatan. Su testimonio, como dije, es irrecusable.
Pero la base de nuestra defensa es la falsedad de las acusaciones de la UIF. El Sol de Puebla, el diario más serio y de mayor circulación en el estado, publicó el 29 de agosto una columna de María de los Ángeles García cuya parte relativa se titula “Ni la UIF ni Antorcha presentan pruebas de sus dichos” y dice: “Aunque la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP ha dado un duro golpe a la organización Antorcha Campesina congelando las multimillonarias cuentas bancarias de ésta y de sus líderes principales (dice que son más de mil millones de pesos), aún no ha dado información suficiente sobre las pruebas, por lo menos incipientes, que demuestren que dichas cantidades son producto de actos ilícitos. De ahí que los dirigentes denuncien una y otra vez que se trata de una «persecución política» y que su millonario capital manejado y depositado en efectivo fue obtenido legalmente. No obstante, igual que su acusador, no presentan pruebas o dan una explicación convincente sobre cómo lograron acumular esa fortuna.”
Aplaudo el esfuerzo de objetividad y de equilibrio de doña María de los Ángeles y por eso aclaro, sin afán de polémica, primero: doña María reclama a la UIF no haber probado el origen ilícito de los más de mil millones de las cuentas congeladas. Esto implica que da por cierta esa cantidad. Pero justo lo que nosotros alegamos es que es falsa la cifra misma y no solo su origen ilícito. Y siendo falsa la cifra, no se nos puede pedir que demostremos su carácter lícito. Además, sí damos pruebas de nuestro dicho: la suma total de los saldos de las veinte cuentas congeladas es apenas de poco más de 27 millones de pesos. Nadie nos ha desmentido. La cifra estratosférica que maneja la UIF la obtuvo sumando los ingresos de un período de diez años (de 2010 a 2019) con la clara intención de abultar la cifra para impactar a la opinión pública y no para probar su dicho.
Sin embargo, son reales los negocios y las cuentas congeladas. ¿De dónde surgieron ambos? Respondemos: las cuentas, que en promedio arrojan un saldo de 1 millón y 350 mil pesos cada una, son el registro de las operaciones normales propias del negocio que representan. Y para sopesar correctamente nuestra versión sobre el origen de los negocios, hay que entender primero que no surgieron de golpe, todos juntos a la vez, sino que se fueron creando paso a paso, a lo largo de treinta años de actividad financiera del Antorchismo nacional. Ahora bien, el primero fue la pequeña (entonces y ahora) gasera “El Paraíso”, en la Sierra Norte de Puebla, una inversión muy modesta que fue posible financiar con las cuotas, las aportaciones voluntarias y la colecta pública de miles de antorchistas en todo el país. ¿Cómo lo demostramos? Con el testimonio de quienes participaron en la operación. Aunque muchos de ellos ya murieron y otros ya no están con nosotros, aún quedan vivos y actuantes varios cientos, miles quizá, de los fundadores de este primer negocio, y los podemos reunir y presentar ante quien los requiera como testigos. El resto son reinversión de utilidades básicamente, y las únicas inyecciones de capital nuevo fueron y son las colectas, cuotas y aportaciones de los antorchistas. Si alguien afirma que han recibido cientos o miles de millones de pesos de origen turbio, lo tiene que demostrar con pruebas documentales, escritas o grabadas, que es lo que no hace, ni puede hacer, la UIF. Pero es claro que, a quienes les han encargado hallar pruebas en nuestra contra a como dé lugar, estas verdades obvias y elementales solo les provocarán una sonrisa de burla, que no es lo mismo que refutarlas.