ESTENTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
| Ya son más de 700 mil contagios y más de 73 mil muertes por Covid-19 y el gobierno de México sigue cruzado de brazos, en espera que alguna vacuna llegue rápidamente o con la esperanza, imposible, que a la gente se le olvide que el culpable de esa catástrofe pandémica es el gobierno federal, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Sin un plan para controlar la pandemia y sin un plan económico para afrontar la dura crisis que se vislumbra vamos como cerditos al matadero. Sin embargo, los culpables no son solamente quienes arrastraron el lápiz para entregar un presupuesto a modo, a capricho, a orden de un verdadero estratega político que quiera salvar a su país, sino de un “jefe” guiado por su instinto, pero un instante soberbio y de total falta de oficio para ser un gobernante eficaz.
En sumisión viven –algunos- en Palacio Nacional, otros pelean y contradicen al Presidente, pero estos se van porque no existe “tal transformación”. Para ejemplos sobran, pero uno de ellos es el Doctor Carlos Urzúa, exsecretario de Hacienda, otro secretario y dos subsecretarios; pero la cifra ya es de al menos 15 personajes que tienen que abandonar el barco morenista que sigue hundiéndose y arrastra al país entero.
Se ha dicho que el gobierno no buscará contraer deudas en el exterior como en gobiernos pasados y para eso ha implementado políticas de austeridad en distintas dependencias de gobierno. Sin embargo, esas políticas no benefician y sí han causado un incremento en la pobreza, que en los hospitales falten medicamentos, que mueran cientos de niños y adultos con cáncer, que no haya apoyos para ningún sector de la población, que no haya obras, eso y mucho más. No hay ahorros y no hay dinero en las arcas del gobierno, los “guardaditos” se acabaron ya hace rato.
La autoestima presidencial no se ha acabado y el ridículo tampoco. Hoy, López Obrador en su mensaje ante los líderes del mundo por el 75 aniversario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) «presumió» (sic) que México “avanza a pasos de gigante hacia la 4a transformación” con una formula única que ha permitido salir de la crisis económica y sanitaria al país. En pocas palabras, fue una mañanera ante los más altos líderes del mundo, con los mismos temas, las mismas excusas, lo mismo de lo mismo.
Ahí no hubo hubo mención de un plan estratégico, sólo palabrería del ridículo y totalmente fuera de la realidad. También, destacó su «famosa lucha» anticorrupción, austeridad y la rifa del avión presidencial, que terminó ofertándolo en una asamblea que debía servir para la cooperación mundial para dar soluciones ante la pandemia por Coronavirus. El Presidente no estuvo a la altura de un verdadero líder, fue la estampa de un payaso y un arlequín gubernamental.
Es alarmante que AMLO haya hablado así y sin la mayor precaución o respeto para todos los mexicanos. En estos momentos en que México requiere un sistema de cooperación amplio para rescatar la economía NO es momento de hablar de sueños o de echar demagogia al mundo. Hay que afrontar la realidad con cabeza dura, hay que aceptarla para poder corregirla; pero López Obrador, está muy lejos de esto.
En otro punto, el Presidente desechó hace unas semanas la propuesta del Consejo Coordinador Empresarial de que el gobierno contrate deuda para enfrentar los efectos de la crisis sanitaria en la economía. «Que ni lo sueñen», respondió a los empresarios.
Pero… La 4T ya ha incrementado la deuda de México con el préstamo de 19 mil 407 millones de dólares en un lapso de 4 meses de este 2020, a través de la emisión de bonos de deuda en el mercado de capitales y en menor medida con organismos financieros internacionales, la mayor deuda desde 2019. Incluso, rebasando el techo de deuda aprobado por el Congreso de la Unión para este año, el cual asciende a cinco mil 300 millones de dólares. AMLO y su gobierno violan las leyes, pero le mienten a los mexicanos.
El gobierno federal se ha endeudado, pero no para salvar la economía, sino para salvar a Pemex, a sus proyectos emblema y programas sociales electoreros. En salud no hay resultados, en educación tampoco, entonces, ¿en dónde está ese dinero que han solicitado?
No que no serían lo mismo. ¿Por qué, si son más austeros, ahora hay más robos que antes y se carece de todo? Los primeros que sufrirán la crisis por la pandemia son los pobres, los primeros salvados son los proyectos emblema. Fuera máscaras, otra vez. Por el momento, querido lector, es todo.